Era una final y se jugó como tal. Tras el empate de Quilmes y Almirante Brown, San Martín sabía que necesitaba ganar para depender de sí mismo en el cierre del certamen. Y así fue, con más empuje y amor propio que con una idea clara de juego, que logró torcer la historia frente a Agropecuario y sobre el final -otra vez- se impuso por 1 a 0 para que explote La Ciudadela.
El resultado lo ubica en lo más alto de la tabla de la zona A, en igualdad de puntos con Almirante, pero con una abrumadora diferencia de gol a favor del Santo (18 San Martín sobre 9 de Brown). Por debajo asoma inmediatamente Quilmes, con un punto menos, y rival del conjunto tucumano en la próxima fecha, la anteúltima de la fase zonal.
Durante el desarrollo del partido el Santo fue siempre protagonista y nunca dejó de buscar el gol. La primera jugada clara la tuvo a través de Leandro Vella, que sacó un disparo desde afuera del área que fue contenido con mucho esfuerzo por el arquero Darío Sand.
Después de esa jugada, San Martín mantuvo la posesión de la pelota, pero no preocupó demasiado al sojero, de hecho, le costó hacer pie en el área del visitante. Un punto y aparte fue el remate de Lucas Cano, cuando pasada la media hora de juego, quedó mano a mano con el arquero pero la tiró apenas desviada rozando el segundo palo.
En el segundo tiempo, el sojero arrancó mejor, sobre todo por el trabajo de Emanuel Dening y de Alejandro Melo, quienes incomodaron a la defensa del Santo tucumano. A medida que avanzó el complemento, el partido se volvió cada vez más chato, reservándose las emociones para el final.
A medida que pasaban los minutos, el Santo se mostraba cada vez más nervioso, errando pases increíbles y dejando espacios atrás que el sojero nunca pudo terminar de aprovechar.
A los 34 minutos de la segunda mitad se paralizaron los corazones cirujas: Dening la recibió solo frente a Ignacio Arce tras un furcio de Pellerano y el pecho del arquero ciruja le dijo que no al delantero sojero para que todos vuelvan a respirar en Ciudadela.
Y cuando parecía que el encuentro terminaba en empate, llegó el grito de desahogo. Matías Ballini, que ingresó en la segunda parte, encontró un balón en el área chica tras un córner y cabeceó a la red para algarabía de todo el pueblo ciruja.
El final terminó con polémica y muy picado. En la última jugada, Agropecuario tuvo al empate tras un cabezazo de Federico Rosso, pero el árbitro Leandro Rey Hilfer lo anuló por una falta sobre un defensor tucumano, provocando el enojo de todo el equipo visitante.
San Martín sumó tres puntos de oro que le permitieron llegar a lo más alto de la tabla de posiciones con 56 unidades. Quedan dos duelos cruciales en el camino, verdaderas finales frente a Quilmes y Tigre, rivales directo en búsqueda del ascenso. Pero el Santo llega con la tranquilidad de saber que depende de sí mismo y que la buena fortuna le dio un guiño en los últimos partidos.
