Un taxista y su familia vivieron una pesadilla cuando fueron víctimas de un secuestro extorsivo por parte de un grupo de falsos policías, que los acusaban de vender droga y les exigían dinero o estupefacientes. El hecho ocurrió en 2021 y ayer se realizó el juicio contra los cuatro acusados, tres de ellos policías de la provincia y uno federal.
Franco Lizárraga (33 años) declaró ante la Fiscalía Federal cómo fue el traumático episodio que sufrió el 20 de junio de ese año, cuando regresaba a su casa con su esposa Tania Paredes y su hija de un año, luego de una reunión familiar. El taxista contó que cerca de las 2 de la madrugada se detuvo en un quiosco de Necochea al 800 para comprar un chocolate y que en ese momento fue interceptado por dos vehículos: una camioneta EcoSport y un Chevrolet Onix.
“Tres hombres armados y encapuchados me sacaron del auto y me metieron en la camioneta. A mi mujer le decían que no se moviera y que llamara a Javier Ovejero, el marido de mi prima, que supuestamente era mi jefe. Me decían que eran policías y que estaban haciendo un operativo antidrogas”, relató Lizárraga.
El taxista dijo que los captores lo llevaron al norte de la ciudad, donde lo golpearon y amenazaron. “Me mostraron una orden de captura con la foto de Ovejero y me pedían que les diera dinero o droga. Yo les decía que no sabía de qué me hablaban, pero ellos insistían y me pegaban”, recordó.
La esposa del taxista también declaró entre lágrimas cómo vivió el secuestro. “Los vecinos me ayudaron y llamaron al 911 para denunciar lo que había pasado. Yo tenía mucho miedo por mi marido y por mi hija. Hasta el día de hoy tengo miedo al salir a la calle”, expresó.
El secuestro fue frustrado gracias al operativo cerrojo que se activó tras el llamado al 911. Un agente que estaba en la sede del Ministerio de Defensa reconoció la camioneta por la patente y avisó a sus superiores. Dos patrulleros se dirigieron al lugar y encontraron a Lizárraga esposado dentro del vehículo.
El comisario Silvio Luna, jefe de la Guardia Urbana, ordenó a los ocupantes de la camioneta que se identificaran y bajaran las armas. Así fueron detenidos los policías Gonzalo Lagoria, Luciano Campos y Jonathan Díaz, y el civil Ángel Medina. Uno de ellos iba en el Chevrolet Onix que había participado del secuestro.
Los cuatro acusados están imputados por privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, amenazas e intervención de funcionarios públicos. El juicio continuará con las declaraciones de los testigos y las pericias realizadas en los vehículos secuestrados.
Ante la gravedad del caso, el director de investigaciones, Jorge Dib, también se presentó para documentar las actuaciones. La Policía Federal confirmó que Lagoria pertenecía a esa institución e informó que estaba de licencia por covid.
Por esa razón a todos los imputados les hicieron poner un uniforme sanitario para evitar los contagios. En un primer momento, el caso fue considerado privación ilegítima de libertad y quedó en manos del fiscal Ernesto Salas López, y las pericias telefónicas indicaron que el policía Néstor Medina, hermano de Ángel, también podría estar implicado en el hecho.
Luego el caso pasó a considerarse un secuestro extorsivo y la causa pasó a manos de la Justicia Federal.
En el juicio, los defensores Patricio Char y Juan Cardozo no olvidaron consultarle a Lizárraga a qué se dedica Ovejero, quien debía presentarse el martes a declarar pero faltó a la audiencia. “Todo lo que sé es que junto a su padre reparan heladeras y aires acondicionados”, concluyó el taxista.