Si la cuestión tomara color de déjà vu, lo primero que se le vendría a la cabeza al hincha de San Martín es: el equipo domina, manda en el juego y en la estrategia, pero no puede hacerse ganador del partido. Pero tanto va el cántaro a la fuente que la alegría tocó el corazón de los hinchas del “Santo” gracias a Luciano Pons. Qué cabezazo letal…
Aclarado el asunto, y en el regreso al fútbol del “Santo” a la Ciudadela, tras cuatro meses, los dirigidos por la dupla Orsi-Gómez hicieron mérito como para ser dueños del resultado ante un Villa Dálmine que hizo lo que pudo.
Pero costó llegar al clímax, claro está. A primera impresión y hasta tocar los 95 minutos de juego, San Martín era todo menos gol, en su debut en la Primera Nacional. Estaba tan cruzado como cuando viajó a Salta a dirimir el pase a los octavos de final de la Copa Argentina contra Argentinos y se quedó sin nada, porque penó en los penales después del 0-0 en tiempo reglamentario.
En la Primera Nacional no hay penales como extensión del tiempo regular. Es a 90 minutos y durante todo el partido, incluido el tiempo de descuento, San Martín fue más que Dálmine, por afuera llegando con peligro con Ramiro Costa; por derecha, con Gonzalo Rodríguez cambiando de frente pero sin suerte en la zona roja; por el medio con Nicolás Castro siendo muy agresivo; y en la aduana con un Juan Mercierque impuso jerarquía ante los medios visitantes. “Pichi” fue el alma de un “Santo” que jamás se rehusó a firmar el 0-0.
Por eso siguió en la misma sintonía durante el complemento. Por eso siguió atacando sin darse por vencido cuando sabía que lo suyo podía ser la victoria. Y así, en la última del juego, cuando el reloj había pasado ampliamente los 90 minutos reglamentarios, Emiliano Purita envió un centro a la medular de la olla y el ingresado Pons regaló un cabezazo perfecto: peinó al segundo palo y adentro. Golazo.
Golazo para un “Santo” que empieza con el pie derecho su ilusión de regresar cuando antes a la Superliga.