Santiago Cafiero, en la entrevista con Clarín.
-El Gobierno había tenido una posición tibia ante las amenazas de Vladimir Putin y con el inicio de los ataques a Ucrania se endureció un poco. Pero luego en la OEA y en la ONU la Argentina evitó condenar la invasión. ¿Por qué esa posición errática?
-La misma mañana del 24 de febrero, la Argentina pronunció su firme rechazo al uso de la fuerza armada e hizo un llamado a la Federación Rusa a cesar las acciones militares en Ucrania. Previo a eso, nuestro país, y esta Cancillería en particular, venía siguiendo con preocupación la situación generada en Ucrania y venía también pronunciándose sobre el tema. Lo hizo antes, el 23 de febrero, llamando a desescalar el conflicto y actuar con prudencia para evitar enfrentamientos, muertes y promover la paz. Tanto en los comunicados de Cancillería como en nuestra posición en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El propio presidente de la Nación lamentó la escalada bélica y puntualizó que el diálogo y respeto a la soberanía de integridad territorial, la seguridad de los Estados y a los derechos humanos garantizan soluciones justas y duraderas a los conflictos. También hizo un llamamiento a todas las partes a no usar la fuerza militar pidiendo a la Federación Rusa a poner fin a las acciones emprendidas.
-Pero no lo hicieron en las organizaciones internacionales.
-Los pronunciamientos sobre política exterior no perciben temperaturas, sino que se hacen sobre acontecimientos, sobre hechos. Porque deben ser racionales, no emocionales. La posición argentina es consistente y se basa en el derecho internacional y en los principios de la Carta de Naciones Unidas. En la Organización de Estados Americanos ratificamos nuestra posición. De hecho, se leyó el comunicado. Consideramos que era un comunicado lo que se estaba planteando en la OEA (era una declaración). Y que revestía un carácter secundario, teniendo en cuenta que ya el país había fijado su postura, esto lo pensamos nosotros y muchos países. No veíamos en qué contribuye a desescalar el conflicto y conseguir la paz, ya que es un foro que no tiene ninguna injerencia en el tema. Con respecto a la invasión, honestamente, llegado este momento y este grado de crudeza, creo que hay que moverse con mayor sensibilidad y empatía. ¿Qué es lo que importa? Hay que evitar la guerra, evitar muertes y salvar vidas.
-¿Cristina Kirchner está detrás de la posición del gobierno de Alberto Fernández, que evita condenar duramente a Rusia y a Putin?
-Me pide una opinión política y no voy evadirla. Ese es un cuadro donde Cristina es la mala y Alberto el que recibe órdenes. Cansa, no solo porque es falso, sino porque es ridículo. Sirve para el barro de la política, para el barro de la oposición de algunos periodistas. Mientras algunos frivolizan el padecimiento y solo posan para una foto o escriben un tuit y después se desentienden del tema, la Cancillería argentina, el Gobierno entero, sí, todo el Gobierno, este gobierno peronista, trabaja para sacar a los argentinos que están en la zona de conflicto. Y en los foros, nosotros abandonamos las cuestiones posturales, abandonamos esas voces. Somos constructivos a la hora de buscar que se desescale el conflicto y se logre la paz. Ese es nuestro objetivo.
-¿Lo que hizo Rusia es o no es una invasión para el Gobierno?
-La Argentina va a seguir llamando a desescalar el conflicto, a encontrar una solución diplomática y a que se retorne a una mesa de diálogo que respete los acuerdos. Claramente se está violando el principio de integridad territorial, por eso Argentina reclama que la Federación Rusa cese su accionar militar en Ucrania. Dejar sujeto todo a sí es una invasión o no, cuando es evidente el avance en territorio ajeno, es secundario. Detengamos la guerra y salvemos vidas, eso es lo importante.
-¿Pero cómo se explica esa posición si a principios de este mismo mes quedó sellada la alianza con Rusia con la visita del Presidente Fernández a Putin en medio del conflicto?
