El miércoles pasado, en una especie de clase magistral de economía en el aniversario de la Fundación Libertad, el presidente de la Nación, Javier Milei, consideró que “la deflación no es mala, e implica devolverle recursos a la gente”.
En ese marco, cuestionó al gobierno anterior al detallar que emitió por 28 puntos del PBI, mientras que “en el último año emitieron 13 puntos y nos dejaron un BCRA quebrado, con una relación de pasivos remunerados 4 veces a uno.
“Cuando hacíamos la cuenta apenas asumimos teníamos una inflación mayorista que viajaba al 15.000 por ciento. En cambio ahora vemos que los precios empiezan a bajar rápidamente y eso es muy bueno” explicó Milei.
La decisión del BCRA del martes pasado de bajar del 70 al 60 % anual la tasa de interés de la política monetaria sin esperar los datos de inflación de abril da cuenta que el equipo económico espera una tasa de inflación para ese mes mucho más baja que el 11,3 % observado en marzo pasado.
¿Fuerte desplome de la inflación?
Hay que destacar que algunos datos de consultoras locales que miden la inflación de manera semanal estarían mostrando lo que desde el entorno de Milei llaman “un fuerte desplome de la inflación” en la tercera y cuarta semana del mes por efecto de la motosierra, la licuadora y la aspiradora.
Considerando la media móvil de cuatro semanas, la inflación de abril, de acuerdo a la consultora Alphacast se habría recortado del 8,9% a 7,6%, el cual sería el menor ritmo desde mediados de octubre 2023.
La suba de precios empieza a frenarse en los alimentos.
Mientras que la de la inflación núcleo habría disminuido del de 5,5% a 3,3%, hundiéndose hasta valores de fines de enero 2022 donde la inflación fue del 3 % mensual, la inflación habría registrado una disminución semanal del -0,8% en los precios al consumidor, de acuerdo con datos del sector privado, cambio muy importante con respecto al aumento del 0,4% registrado anteriormente. Se trata de una tendencia que no se observaba desde octubre de 2021.
La inflación interanual continúa moviéndose en niveles alarmantemente altos, pero la tasa de inflación interanual del 299,8% también fue inferior a la anterior del 308,5%”, indicó el informe de la consultora.
El sondeo de Alphacast muestra que “tanto los artículos dolarizados como los no dolarizados mostraron una trayectoria descendente”. En el periodo semanal, los artículos no dolarizados registraron una variación del -3,2% intermensual, “que no se corresponde con la cifra comunicada la semana anterior del aumento del 0,5% intermensual.
Además, la tasa mensual de inflación reveló un 4,9% intermensual, notablemente inferior al dato de la semana anterior del 7,2%. “En la misma línea, los precios de los artículos denominados en dólares mostraron una variación del -1,5%”, estimó la consultora. “La semana pasada vimos deflación”, explicó Luciano Cohan, el economista de esa la consultora.
El reporte manifestó también que “los precios de los alimentos y bebidas se suavizaron“. En el análisis en curso de los datos de Alimentación y Bebidas, se registró una variación semanal del -2,4% intermensual, cifra significativamente inferior a la métrica anterior de una suba del 0,2% intermensual.
La mayoría de las consultoras locales ven una deflación pero, mucho más interesante es que la inflación núcleo, que no toma en cuenta precios regulados, de las últimas cuatro semanas está en cero. “Eso no lo habíamos visto nunca en más de diez años”, indicó Cohan en declaraciones a la agencia de noticias Bloomberg.
En sintonía con esta visión, la consultora Econviews del economista Miguel Kiguel también anticipó un menor ritmo inflacionario durante las últimas dos semanas. Su relevamiento de precios de arrojó una baja de 0,4% en supermercados del Gran Buenos Aires para la cuarta semana de abril. De esta manera, encadena la segunda semana consecutiva de deflación para su canasta de alimentos, perfumería y artículos de limpieza y de tocador.
Al comparar las variaciones entre el 5 y 12 de cada mes, la inflación semanal fue la más baja desde junio de 2021 a nivel general y febrero de 2022 a nivel núcleo.
Por su parte, la consultora Eco Go midió una inflación del 0,2% semanal en el rubro de Alimentos tras haber registrado 1,3% en la primera semana del mes.
La ilusión del equipo económico
Todas estas mediciones ilusionan al equipo económico, que se ha trazado como prioridad absoluta controlar la inflación. La deflación o inflación negativa, en economía, es un descenso generalizado y prolongado —como mínimo, dos semestres según el FMI de los precios de bienes y servicios motivado por una atonía de la demanda y un exceso de las capacidades productivas.
El BCRA tampoco esperaba la baja de precios.
Cabe destacar que semejante desaceleración de los precios no fue pronosticada ni siquiera por el propio BCRA, que de acuerdo a la presentación realizada por el vicepresidente del BCRA Iván Werning en Washington la semana pasada, preveía que la inflación baje al 9 por ciento mensual en abril, con la inflación núcleo descendiendo al 6% en el mes.
