Tucumán en la primera provincia del país en cantidad de femicidios por densidad poblacional, mientras que se transformó en el tercer distrito en lo que hace a la totalidad de casos. De esta manera, el conocido como Jardín de la República ha pasado a ser un lugar realmente peligroso y mortal para las mujeres ante la inacción de las autoridades gubernamentales que no parecen tener capacidad de reacción ante este flagelo.
En los últimos días, la muerte de las niñas que compartían el nombre de Abigaíl, reveló el nivel de inseguridad que recae especialmente sobre las mujeres en Tucumán. En ese sentido, quedó al descubierto un Estado provincial que no actúa como debe, y cuyas fuerzas policiales no funcionan en esta provincia a la hora de prevenir este tipo de ataques, o cualquier tipo de atentado contra la vida de las personas en general, y de las mujeres, en particular.
En esa línea, y tal como lo venimos remarcando desde este medio, tanto la búsqueda de Abigail como el fatal desenlace con el linchamiento del asesino de la niña, José “Culón” Guymas, han sido producto de la inoperancia y de la complicidad del aparato del Estado que garantiza la impunidad de violadores y golpeadores. Ni que hablar de otro tipo de delincuentes como ladrones y asesinos que pululan en Tucumán.
A pesar de ello, de la creciente inseguridad a pesar de estar inmersos todavía en una cuarentena restrictiva, en este distrito todavía no se declaró la emergencia provincial en materia de seguridad. Al mismo tiempo, el gobernador sostiene a capa y espada al ministro de Seguridad, Claudio Maley, un funcionario que no pudo mostrar un solo indicador de que la situación ha mejorado algo en todo el 2020.
Día a día, las páginas de los medios escritos y las pantallas de los televisores y de las computadoras dan cuenta de casos insólitos de violencia contra las mujeres, sin importar procedencia, clases social o edad de las víctimas y de los victimarios. Desde adolescentes que son buscadas en sus propias casas por parte de novios que van a su encuentro con armas de fuego, hasta hombres que, apenas salen de la cárcel, intentan matar de una vez a sus víctimas.
Mientras tanto, desde el Gobierno provincial sólo atinan a lavarse las manos y a no hacerse cargo de la dramática situación que vive Tucumán por la carencia de seguridad. Primero fue el vicegobernador y titular de la Cámara legislativa el que tuvo la desvergüenza de asegurar que desde el anonimato se busca atacar a las instituciones. Luego, le seguirían en saga el propio gobernador y hasta el ministro de Seguridad.
El jefe de Estado provincial dijo que existe una campaña de desprestigio, como si no fuera él y sus funcionarios los que se encargaron de que la provincia atraviese una situación sanitaria, económica, social e institucional pésima que trascendió las fronteras de la provincia y se proyectó a nivel nacional. Y Claudio Maley se asusta por unos cuantos mensajes en las redes sociales a los que acusa de “intimidación pública”. Entonces, ¿En manos de quiénes estamos?