-A ver, el único alineamiento que tiene el Gobierno, el único alineamiento que tiene la Argentina, es con los intereses de los argentinos y las argentinas. La Argentina sigue con especial atención este caso y con mucha preocupación el desarrollo de los hechos, y se van evaluando las circunstancias a medida que tienen lugar los pronunciamientos, además de que en ellos reafirmamos los principios tradicionales de la política exterior argentina, siempre se van adecuando a los desarrollos en la situación, no sobre hipótesis sino sobre hechos, obviamente.
-¿Argentina adoptaría sanciones contra Rusia o no?
-Argentina promueve el diálogo como mecanismo para resolver conflictos, no la fuerza, bajo el pleno respeto del derecho internacional, la soberanía de los Estados, la integridad territorial y la solución pacífica de las controversias y el pleno respeto por los derechos humanos. Esos son los principios que sostenemos. Y ratificamos también que el objetivo impostergable es el de preservar la vida, por eso llamamos a la prudencia de todas las partes involucradas para garantizar la paz y la seguridad integral de todas las naciones.
-¿Estados Unidos les ha pedido una posición determinada en esta guerra?
-No. Nosotros tenemos organismos y tenemos instancias multilaterales donde hay debates y ahora cuestiones relacionadas a Ucrania, naturalmente. Digo en Naciones Unidas, por ejemplo. Yo estoy viajando ahora a Ginebra a iniciar la 49 sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas el lunes y este tema va a estar impulsado por muchos países, seguramente por Estados Unidos también, para que se le dé tratamiento. Naturalmente que la Argentina lo propone y lo que propone siempre es tener instancias de diálogo, de diálogo constructivo, y que se busque resolver las controversias a partir del debate franco de ideas. No hubo un requerimiento a la Cancillería. Si hay organismos en donde se debaten estos temas, sí.
-Hay una contradicción del Gobierno frente a la cuestión de la integridad territorial: que se le permita a Rusia violar esa integridad contra Ucrania y se le reclama al Reino Unido que no lo haga en las Malvinas.
-No es para nada contradictorio. Tenemos una parte de nuestro territorio que está usurpado por el Reino Unido ya hace tiempo, y después encima hubo un conflicto bélico. Hace más de 180 años que parte de nuestro territorio fue usurpado por Gran Bretaña. La Argentina tuvo siempre búsquedas diplomáticas de soluciones sobre cómo resolver esa disputa territorial. Así como Argentina se aferra a esa idea de que tenemos un mecanismo para resolver esta disputa de integridad territorial, avalada por Naciones Unidas, otros países tienen otras, han logrado otras instancias u otros acuerdos. Lo que la Argentina dice es: nosotros tenemos nuestro propio mecanismo para resolver nuestra integridad territorial, otros países también tienen sus mecanismos para resolver la integridad territorial. Entonces es consecuente con la posición Argentina plantear que el principio nuestro de integridad territorial nosotros ya lo tenemos. Ucrania tiene los acuerdos de Minsk para trabajar sobre la cuestión territorial y logra un acuerdo, bueno o malo, pero avalado por Naciones Unidas y por la comunidad internacional.
-¿Hace alguna autocrítica del viaje del Presidente en el momento en que lo hizo y sobre lo que dijo en Moscú? Ante Putin dijo que había que cortar la dependencia de EE.UU. y del FMI y despues relativizó el apoyo de EE.UU. en el FMI, lo que molestó en Washington.
-El Presidente tuvo la posibilidad de hablar de todos los temas con el presidente Putin, de plantear cuál era su mirada. También fue consultado sobre su mirada sobre Latinoamérica, y honestamente, insisto con esto, el Presidente lo que fue a plantear es cómo se relanzan las relaciones con Rusia. Cómo se relanzan las relaciones económicas, comerciales con Rusia, y eso es lo que fue a hacer y eso es lo que está en vías de poder ir creciendo. Eso son inversiones de capitales rusos en nuestro país. Eso es intercambio de bienes y servicios.
-Bueno, pero se opuso a quien lo tiene que ayudar ahora, que es Estados Unidos.