Por otro lado la semana pasada se conocieron una gran cantidad de indicadores macro que permiten evaluar con mayor fiabilidad los resultados de la estrategia adoptada por el gobierno durante sus primeros cuatro meses para reducir drásticamente la tasa de inflación.
La estrategia de combinar shocks de devaluación más baja de tasas de interés más un ajuste fiscal drástico dio lugar a una fuerte licuación de saldos reales y de los pasivos remunerados del BCRA.
La estrategia viene dando frutos: luego del ajuste inicial que provocó el ajuste de precios relativos, la inflación empezó a desacelerarse más rápido de lo anticipado.
Resultados fiscales del primer trimestre
El último informe de la consultora financiera Consultatio Plus destaca que los resultados fiscales del primer trimestre fueron contundentes.
“Esta semana el gobierno anunció por cadena nacional que por primera vez en 16 años se logró superávit fiscal en el primer trimestre del año: el resultado primario base caja alcanzó el 0.6% del PBI y el superávit financiero al 0.2%” expresa el informe.
El mismo agrega que: “la disposición a alcanzar el equilibrio en las cuentas fiscales cueste lo que cueste fue bienvenida por el mercado, pero la sostenibilidad de estos resultados genera crecientes dudas: la mejora fiscal está amenazada por la baja de la inflación”.
Pero el informe explica que cuando se analizan los detalles se advierte que buena parte del ajuste dependió de factores transitorios. Por el lado de los ingresos, la sobrereacción del tipo de cambio oficial dio lugar a un fuerte salto de los tributos relacionados al comercio exterior que ya no se repetirá.
En relación al valor del tipo de cambio real el mismo se ubica en niveles pre-PASO y, en la medida que se mantenga el ritmo de crawling por debajo de la inflación, tanto los derechos de exportación como los de importación perderán peso en la recaudación (neto de mayores cantidades exportadas por la recuperación del agro).
Y los ingresos del impuesto PAIS sobre la emisión del BOPREAL serie 2 y 3 tampoco son recurrentes. De hecho, el impuesto PAIS alcanzó el 13% de la recaudación del Tesoro en marzo, y si el objetivo de mediano plazo es la unificación cambiaria, el ancla fiscal se ve amenazada.
¿Qué pasa con el gasto?
La historia del gasto es aún más reveladora ya que en el primer trimestre el gasto primario se contrajo 35% contra igual período de 2023 en términos reales, pero esta fuerte reducción respondió principalmente al efecto licuación.
El gran objetivo del gobierno de Javier Milei es bajar la inflación.
Las jubilaciones y pensiones explicaron por sí solas un 38% de la caída del gasto primario y un 40% de la mejoría del resultado financiero. Con la indexación a partir de este mes, ya no se podrá contar con este efecto.
En paralelo, la deuda flotante aumentó en más de medio billón de pesos desde fines de diciembre, y no incluye todo el atraso de pagos al sistema energético (unos USD 2,200 M de los que ARS 600 mil millones se cancelarán con bonos, según informes de la prensa). Sin estos efectos temporarios, el resultado primario pasaría de 0.60% a 0.14% del PBI en el período con estacionalidad más favorable para el gasto.
Esta alta dependencia de los resultados en la licuación (no sólo de jubilaciones) hoy se ve amenazada: los últimos datos de alta frecuencia muestran una evidente desaceleración que llevaría al dato de abril a un solo dígito.
“En línea con lo estimado por el propio BCRA, las mediciones privadas apuntan a una inflación promedio del 9% mensual. Y algunos indicadores de alta frecuencia son incluso más optimistas, con un registro de deflación en la última semana que llevaría a la medición mensual a un nivel por debajo del 8%” describe el informe.
Por otra parte, el progreso que se está viendo en materia de baja de inflación no sólo amenaza el ancla fiscal, sino que también tiene implicancias sobre el frente financiero y monetario, como pudimos testear esta semana: a partir de la difusión de indicadores de alta frecuencia que señalaban una caída fuerte de la inflación, las tasas reales empezaron a subir.
El timing no fue casual. El recorte de tasas dejó en evidencia que la normalización de las tasas de interés se pospone y buscaba ser un incentivo al sector privado para participar de la licitación del Tesoro.
Frente a este proceso de desinflación acelerada, el gobierno se verá forzado a realizar ajustes a su programa económico. El ajuste fiscal deberá mostrar un salto cualitativo, con una menor dependencia de la licuación y una mayor previsibilidad de los recortes y de los ingresos.
La baja de la inflación también tiene consecuencias sobre el financiamiento y la estrategia monetaria: la licuación no es permanente y antes o después las tasas deberán normalizarse, con lo que el gobierno deberá revisar el esquema heredado de bids en las licitaciones del Tesoro que hoy atenta directamente contra la promesa de eliminar la emisión monetaria.