Mientras, el kirchnerismo amenaza con acompañar propuestas de cambio de Martín Lousteau que si consiguen imponerse complicarían el tratamiento del proyecto en su vuelta a Diputados.
El dictamen salió -tras una intervención de urgencia del jefe de Gabinete, Guillermo Francos- con las firmas justas y más disidencias que acompañamientos plenos.
Si bien para la votación general cuentan con un piso de 37 o 38 votos, en lo particular es donde el panorama se ensombrece para el Gobierno. Sobre todo en el tratamiento de las facultades delegadas, las privatizaciones, y el Impuesto a las Ganancias.
“¿En serio van a darle delegaciones a un tipo que dice que es un topo que va a destruir el Estado desde adentro?”, salieron a presionar desde Unión por la Patria, que tiene un grupo de 33 legisladores conducidos por José Mayans.
Los artículos se aprueban por mayoría simple. Si estuvieran todos los senadores sentados, al kirchnerismo le alcanza con que cuatro legisladores más los acompañen en el rechazo para voltear esa parte del proyecto. Y es sabido que hay radicales, como el fueguino Pablo Blanco, que de entrada afirmó que no avalaría el otorgamiento de las facultades delegadas al Poder Ejecutivo, y lo mismo adelantaron otros senadores de bancadas de partidos provinciales.
En el rubro de las privatizaciones, las empresas que generan la discusión son tres: Aerolíneas Argentinas, el Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina, que abarca la Televisión Pública y Radio Nacional. Los senadores se encargaron de insistir en que son servicios esenciales para la comunicación e interconexión, sobre todo para los lugares más recónditos del país.
Pero el oficialismo no aceptó, por ahora, poner esas empresas en un artículo aparte para evitar que si se cae el artículo que habilita su privatización, arrastren también a las otras seis empresas -entre ellas Aysa, el Correo Argentino y el Ferrocarril Belgrano Cargas- que figuran en el mismo listado.
La reforma del Impuesto a las Ganancias, por su parte, enfrenta un fuerte rechazo y, a pesar de que se reincorporó un 22 % de diferencial en el mínimo no imponible para los trabajadores de zonas desfavorables, los patagónicos no garantizan su apoyo.
En votaciones tan finitas, serán decisivas las abstenciones y ausencias de los senadores.
En La Libertad Avanza no quieren ceder más cambios y aceptan correr el riesgo de que alguno de los artículos se caiga. Confían en que un eventual rechazo a algún artículo no alcanzará los dos tercios (48 votos) de la Cámara. Si eso sucede, cuando el proyecto vuelva a Diputados para su ratificación, allí podrán insistir con la escritura original con la mayoría simple que ya tuvieron en esa cámara y reincorporar así los puntos caídos. En cambio, si el Senado hace algún cambio con el voto de dos tercios de los senadores, los diputados tendrán que conseguir una mayoría equivalente para poder insistir e imponerse.
“Las modificaciones en general, por lo que escuché, creo que son buenas. Pero quiero que las voten y que vengan”, aseguró Martín Menem, quien no descartó que el proyecto vuelva sin un artículo o “una modificación con la que por ahí no se esté de acuerdo”.
El Ejecutivo ya está trabajando en eso. El vicejefe de Gabinete, José Rolandi, se reunió esta semana con el diputado Miguel Ángel Pichetto, que conduce Hacemos Coalición Federal, una bancada determinante para la suerte de la Ley.
“Repasamos las modificaciones y propuestas del Senado. En su gran mayoría razonables, le reiteré el compromiso del bloque en ayudar a que la ley tengan un tratamiento rápido y eficaz y la podamos votar antes del mes de julio”, dijo Pichetto.
Sin embargo, desde otras bancadas dialoguistas ya advierten que tal vez no sea tan fácil insistir con la escritura original. “Hay cosas que a los diputados se le pasaron, pero si nosotros logramos mejorarlas les va a resultar muy difícil oponerse”, señala un senador radical de peso. Tampoco está del todo claro, porque no hay suficientes antecedentes, de cómo se hará la votación para aceptar o rechazar los cambios.
Atento a esto, Unión por la Patria reacomoda su estrategia. Votar en contra de la norma en general no está en duda, pero saben que es imposible voltearla, por eso están ideando un plan B para la votación en particular: analizan acompañar cambios propuestos en el dictamen que presentó Martín Lousteau este viernes.
“Nosotros podemos cambiar artículos y lo estamos conversando”, aseguró una alta fuente del bloque K.
Lousteau propone, por ejemplo, que para las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas y el Correo Argentino el Ejecutivo debe mandar una ley aparte con el plan de privatización, en el cual debe garantizar las interconexiones aerocomerciales y el servicio postal a precio a razonable en todo el país.
Una versión más parecida a las privatizaciones “ley por ley” que habían pedido, sin éxito, en la oposición dialoguista de Diputados. Si el Senado, con apoyo de UP, logra modificarlo, ¿darían marcha atrás los dialoguistas? De mínima, quedarían en un aprieto. Sobre todo en el radicalismo. Porque quien está proponiendo esos cambios no es cualquier senador: es el presidente de la UCR. El kirchnerismo está dispuesto a aprovechar esa interna a cielo abierto.
Lo mismo podría pasar si llegan a aprobar un piso más alto en Ganancias con actualización trimestral. Pero no solo eso. El dictamen de Lousteau incorpora en el proyecto la recomposición jubilatoria que acaba de tener media sanción, con aval de la UCR, en Diputados.
El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) es otro articulado que el oficialismo deberá sortear con cuidado.
El primer desafío para la vicepresidenta Victoria Villarruel será la reunión de labor parlamentaria de este lunes. Ahí el oficialismo buscará, en acuerdo con los jefes de bloque aliados, garantizar un inicio de sesión ordenado. Sobre todo, por el pedido de interpelación a la ministra Sandra Pettovello con el que presionará la bancada de UP. /Clarín