El país se encamina a un desequilibrio muy peligroso, causado por la irresponsabilidad del gobierno nacional. Y es que las ansias del kirchnerismo por remontar la derrota en las elecciones de septiembre están rifando el futuro de Argentina. Con una emisión récord, montaron un festival monetario. De esta forma, el peso se evapora en los bolsillos de la gente y de nada servirá esa dádiva.
Poner “platita” en los bolsillos, imprimir billetes sin respaldo en un crecimiento real, solo destruirá el valor de la plata que tiene la ciudadanía. El truco kirchnerista parece estar acabando. Las elecciones generales de noviembre abren una ventana única para el futuro argentino. Si se confirma una votación pasada, el peronismo deberá hacerse cargo de una vez por todas de los problemas que genera su política.
Los subsidios a la energía, el cepo, la prohibición de exportaciones, la altísima pobreza, son cuestiones que no pueden esperar. El gobierno nacional solo los tapa, como una olla a presión. Cuando ceda, y en algún momento va a ceder, será gravísimo. Es por ello que es preciso que sea esta gestión la que empiece a desarmar la bomba que ha diseñado, y no esperar a que todo explote en 2024.
En este marco, la situación es dramática. Y es que cuatro de cada 10 argentinos son pobres. Al mismo tiempo, uno de cada dos menores son pobres y el gobierno nacional reacciona echando nafta al fuego, tensiones políticas en la cúpula, brujería económica en la gestión, desprecio moral por los votantes. Llegó el momento en que la gente empezó a decirles basta a causa de los resultados del peor gobierno desde la vuelta de la democracia.
Generaron cuatro nuevos pobres por minuto. Un nuevo indigente cada 60 segundos. Sumaron a la pobreza casi dos millones de argentinos que antes pertenecían a la clase media. Cerraron decenas de miles de Pymes. Hicieron que perdieran el empleo varios cientos de miles de personas gracias a la cuarentena eterna que nos tiraron por la cabeza. La inflación creció a un ritmo de más del 50% anual.
Los precios de los alimentos aumentaron el doble o el triple. El dólar paralelo estaba a $60 y hoy cotiza casi a $190. Y como si esto fuera poco, en vez de tratar de cambiar todo lo que hicieron mal después de la derrota, insisten con la doctrina Daniel Gollán, un dirigente que constituye la síntesis perfecta que lo que son: ignorantes, pero con una enorme soberbia y un profundo desprecio por la dignidad de las personas que dicen cuidar.
Porque mientras Alberto Fernández y Cristina Kirchner se pelean, el país se incendia, todos los días, un poquito más. Y todavía quedan 40 días para las elecciones generales del domingo 14 de noviembre. Y dos años más para unas nuevas elecciones que nos permitan salir de este engendro. Es por ello que es necesario que llegue el momento en que la gente termine de decirles basta. Y de una buena vez por todas.