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Tucumán: un caso de abuso descubrió una comunidad virtual que comercializaba contenido sexual

El acusado, además de atacar a una joven, divulgó sus datos en un grupo de Telegram, afirmando que era prostituta. La víctima se infiltró en la comunidad para investigar.

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“En apenas semanas me di cuenta de dos cosas que cambiaron mi vida. Comencé a recibir mensajes porque alguien había subido mis datos en una red social diciendo que era prostituta. Después, al realizar la denuncia, una psicóloga me hizo dar cuenta de que había sido víctima de abuso sexual”, explicó Y. con lágrimas en los ojos. La joven de 28 años, transformándose en una especie de investigadora, descubrió la existencia de un grupo de Telegram que ofrecía contenidos sexuales de otras mujeres. Pero en realidad, según las evidencias que pudo recolectar, era literalmente un sitio de explotación sexual virtual.

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En 2018 la joven conoció a un policía. Tuvo una relación fugaz y cada uno siguió con su vida. En enero volvieron a encontrarse. Salieron varias veces como amigos. “En una oportunidad, él insistió para que tengamos relaciones sexuales y le dije que no porque a mí me gustaba otro chico. En un momento se abalanzó y no pude detenerlo. Quedé totalmente paralizada y con un enorme sentido de culpa por no haber podido hacer nada”, comentó. “Lo único que atiné a hacer es pedirle que se fuera. Es más, lo acompañé hasta el ascensor y le dije que se fuera”, indicó en una entrevista con LA GACETA.

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La víctima sintió las consecuencias de la situación que había vivido. Estuvo angustiada y prácticamente encerrada. Pero con el correr de los días sucedió lo peor. “Comencé a recibir mensajes de desconocidos. Me preguntaban cuánto cobraba para tener relaciones con ellos. No entendía nada. Eran mensajes que llegaban a mi celular”, contó.

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La denunciante, desesperada por lo que estaba viviendo, decidió averiguar lo que estaba ocurriendo. “A un joven que me mandó un mensaje comencé a preguntarle cómo había conseguido mis datos personales. Ahí me dijo que aparecía en un grupo que se llama Contenidos Tucumán y que me explicó de qué se trataba. Por último, me comentó cómo debía hacer para entrar”, relató.

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Y. superó todos los miedos y logró que la aceptaran. Horrorizada descubrió de qué se trataba. Al analizar las publicaciones descubrió cómo habían llegado sus datos. “El policía que me atacó los había publicado. Ahí me di cuenta de que se había tratado de una venganza porque no había aceptado estar con él. Me quería morir porque descubrí que ese grupo tenía unos 6.000 integrantes”, destacó.

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A partir de ese momento, la joven comenzó con otro calvario: denunciar el caso. “Fui a la seccional 1ª y me costó un montón que me tomaran la denuncia. No entendían lo que les estaba contando y sentí que desconfiaban de mis palabras porque estaba acusando a un compañero de ellos”, contó.

“Luego, me enteré de que habían presentado el caso como calumnia e injurias en la Unidad Fiscal de Decisión Temprana. La terminaron archivando porque me dijeron que no había ilícito”, destacó.

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Una noche, al sufrir una crisis, no dudó en llamar a la línea de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia. “Estuve desde las 22 hasta las 2 de la mañana hablando en esa línea. Fue allí que me sugirieron que había sido víctima de un abuso sexual, que ese joven se había aprovechado de mi vulnerabilidad”, relató con la voz entrecortada por el llanto. “También me recomendaron que recibiera tratamiento psicológico y me asesoraron sobre cómo debería hacer una nueva denuncia, porque había sido víctima de un hecho más grave de lo que creía”, agregó.

