La crisis económica se hace sentir en la vida cotidiana de todos los tucumanos, hasta en los aspectos más banales, como la estética capilar. Son muchos a quienes les cuesta cada vez más pagar por un corte de pelo y la visita a la peluquería se ha vuelto casi un lujo. Carlos Roldán, un joven tucumano de 24 años que está haciendo sus primeras armas como peluquero, ofrece sus servicios de forma gratuita como parte de las prácticas del instituto donde estudia barbería. Son cada vez más los que, movidos por la magra economía, se animan al corte gratis.
“Se nota la necesidad. Hay gente que va porque le queda cómodo o porque está sin trabajo, a varios les he cortado para ir a entrevistas de trabajo”, reflexiona el peluquero. También asegura que varias personas en situación de calle se acercaron a que les corten el cabello. La iniciativa forma parte de las prácticas de un instituto de Muñecas 390 donde Carlos comenzó a estudiar peluquería en diciembre pasado. Desde entonces, Claudio suele publicar su teléfono en grupos de Facebook para que la gente que desee acceder a un corte gratuito se ponga en contacto con él: “Es una ayuda mutua, uno aprende y la persona que no tiene para pagar un corte puede hacérselo”. Si bien es una práctica común en los institutos de peluquería, en los últimos tiempos hubo un incremento de la demanda de cortes gratuitos.
Contradiciendo una vieja regla de las peluquerías de antaño que no suelen atender al público los días lunes, Carlos Roldán suele citar a los interesados ese día a partir de las 17. Según explica, alrededor de 40 personas se dan cita los lunes para oficiar de modelos capilares de los aprendices, todo siempre bajo el seguimiento y la instrucción del profesor a cargo. Carlos suele cortarle el pelo a alrededor de siete personas en cada uno de esos turnos y, si el no da abasto, también pueden cortarse con cualquier otro estudiante. Muchos ya lo han adoptado como su peluquero de cabecera: “Hay un chico que va todos los lunes y lleva a sus amigos, se copan y se dejan cortar”.
Las peluquerías de la zona donde está ubicado el instituto suelen cobrar más de $200 el corte de pelo. “Ahí en el centro los cortes están re caros, por la zona los cortes salen 250 o 300 pesos, eso sin la barba, las patillas o el perfilado de cejas. Si te querés cortar bien te sale como 500 pesos”, explica Carlos.
Carlos es de Colombres, pero desde hace tres meses tiene su propio emprendimiento de estética capilar en Ranchillos. Aprovechando el auge actual de las barberías, que se han vuelto tan populares como las cervecerías artesanales en los últimos tiempos, junto a su amigo y ahora socio Axel Roldán, puso la suya: “Vip Barber Shop”. “Gracias a Dios nos está yendo bien”, dice el peluquero quien asegura que una de las claves de éxito está los precios populares de los cortes. En su barbería, el corte común está a $100 y con navaja a $120. “Si es un cliente muchas veces no le cobramos el corte barba, sólo el corte de pelo”, asegura. Los cortes van desde los estilos clásicos hasta los llamados en degradé, los más pedidos ahora, según Carlos. También salen mucho las figuras capilares como plumas o estrellas, verdaderas obras de arte que quedan plasmadas en las cabezas de los clientes más osados.
“Esto se basa en la práctica más que nada y yo a la práctica la tengo todos los días en la barbería”, advierte Carlos para dejar en claro que no es ningún improvisado en la materia. El joven hizo sus primeras armas como peluquero cortando de casa en casa gratis y después la voluntad de los clientes, generalmente, 30 pesos, dependiendo de la generosidad de cada quien.
Seguramente, muchos tendrán cierto resquemor a dejar sus cabelleras en manos de peluqueros todavía no profesionales. Carlos insiste en que el error es parte del aprendizaje y, aunque no suela ser lo común, puede pasar. De hecho, hasta los más eximios peluqueros erran de vez en cuando: “Siempre va a haber alguien que se moquea, pero está el profesor ahí que la arregla. Muchas veces, cambiando el corte se soluciona. Algún moco se pueden mandar, todos tienen sus tropiezos. Hay mucha gente que entiende y no se hace drama, pero también hay muchos que son muy pretenciosos con el corte. Por lo general, el que va gratis no se enoja, tiene paciencia”.
“Cuando más gente se entere, mucho mejor, sobretodo aquellos que no tengan para pagar el corte”, insiste Carlos en la pata solidaria de esta movida en la que ambas partes salen beneficiadas: los estudiantes pueden poner en práctica sus conocimientos y los interesados se van con un corte de pelo gratis. Por eso Carlos Roldán deja su teléfono y una invitación a que lo llamen o le escriban para coordinar con él: 3815441907. Una alternativa para pasar la crisis sin descuidar el look.