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Tras el mal número de enero, las consultoras recalculan y empeoran su pronóstico de inflación para el año

Los cálculos de los privados hablan de una inflación similar o superior a la de 2022, que fue del 94,8%; el Gobierno insiste en que cumplirá la pauta del 60%

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Mónica Schenone, miembro del "Movimiento a la Dignidad" (Movimiento por la Dignidad) comprueba los precios del programa "Precios Justos", en un supermercado en Buenos Aires el 9 de febrero de 2023 STRINGER - AFP
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La inflación de enero, que se ubicó en 6%, y la esperada para febrero -mes que recibirá el 100% del impacto de la suba del precio de la carne- hizo que la semana pasada algunas consultoras recalcularan hacia arriba su proyección anual en línea con el número de 2022 o por encima, mientras que el Gobierno nacional insiste en el objetivo del 60%.

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Una de las consultoras que modificó su pronóstico anual a 118,3% es Eco Go. “Para febrero estamos manejando una proyección del 6,1%, donde los alimentos se aceleraron fuerte. Ya en enero empezamos a ver una suba en el precio de la hacienda que impactó en el precio de las carnes y, en las primeras semanas de febrero, el golpe se sintió del todo, con subas semanales muy, muy fuertes, cerca del 7%. De cara al resto del año, esperamos que la inflación se mantenga en esta línea, en torno al 6% mensual”, adelantó Rocío Bisang, analista económica.

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En ese sentido, dijo que el sendero que planteó el secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, de un IPC del 4% acercándose al 3% hacia fines de año, con una inflación anual rondando el 60%, es complicado que prospere.

“La verdad es que vemos difícil que el IPC logre estabilizarse rápidamente en torno al 4-3%. En un contexto donde las reservas son escasas, con un mercado de deuda en pesos en tensión, algunos precios regulados que empiezan a indexarse, una brecha cercana al 100% y todo esto encima en un año electoral, sin un plan concreto, cuesta pensar que la inflación vaya a reducirse drásticamente”, agregó.

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Matías de Luca, economista de LCG, también dijo que la inflación en alimentos viene promediando el 6,5% mensual y se encamina a cerrar febrero cerca del 7%, en línea con lo que pasó en enero. “Desde el lado de los fundamentos, el nivel de inflación viene siendo alto y en ningún momento terminó de aflojar. En los últimos tres meses la inflación mayorista, que no está alcanzada por el acuerdo de Precios Justos, promedio el 6,3% mensual y eso está por encima del 100% anual navegando en niveles altos”, describió.

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En tanto, Ecolatina también elevó levemente su proyección de inflación para este año, a la zona del 95% interanual. “Conceptualmente, es una inflación que se acelera respecto del registro del año pasado”, afirmó Santiago Manoukian, economista y jefe de research, y dijo que, si bien la intención oficial de ordenar la nominalidad en un 60% en un contexto de ajuste fiscal y de política monetaria contractiva resulta mejor que intentar meramente que la inflación no se acelere, “luce sumamente desafiante porque parte de ese ajuste fiscal que se está haciendo tiene que ver con ajustar las tarifas de servicios públicos, con lo cual la contrapartida son mayores presiones inflacionarias”.

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Por otro lado, sumó que, a pesar de que la asistencia monetaria directa del Banco Central al Tesoro se viene reduciendo, hay otras vías por las cuales el Gobierno viene emitiendo -para sostener la cotización de los títulos públicos, financiar el dólar soja, etc.- que se suman a la cantidad grande de pesos que giran en la economía.

Por su parte, María Castiglioni, directora de C&T Asesores económicos, también dijo que la emisión monetaria que hubo y que sigue habiendo, ya sea para comprar bonos o para solventar el dólar soja, no es compatible con una inflación del 60% anual. A esto se suma la dinámica de los ajustes salariales en un año electoral, la devaluación progresiva del tipo de cambio oficial que se aceleró en febrero en línea con la inflación y las tensiones sobre la brecha cambiaria.

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“No veo muchos argumentos, además de que para bajar la inflación tiene que haber credibilidad, confianza en el plan económico, cosa que el Gobierno nunca logró. Primero porque no había un plan económico y, segundo, porque cuando se intentó hacer algo en la época de Martín Guzmán y ahora con Massa no fue fácil porque no tienen el apoyo de toda la coalición”, opinó.

Manoukian dijo que también es difícil porque el horizonte de planificación del Gobierno llega hasta las elecciones. “Este sería un plan que eventualmente podría establecer un nuevo gobierno porque tiene costos iniciales de una aceleración inflacionaria inicial por el ajuste de precios relativos que habría que hacer”, consideró.

El economista de Ecolatina también hizo mención al programa Precios Justos porque, si bien se trata de un amplio set de acuerdos, se está viendo un impacto reducido en la inflación, además de que el Gobierno podría tener complicaciones para garantizarles a las empresas el acceso al mercado único de cambios, la contrapartida del plan oficial. “Hay riesgos porque la tendencia hacia la escasez de divisas va a seguir estando presente y fundamentalmente por la sequía que va a restar cerca de US$10.000 millones este año de parte del agro”, señaló.

Por último, Fausto Spotorno, economista en OJF & Asociados, dijo que en la consultora estaban viendo una inflación en el orden del 100% para 2023, lo que implica un promedio mensual de entre el 5 y el 6%, y nada indica que eso tenga que bajar. Por el contrario, los fundamentos macro empujan esa teoría.

“El potencial de emisión que tenés, entre las necesidades financieras del Estado y el déficit cuasi fiscal, es 200% de la base monetaria fácil, es decir que estamos hablando prácticamente de 12 puntos del producto. En ese contexto es muy difícil bajar del 100% de inflación. Claro que mucho de eso se va a esterilizar con más letras de liquidez (Leliq) que quedaran como problema para el próximo gobierno, pero eso no reduce el potencial de inflación”, cerró.

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