-No, porque, honestamente, me parece que se sobredimensionó, me parece también que el Presidente lo que planteó es realmente las necesidades de la Argentina y dónde está parada la Argentina hoy. Argentina hoy tiene una dependencia producto del brutal endeudamiento que nos dejó Macri, una dependencia financiera con el Fondo Monetario Internacional. Dentro de esa dependencia financiera, claro, la silla que más pesa es la silla de Estados Unidos. En busca de diversificar esa dependencia financiera, digamos, para mejorar las perspectivas económicas del país. Ese fue el planteo que hizo el Presidente, no fue ofensivo hacia nadie.
-¿Se va de boca el Presidente a veces?
-No, para nada, el Presidente es muy prudente y lo que sí, tiene convicciones firmes y las plantea, y lo que uno no puede achacarle seguramente es que tenga doble discurso. El Presidente está en defensa de los intereses de los argentinos, en defensa de la producción nacional, en defensa para ver cómo continuamos con esta recuperación económica va a hacer lo que tenga que hacer. En ese sentido es franco, si puede avanzar en acuerdos con China avanza en acuerdos con China. Si puede avanzar en acuerdos con Rusia avanza en acuerdos con Rusia, si debe avanzar en acuerdos con Brasil lo hace, con Uruguay, con Chile, con Estados Unidos.
-Visto en perspectiva y con tantos desacuerdos ¿cómo fue su encuentro con el secretario de Estado Anthony Blinken, en Washington?
-La reunión fue muy buena. Yo no podría decir otra cosa. El fue honesto, yo fui honesto. Se plantearon los temas, temas que le importan a la Argentina. Tuvimos la oportunidad de plantear cuáles eran las necesidades que tenía la Argentina, y yo fui muy honesto porque era el tiempo que tenía y la reunión que tenía y era para eso y fuimos a pedir el apoyo político de Estados Unidos para tener un acuerdo con el FMI.
-¿Y qué le dijeron?
-Que nos apoyaban firmemente. La Argentina no fue a pedir arbitrariamente que se la ayude, la Argentina fue a plantear, lo que fue a hacer fue un planteo soberano, si Washington tuvo que ver con el otorgamiento del crédito y con esta situación de crisis de deuda que tiene la Argentina, la respuesta no puede ser ni la negación ni la indiferencia. Tiene que haber un compromiso para resolver este tema y ahí es cuando se nos contesta que se va a apoyar firmemente la resolución.
-¿Pero entonces por qué no se llega a un acuerdo? ¿Cristina apoya o no apoya?
-Mire, yo le diría que el Frente de Todos, en su gran mayoría, va a acompañar.
-El cristinismo se resiste a los ajustes.
-Yo no estoy con el conteo de los votos precisos. Sí lo que creo es que el Frente en su conjunto acompañó la negociación y creo que es importante que todos los compañeros y compañeras se saquen todas las dudas posibles en este tiempo y que finalmente terminen apoyando un acuerdo, que es el acuerdo posible, que no es un acuerdo deseable. Nadie hubiera querido tener al Fondo Monetario Internacional, que es el gran cepo al desarrollo que Macri le dejó como legado a los argentinos y argentinas pero que lo tenemos que resolver. Somos un gobierno peronista que no podemos mirar para otro lado. Tenemos que resolver los problemas y sabíamos de antemano que era un problema muy importante, la crisis de deuda, a la que se le sumó la crisis de la pandemia.
– – –
Nieto del patriarca Antonio Cafiero y ahora en el corazón del albertismo
-¿Por qué es que el Instituto Patria no lo quiere?
-No sé si no me quieren
-No lo quieren. Tampoco lo quiere La Cámpora.
-¿Le parece? Yo me llevo muy bien con todos los compañeros y compañeras.
Así contesta Santiago Cafiero, hoy en su piel de canciller, y muestra ese costado componedor que tiene siempre y que lo ayuda a sobrevivir ante la que fue su falta de experiencia para asumir cargos de altísima responsabilidad nacional que le entregó Alberto Fernandez al llegar a la presidencia en diciembre de 2019.
