El clima estaba cargado de tensión por el regreso de Mauro Zárate a Liniers. Como habrá sido la coyuntura, que se reforzó la seguridad del micro que trasladó al plantel hasta el estadio José Amalfitani. En el ingreso al estacionamiento de la avenida Juan B. Justo, los hinchas de Vélez le hicieron un pasillo y entonaron el grito de guerra: “El que no salta, es un traidor”.
A pocos minutos del comienzo del partido, continuaron los insultos. Y durante la entonación del Himno Nacional, los hinchas volvieron a cantar contra su ex ídolo, tapando la canción patria. Una falta de respeto, sin dudas. Las caras de los futbolistas de Boca era todo un síntoma. Nahitan Nandez, volante uruguayo, se mordió los labios. Zárate bajó la mirada. Todo sucedió mientras el Regimiento de Artillería 1, banda militar de Ituzaingó, agitaba la percusión.
A los 9 minutos, cuando remató un tiro libre, recibió un diluvio de silbidos de parte de las tribunas, cargadas como en los mejores tiempos de Vélez. Hubo 25 mil personas en el estadio. La escena se repitió cada vez que el “19” de Boca tomó la pelota.
A las 16 minutos, Zárate metió una plancha sobre Nicolás Domínguez. Para Diego Abal no ameritó amarilla. A los 28, Gastón Giménez lo aplicó a su ex compañero. Mauro manejó la pelota parada, el mejor recurso de Boca en el primer tiempo. De su pie derecho partió un tiro libre picante que cabeceó Carlos Izquierdoz. La pelota se perdió muy cerca del arco de Lucas Hoyos.
En el segundo tiempo, Zárate fue amonestado por una infracción sobre Agustín Bouzat.