Y. volvió a presentarse en el Ministerio Público. Hizo una nueva denuncia, pero en este caso, por abuso sexual. El expediente quedó en la Unidad Fiscal de Integridad Sexual III que conducía Eugenia María Posse. Sin embargo, luego de la reestructuración que hubo, pudo establecer que terminó en otra fiscalía. “Me dijeron que espere unos días porque la causa no había llegado a sus manos”, aseguró. “Quiero que me escuchen, que sepan que lo que está pasando es muy grave. Soy una víctima, pero descubrí que puede haber muchas más”, explicó la joven, que ya designó como representante legal a Patricio Char.

La investigación

Y. tuvo que vestirse de investigadora para descubrir lo que ocurría en ese grupo de Telegram llamado Contenido Tucumán. “Cuando empecé a leer me descompuse”, fueron sus primeras palabras. “Me hice pasar por alguien interesado para buscar datos. Así pude recabar mucha información que puse a disposición de las autoridades para que actúen lo más rápido posible”, destacó.

Los datos que recolectó la víctima son sorprendentes o por lo menos, para muchos no eran conocidos. Especialmente por los investigadores. “Tienen todo bien estructurado. Por ejemplo, el grupo está dividido por los departamentos de la provincia. Hay secciones para la Capital, Cruz Alta, Chicligasta… Es como la división que hacen para las elecciones. Así es mucho más fácil el acceso a la información de las personas que buscan contenidos”, destacó.

“Estas personas también tienen un servicio diferenciado. Es como si tuvieran un pack clásico que tiene un valor. Pero para acceder a contenidos exclusivos, deben pagar más dinero, y hasta cobraban en dólares”, explicó asombrada. “Se puede ver de todo, pero de todo. Desde videos subidos de tono hasta imágenes de menores desnudas. Es realmente asqueroso”, contó.

La joven, al descubrir que había quedado en medio de ese infierno, se atrevió a dar otro paso. “Indagando y observando logré identificar al responsable o al moderador del grupo. Le escribí por privado y le pedí que borrara toda la información que habían subido de mí o que lo denunciaría. Él, de alguna manera, se disculpó porque no sabía esa parte de la historia y eliminó todos los datos con los que se me identificaba -sostuvo-. Fue algo muy extraño y por eso me atreví a hacer todo esto, para que las autoridades hagan algo”.

CAPTURAS. La víctima registró los mensajes que enviaron miembros del grupo de Telegram referidos a las ofertas, el modo de pago y el reglamento.CAPTURAS. La víctima registró los mensajes que enviaron miembros del grupo de Telegram referidos a las ofertas, el modo de pago y el reglamento.

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Tribunales: no hay antecedentes de causas de este tipo

En Tucumán no hay muchos antecedentes de estas características, menos aún del uso de la red social Telegram. Sí hubo casos similares en los que se difundieron videos íntimos en algunas páginas web, pero las investigaciones nunca avanzaron porque, además de la complejidad, sus creadores las terminaban cerrando una vez que descubrían que estaban por afrontar algún tipo de acción legal.

En los últimos tiempos también se registraron casos en los que hombres se vengaban de sus ex parejas difundiendo imágenes registradas en la intimidad. Este tipo de denuncias eran investigadas por las unidades fiscales de Violencia de Género, que imputaron a los autores por lesiones leves a la salud mental, delito que contempla una pena de cumplimiento condicional, por lo que normalmente los expedientes se cerraban con un juicio abreviado o una probation. Además, a los penados se les imponen reglas de conducta que consisten especialmente en la prohibición de la difusión de ese tipo de material.

Sí hubo un caso particular por un caso que no se registró en Tucumán. Una adolescente de otra provincia denunció que alguien estaba difundiendo fotografías íntimas por Telegram. Los investigadores siguieron la pista y lograron identificar a un tucumano como responsable de haber divulgado material pornográfico infantil. El sospechoso, cuando se presentó en la Justicia, reconoció haber manejado esa imagen, pero aclaró que él no la había obtenido y que simplemente le había llegado a su poder a través de un grupo. Fue acusado y pagó una reparación económica. La víctima, meses después, volvió a denunciar que las fotografías seguían dando vuelta en las redes, pero en esta oportunidad, no pudieron encontrar a los responsables de la nueva viralización.

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