Cafiero fue el primer jefe de Gabinete de Fernández. Tenia entonces 40 años, y el Presidente debió “entregarlo” tras la paliza de las primarias legislativas del año pasado. Entonces, la jefa de la coalición de Gobierno, Cristina Kirchner pidió su cabeza. Acusaba al nieto del emblemático ministro de Comercio de Juan Domingo Perón y gobernador bonaerense, Antonio Cafiero, de integrar la legión de “funcionarios que no funcionan”.
Cafiero, que empezó a militar con los curas villeros en su natal San Isidro, en el peronismo tradicional y no en La Cámpora, tiene un profundo apego a los valores católicos. Es ambicioso y aplicado y al final de cada día tiene una sonrisa para decir: he sido jefe de Gabinete a los 40 y soy canciller a los 43. Reemplazó con poca diplomacia a Felipe Solá, hoy fuera del Gobierno.
Sin altanería, sabe que es uno de los hombres de mayor confianza de Alberto Fernandez: albertismo puro. Y aunque niega tambien el mote de que sigue siendo “jefe de Gabinete part time”, gran parte de la semana se la pasa yendo y viniendo a la Rosada. Cuida las espaldas del Presidente con un reducido círculo.
“Internas son las de Juntos por el Cambio. Ello se espiaban… nosotros tenemos diferentes opiniones, podemos pelearnos, con diferentes opiniones, pero son todas opiniones políticas…”, dice.
El canciller es hijo de Juan Pablo Cafiero, ministro de Desarrollo Social de la Alianza de Fernando de la Rúa y embajador del kirchnerismo ante el Vaticano. Tiene nueve tíos y, siendo uno de los cuarenta nietos que tuvo Antonio Cafiero, es uno de los mas parecidos al patriarca. Por lo tanto, hablar de él, es hablar también de los suspiros que genera en las mujeres por su facha y sus ojos turquesa.
Casado con Josefina Chávez, con quien tiene cuatro hijos, se concentra en contar su aún breve pero ascendente experiencia política.
Tuvo distintos cargos en el gobierno bonaerense del hoy embajador en Brasil Daniel Scioli. Acompañó en 2017 la candidatura de Florencio Randazzo a senador. Fue entonces cuando conoció a Alberto Fernandez, a quien empujó siendo lider del Grupo Callao -politicos y economistas- a que volviera al kirchnerismo. Hicieron “buen negocio”, dice.
Hoy dirá sobre el futuro de su jefe en 2023: “Si las metas se cumplen, y estamos en el camino adecuado, yo creo que el Presidente debería ir por la reelección… Pero cumpliendo estas metas, eh.”
ITINERARIO
Santiago Andrés Cafiero. Nació en San Isidro en 1979. Es ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto desde el 20 de septiembre de 2021. Fue jefe de Gabinete de ministros de la Nación Argentina desde 2019 a 2021. Es hijo de Juan Pablo Cafiero, ministro de Desarrollo Social del gobierno de Fernando de la Rúa, y nieto del histórico dirigente de peronismo, Antonio Cafiero. Se licenció en Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Comenzó su militancia en la Juventud Peronista y en tareas sociales en los comedores la villa de La Cava. Trabajó en un estudio jurídico y en un banco privado. En 2007 entró a la gobernación de Daniel Scioli como asesor en la subsecretaría de Asuntos Municipales. Fue concejal en 2009 y director provincial de Industria; subsecretario de Industria, Comercio y Minería; viceministro de Desarrollo Social y subsecretario de Políticas Sociales y subsecretario de Modernización provincial. En 2015 abrió una librería en San Isidro -que ya cerró- y la editorial Punto de Encuentro, que sigue abierta y comparte con otros socios. Está casado con Josefina Chávez, con quien tiene tres hijos y una hija.
AL TOQUE
Un proyecto: Modelo argentino para el proyecto nacional
Un líder: Perón
Un prócer: Rosas
Una comida: Asado
Una bebida: Vino
Una sociedad: La nuestra
Un recuerdo: Caravana de la renovación peronista con mi abuelo en el cafieromovil
Un placer: Jugar al fútbol
Un sueño: Que haya paz.
Una pelicula: Héroes
Una serie: Seinfeld
Un libro: El origen de la tristeza
Un desafío: Militar hasta realizar la revolución en paz que soñaron Evita y Perón