Estaba claro que no se podía pretender en Tucumán que la otra pandemia, la de la inseguridad, no sea todavía más impiadosa contra la sociedad cuando hasta los policías son víctimas de los delincuentes. Oficiales que son desarmados y despojados de sus armas, otros que son asaltados de forma tan vulnerable como un ciudadano de a pie, son claros ejemplos de que si nuestros supuestos cuidadores son blanco fácil de los malhechores, estamos perdidos.
Este 2020 será verdaderamente un año negro para las fuerzas de seguridad que, cuando no formaron parte de la represión como en la tortura, asesinato y posterior desaparición de los restos de Luis Espinoza, fueron víctimas mortales de delincuentes que, en algunos casos, hasta eran menores de edad. Tal fue el caso de aquél oficial que fue asesinado a sangre fría por adolescentes cuyos padres integran bandas dedicadas al narcotráfico.
Justamente, en este medio dimos cuenta de cómo recién a fines de la semana pasada, la policía recién pudo capturar a dos jóvenes que formaban una banda de asaltantes que robaban en Villa 9 de Julio armados hasta los dientes y hasta con 14 años de edad en algunos de sus integrantes. El Estado estaba al tanto de esto, pero no fue hasta que se viralizó en las redes sociales un video de un tal “Pequeño” cargando armas de fuego que decidió actuar.
Incluso, la misma policía admitió que el decomiso de marihuana y cocaína encontrados en una casa del barrio 24 de Septiembre fue un hecho fortuito, luego de que se terminara conectando el caso con un robo en Barrio Norte hace algunas semanas. Justamente, es la propia policía la que no puede garantizar la seguridad, en uno de los sitios más caros de toda la provincia para vivir, la que casi de casualidad se topó con droga valuada en millones de pesos.
Y en el marco de las ventas cercanas a las fiestas de fin de año es que los comerciantes comienzan a sudar la gota gorda y no precisamente por el calor propio de esta época. No en vano, la preocupación de los empresarios llevó a que reclamaran a la mismísima policía mayor seguridad en el propio microcentro. Esta realidad da cuenta de cuánta mayor inseguridad existe en la periferia de la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Hoy comienza el mes más complicado de un año marcado por el coronavirus y la profundización de la crisis económica, la inflación y el desempleo. Un combo mortal por donde se lo mire, en un país empobrecido, en el cual casi la mitad de sus habitantes apenas puede subsistir. Es en ese marco que los temores ante posibles hechos delictivos como los saqueos, enturbien todavía más un 2020 para el olvido.
Antes, la policía no podía cuidar a la población, ahora, ni siquiera es capaz de protegerse a sí misma. Menudo inconveniente para una sociedad cada vez más adepta a resolver las cosas con sus propios medios, por medio de la mal llamada justicia por mano propia. Mientras tanto, el ministro de Seguridad, Claudio Maley, sigue en su puesto de forma tan firme, como incomprensible es el hecho de la continuidad en su cargo sea el premio a su ineficiencia.