A Leopoldo Bina lo mataron a sangre fría junto con Sebastián Forza y Damián Ferrón en agosto de 2008. Bina y sus dos amigos estaban por cerrar un negocio millonario, pero algo salió mal. Si Leopoldo no hubiera sido ejecutado, próximamente debería enfrentar un juicio por traficar efedrina con otros socios.
La jueza federal María Servini recibió el pedido de la fiscalía para enviar a juicio a doce personas por el tráfico de 2775,63 kilos de efedrina entre 2007 y 2008, según pudo confirmar TN.com.ar. Las defensas de los acusados no opusieron reparos al planteo de la fiscalía. Bina fue una pieza clave en ese negocio hasta que los hermanos Lanatta y Schillaci lo sacaron del medio.
La investigación empezó de casualidad en 2017 cuando los propietarios de Depósito Belgrano SRL denunciaron que dos hermanas mexicanas habían dejado de pagar dos bauleras. Todos se asombraron cuando las abrieron.
En esos dos depósitos había 6 kilos de cocaína, 122 botellas de vino con cocaína diluida y unos tachos de la firma Pulver, que fueron utilizados sin consentimiento de la firma en la trama: dentro había 160 kilos de efedrina. Las dos hermanas mexicanas empezaron a usar esas bauleras en 2008, pero dejaron de pagar el alquiler en 2017.
Cuando la jueza Servini pidió información a la Aduana sobre operaciones de comercio exterior de Pulver SRL a través del Correo Argentino, las autoridades del organismo público, en vez de responder ese pedido, le enviaron información sobre operaciones a través de DHL. Tal vez sin querer, inicialmente la Aduana no entregó datos del contrabando de la banda de Bina, luego reconstruida por la magistrada, pero sí aportó indicios sobre una segunda organización fuera del radar. Finalmente la jueza confirmó que otra organización también traficaba efedrina.
Los investigadores no pudieron determinar si en esa aparente confusión de la Aduana participó Carlos Alberto Di Vita, pero lo que sí comprobaron fue que este aduanero era el Responsable de Control Aduanero de Encomiendas Postales Internacionales y que desde esa posición habría colaborado para que la banda de Bina realizara 174 operaciones de contrabando de efedrina como si fueran suplementos dietarios por 1436,41 kilos.
De la banda de Bina formaban parte sus amigos Cristian Heredia y Carlos San Luis, el expolicía federal Ricardo Sladkowski, el narco mexicano Rodrigo Pozas Iturbe.
De la segunda organización, descubierta por la aparente confusión de la Aduana, estaban los argentinos Escosteguy y los mexicanos Espinoza Ortíz, presuntos responsables no solo de los 1129,22 kilos de efedrina que se traficaron a través de la empresa Uniglobe SRL como polvo de helado sino también de los 160 kilos que la mexicana Ana Gabriela Espinoza Ortíz guardó por más de diez años en dos bauleras de la calle 11 de septiembre al 3468.
En conclusión: en los próximos días, la jueza Servini enviará a juicio a doce personas porque las hermanas mexicanas dejaron de pagar los $3.570 (u 80 dólares del momento) que costaban cada una de las dos bauleras de 5,25 metros cuadrados, según la cotización que publicó la empresa en un sitio de Internet. En aquella época, importar un kilo de efedrina, que no estaba prohibida, costaba u$s 30, pero una vez colocada en México, desviándola del mercado legal, valía u$s3.000 y al cruzar la frontera de los Estados Unidos, mucho más.
Para Daniel Escosteguy los problemas no se terminarían con el juicio. TN.com.ar pudo saber que el Tribunal Oral Penal Económico (TOPE) 2, en su fallo condenatorio a Claudio “Mono” Minnicelli, cuñado del exministro Julio De Vido, por la “mafia de los contenedores”, ordenó investigar a Escosteguy y su empresa, Uniglobe SRL, para determinar si, además de traficar efedrina, tenía otros negocios en el Puerto de Buenos Aires.