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San Martín superó a Sarmiento y tiene todo bajo control

Con mucha solidez y aprovechando al máximo cada chance, el “Santo” sigue a pie firme.

VENGA ESE ABRAZO. Luciano Pons intenta abrazar a Emiliano Purita que acaba de convertir el 2-0. El volante recibió en el borde del área y definió con clase para cerrar el triunfo sobre Sarmiento. la gaceta / foto de Héctor Peralta
Descacharreo

En el fútbol actual la pelota parada es un recurso que nadie puede pasar por alto. Los que intentan argumentar que está sobrevalorado, deberían ver la repetición del primer tiempo jugado anoche en La Ciudadela. O al menos un resumen.

Porque cuando el fútbol no aparece o cuando los caminos comienzan a cerrarse para un equipo, es esa la llave para sacar adelante cualquier partido “chivo”. Y anoche parecía que a San Martín se le iba a hacer cuesta arriba vencer el arco de Manuel Vicentini. Hasta que apareció ese bendito córner, el único que tuvo el “Santo” en todo el juego.

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El gol de Pier Barrios (gran salto para conectar un centro perfecto de Claudio Mosca), cuando la primera parte parecía destinada a terminar en parda, es una muestra clara de lo vital que resulta trabajar las jugadas de balón detenido. El lateral aprovechó un par de “cortinas” de sus compañeros para aparecer sólo por el segundo palo y marcar el 1-0.

Ese gol cambió el desarrollo del juego. Hasta ahí, el equipo dirigido por Favio Orsi y Sergio Gómez parecía seguir en “modo Campana”. No se encontraba a sí mismo, estaba errático con el balón en los pies y ese fútbol que supo desplegar el año pasado no aparecía ni a cuenta gotas.

SEPARA

Para colmo, Sarmiento era fiel a su estilo y, mostrándose ordenado y sin apuros, le complicaba la vida al “Santo”; ganándole las espaldas a Mauro Bellone y a Mosca y apuntando a coparle la parada a Juan Mercier. Pero con la ventaja en el bolsillo, el juego dio un vuelco de 180 grados.

En el complemento, la visita salió a la cancha con la obligación de dar vuelta el resultado para no perder el segundo lugar de la zona ni alejarse demasiado de San Martín. Y ahí, pese a seguir sin su juego fino, el local se acomodó bien de mitad de cancha hacia atrás y apostó a lastimar con algún contragolpe.

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Si algo hay que destacar de este San Martín es su manera de adaptarse a cada partido. No es algo nuevo, lo viene haciendo bastante seguido en este campeonato. Y anoche volvió a desplegar en cancha esa virtud que por ahora lo hace diferente al resto de los equipos.

No jugó lindo, pero metió, corrió y mostró esa intensidad que tanto pide la dupla. Y, por sobre todas las cosas, además ahora aprendió de sus errores.

A diferencia del partido contra Almagro en fechas pasadas, esta vez San Martín entendió que cuando la ventaja está de su lado debe bajar los decibeles y no exponerse tanto en defensa, menos ante un equipo que tiene buenas individualidades y poder de fuego en los últimos metros.

Pasó dos sobresaltos en defensa, resueltas con dos tapadas geniales de Ignacio Arce. Primero le sacó un remate genial de Claudio Pombo que iba derecho a colarse en su ángulo superior derecho, y después mostró unos reflejos mágicos para sacar al córner un cabezazo letal de Wilfredo Olivera.

Así llegó con más holgura a los minutos finales, en los que tuvo la chance de sentenciar el juego gracias a una buena definición de Emiliano Purita.

La victoria le da otro aire a San Martín. Si el triunfo de Defensores de Belgrano en Rafaela había generado cierta presión, justo en la antesala de un duelo importantísimo, el triunfo de ayer devuelve la tranquilidad e inyecta más confianza de cara a las 12 “finales” que le quedan por delante en este torneo.

Porque todos los recursos son válidos en el fútbol moderno, y San Martín demostró que tiene virtudes, que sabe lo que quiere y que hace hasta lo imposible por seguir alimentando la llama de una ilusión que cada día es más grande en Bolívar y Pellegrini.

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