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Las medidas atentan contra la propiedad privada, destruyen la prosperidad a lo largo y a lo ancho de toda la economía

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Descacharreo

La prohibición de exportar carne es una intervención estatal que viola los derechos naturales del ser humano, ya que viola el derecho del productor a disfrutar en libertad del producido de su propiedad privada y de su esfuerzo cuando no hiere la propiedad privada ningún tercero. En otras palabras, la prohibición de exportar carne cercena la libertad del productor de producir y comerciar con el tercero que elija.

Como toda intervención estatal que hiere la propiedad privada y atenta contra la ética de producir y comercializar en libertad, la prohibición de exportar carne no sólo tendrá consecuencias negativas en materia de utilidad para el productor, sino que conducirá a grandes pérdidas de utilidad para toda la sociedad. A la larga, cualquiera y toda agresión contra la propiedad privada termina indefectiblemente dando lugar a menos inversión.

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También, da lugar a la acumulación de capital, menor producción y más reducida oferta de carne, con lo cual terminará siendo menos cantidad de vacas y mayor precio de la carne, por consiguiente, menos consumo de kilos de carne. En definitiva, menos utilidad general y prosperidad en la sociedad. Particularmente en el sector, también implicará menos puestos de trabajo y peores salarios.

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Además, tampoco nadie se podría sorprender si la suspensión durara más de los treinta días anunciados. Puntualmente, esta intervención triangular del gobierno de Alberto Fernández es pan cortoplacista y hambre en el mediano y largo plazo. Ahora bien, el consumo de kilos de carne por salario mínimo, vital y móvil no mejoró, sino todo lo contrario. Mientras que diciembre 2011 compraba 70 kilogramos de carne, hacia finales de 2014 esa cifra eran 57 kilos.

No sorprende, ya que este tipo de medidas que atentan contra la propiedad privada y el derecho natural destruyen la prosperidad a lo largo y a lo ancho de toda la economía. Este aumento de la oferta en el corto plazo no alcanzará para que bajen los precios de la carne en forma sostenida en el actual contexto macroeconómico, aunque sí puede colaborar para que los precios de la carne dejen de subir al ritmo que lo venían haciendo en el horizonte temporal cercano.

No obstante, este efecto cortoplacista será siempre a expensas de una mayor aceleración de precios a futuro en el mediano y largo plazo, que terminará indefectiblemente más que compensando la dinámica del movimiento de precios más cercana en el tiempo. En otras palabras, mirando la película completa, la prohibición de exportar de Alberto Fernández encarecerá más a la carne a lo largo de toda la película.

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carne

Esto significa que, de mantenerse en el tiempo la actual prohibición de exportación, esta medida de Fernández significará una destrucción del stock de capital en la ganadería, con lo cual implicará menos producción de vacas y menor cantidad de carne vacuna futura, lo cual implicará mayores precios en términos de salarios e ingresos familiares. La gente podrá comprar menos kilos de carne con el futo de su esfuerzo y trabajo.

En definitiva, habrá menos consumo de kilos de carne por habitante. Si a este fenómeno se le agrega el aumento demográfico de una población, que crece al +1,1% anual, el problema se potencia. La pérdida de utilidad y prosperidad de toda la sociedad será importante y no tardará en manifestarse. Dijeron que venían a llenar la heladera y mintieron, vinieron a vaciar la panza de la gente.

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