Dos años después de la inaguración de la repavimentada autopista de Circunvalación de San Miguel de Tucumán, el estado de las banquinas y el eje de calzada contrasta con el del asfalto. Ya en el ingreso por la ruta nacional 9 saltan a la vista las bolsas de basura y los matorrales. Basta avanzar algunos metros más para encontrar el primero de los 100 cruces ilegales que contabilizó la Dirección Nacional de Vialidad.
Entre los distribuidores viales de la ruta 9 y la avenida Gobernador del Campo, la falta de mantenimiento de los alrededores del camino dificulta la existencia de los vecinos que viven a sus márgenes. Una anciana de Villa Mariano Moreno que prefirió reservar su identidad ilustró la situación: “el zanjón que está a la par de la autopista es un basural para todos los vecinos. De ahí sale un pericote, toca la puerta y me dice: ‘señora, ¿tiene queso?’. Yo le contesto: ‘vení, pericote, quedate vos en la casa y comé lo que quieras, porque aquí una persona ya no puede estar’”.
La aventura de cruzar
No hay ninguna pasarela peatonal en los dos primeros kilómetros de la autovía, hasta el cruce con la ruta provincial 305, a pesar de que la zona está poblada. Ayer por la mañana LA GACETA observó cómo arriesgaban sus vidas para cruzar una anciana y una pareja que llevaba a un bebé en un cochecito.
Pero los peatones no son los únicos que se aventuran de un lado a otro del camino. El alguna vez constante guardarrail ha sufrido varios cortes a lo largo de la Circunvalación. La casa de Ramona Ybáñez, una vecina de 71 años del barrio 156 Viviendas, está frente a uno de esos cortes. “Han roto el guardarrail. Ya dos veces lo arreglaron y lo han vuelto a romper. He visto a los motochorros usar el cruce ilegal para escaparse”, relató.
Además de ver cruzar de esta manera a conductores de motos, carros tirados por caballos y autos particulares, este diario fotografió ayer a una camioneta de la Policía provincial que emprendía esta maniobra ilegal.
¿Quién se encarga?
La repavimentación de la Circunvalación había comenzado en 2012, pero fue suspendida al año siguiente. Después de la puesta en marcha del Plan Belgrano, en 2016, la empresa contratista Ingeco ganó la licitación y se hizo cargo de la obra, que le costó al Gobierno nacional $ 420 millones. José Ricardo Ascárate, subsecretario de Infraestructura del Plan Belgrano, alegó que el mantenimiento de la autovía es una responsabilidad de la empresa. “La obra todavía está dentro del período de garantía. Por eso también el cuidado de la zona de caminos permanece bajo la órbita de Ingeco. Eso incluye desmalezamiento y limpieza”, explicó.
Después de que este diario le transmitió las quejas de los vecinos de Las Talitas, Ascárate informó: “acabo de pedirle a la Dirección Nacional de Vialidad que le haga una orden de servicio a la empresa para el tramo que va desde el acceso de El Colmenar hasta el límite de San Miguel de Tucumán”. Ante la llamada de LA GACETA, la operadora de Ingeco alegó que en ese momento no había ningún ingeniero disponible para responder la consulta. El intendente de Las Talitas, Carlos Najar, no atendió el teléfono.
Además de señalar uno de los guardarrails vandalizados, Ybáñez atestiguó que los empleados de la Secretaría de Saneamiento y Mejoramiento de Espacios Públicos de la provincia limpian a diario las calles de su barrio contiguas a la autopista. Carlos Assán, titular de esa área, denunció que “hay lugares en la zona del puente Lucas Córdoba donde no hay servicio de recolección de la empresa 9 de Julio. Entonces ahí la gente tira la basura a la autopista, pero eso es responsabilidad de la Municipalidad de la capital”.
Sin embargo, el director de Higiene Urbana de San Miguel de Tucumán, Jorge Pérez Mussacchia, negó la acusación de Assán. “Nosotros no hemos recibido ninguna denuncia de que haya alguna zona de la ciudad por donde no pase el camión de basura. Si hay un vecino que observa una falencia en la recolección, puede hacer la denuncia y nosotros en el acto lo podemos solucionar. Pero lo que diga Assán corre por cuenta de él, que tendrá que probarlo”, se defendió.
Tres décadas sin cambios
La mujer citada al principio de este reportaje contó que vive a la vera de la Circunvalación desde hace 30 años, cuando se instaló el primer asentamiento de la zona. “Llegué en la época en que mi hijo iba al jardín y ya estaba igual de sucio que ahora. Hoy él tiene 35 años, se mudó, se casó y tuvo hijos, pero esto aún es un asco. Yo estoy cerca de morirme. Al menos cinco minutos antes de irme con Dios me gustaría ver que hagan una buena limpieza aquí”, expresó.
Ella se ha cansado de reclamar. Ha ido a la Municipalidad de Las Talitas, desde donde la han enviado a Vialidad nacional. Y viceversa. Poco después de que ella llegara a Villa María Moreno, nació en el barrio Ezequiel Urueña, que hoy tiene 25 años y lava autos en la vereda de la casa de su mamá, frente a la Circunvalación. “Esto es un yuyal desde que tengo memoria. Cada muerte de obispo viene alguno de la Municipalidad de Las Talitas y desmonta un poco, pero en todas las orillas hay basura y todos los desagües están trancados. De Vialidad nunca vi a nadie”, resumió.