El caso más conocido.- Julio César Trayán, puntero político que tenía un importante poder en Villa Muñecas y que fue detenido cuando trabajaba para el legislador Santiago Cano, recibió una condena de seis años de prisión. Lo hallaron culpable de haber integrado una organización que se dedicaba al tráfico y la comercialización de drogas.
El penado también trabajó en el Concejo Deliberante capitalino previo a ser adscripto a la Cámara. Durante las audiencias, el joven, que permanece desde hace más de tres años encerrado en el penal de Villa Urquiza, evitó nombrar a algún dirigente; sí reconoció que realizaba tareas para ayudar a los habitantes de su barrio.
[su_note note_color=”#0A8C06″ text_color=”#ffffff” radius=”10″ class=””]Entre otras, según lo confirmó en pleno debate, fue conseguir ataúdes para las personas más necesitadas que habían sufrido la pérdida de un ser querido. Según la investigación, el joven, que también fue dirigente del Partido Justicialista, traía a la provincia cocaína y marihuana y luego la distribuía en diferentes provincias.[/su_note]
Misteriosa situación.- Un tal “Kila” fue uno de los siete detenidos por una causa que se desarrolló en el sur de la provincia. El sospechoso, que podría haberse dedicado al acopio de marihuana, ingresó a la Legislatura en 2015. Nunca se pudo confirmar qué parlamentario firmó su ingreso a la Cámara para el hijo de un reconocido gremialista del ingenio Ñuñorco. El edil de Monteros Juan Ruiz Moreno, hijo del legislador Juan Antonio Ruiz Olivares, negó que “Kila” haya pertenecido a su espacio político.
El secretario de Trabajo, Roberto Palina, hizo lo mismo, pero además agregó que no podía confirmar que su ex esposa, la legisladora Nancy Bulacios, haya promovido su designación. Más allá de estas versiones, se confirmó que el hombre de 38 años fue dado de baja de la planta de personal, a pesar de que él dijo que la sustancia encontrada era para consumo personal. Fue liberado al día siguiente de su detención, pero siguió vinculado a la causa. Se defendió argumentando que la droga que se le encontró era para su consumo.
En el Concejo.- José Antonio “Pico” Peralta (foto derecha), uno de los líderes del clan “Los 30”, es sospechoso de dedicarse al narcomenudeo en diferentes barrios del sur de la ciudad. Su nombre se hizo famoso cuando se escapó de la comisaría de Delfín Gallo, donde había sido trasladado sin la autorización de ningún magistrado. Sobre él pesaba una orden de captura luego de que se descubriera cocaína y marihuana en una vivienda que sería de su propiedad. De la mano del alperovichismo, ingresó al Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán en 2015, cuando ya había en su contra un pedido de captura. Ningún edil de ese espacio político se hizo cargo de su nombramiento.