Luego del dato inflacionario del mes de junio, que significó un aumento en relación a los dos meses anteriores, los analistas económicos se preguntan si es posible que la inflación se acelere en lo que queda del año. En ese sentido, hay una coincidencia generalizada acerca de qué factores pueden intervenir en un posible calentamiento en la suba generalizada de precios que se espera puede tener lugar en el transcurso del segundo semestre del 2020.
El primer factor que incide en la inflación argentina es la madre de todas las variables financieras para la idiosincrasia local, es decir, el dólar. Y es que la brecha cambiaria entre la divisa oficial y el valor de la moneda extranjera en los diferentes mercados paralelos, indica que las expectativas devaluatorias son altas. En ese sentido, la brecha en el tipo de cambio se mantiene inconmovible en torno del 50%, a pesar de los controles implementados por el BCRA.
Otro factor a considerar es la cantidad de dinero circulando, es decir, la emisión monetaria. Y es que, si bien es cierto que al ser menor la actividad económica, el efecto a precios debido a la emisión monetaria tarda en llegar, está claro que en algún momento llegará. Y es que la velocidad con la que se le da a la maquinita con el fin de financiar al Tesoro contribuirá a que en algún momento impacte en el aumento generalizado de precios.
Por otra parte, desde sectores alimenticios presionan por realizar un ajuste de precios máximos. Esto se da a pesar de que desde el Gobierno nacional se implemente regulaciones con el fin de poder controlar la suba de precios. Para muestra basta un botón, y ya se tuvo que permitir que se actualice en promedio un 4,5% el valor de los productos del programa Precios Cuidados. Algo que se hará sentir en lo que hace a la inflación del mes de agosto.
Asimismo, la flexibilización de la pandemia, posibilitó que volvieran a medirse precios que hasta hace poco habían dejado de medirse. En ese marco, los analistas económicos aseguran que se producirá un shock inicial porque se volverán a relevar precios que hasta la última medición no existieron. Y es que sectores que estuvieron mucho tiempo sin actividad se pondrán al día con la actualización del valor de sus servicios, algo que también impactará.
Algo que no se tiene en cuenta es la incidencia que tendrá en la inflación de la escasez de productos importados. Y es que en plena pandemia el Banco Central reguló la venta de divisas para el pago de importaciones. Entonces, existen productos difíciles de conseguir, tal es el caso de los electrodomésticos que se dañan al pasar más tiempo en casa las personas que intensifican el uso de aquellos. Entonces, si hay escasez, los precios tienden a subir.
Finalmente, el último factor a considerar es la aceleración de los precios mayoristas. Mientras que, en mayo, la inflación mayorista fue del 0,4%, en junio la misma estuvo en el orden del 3,7% mensual. El problema pasa por el hecho de que es muy difícil que esto no tenga su correlato en el valor de los precios minoristas por venir de aquí en más. Restará saber entonces qué sucederá en materia de inflación de aquí hasta que finalice este año.
