Todo comenzó cuando una mujer llamó desesperada al servicio de emergencia del 911. Era una madre que temía ser golpeada por su hija. No era la primera vez que la denunciaba. De hecho, ya había solicitado una orden de restricción. Personal de la División Patrulleros 911 asistió a la mujer.
La misma, solicitó ayuda a la fuerza policial ya que sufría violencia familiar infringida nada más ni nada menos que por parte de su propia hija. El último llamado fue el lunes a la noche. El móvil acudió al domicilio de la víctima (ubicado en la calle Juana de Artaza, en Villa Angelina, al sur de la Capital).
Allí la mujer se encontraba sumamente angustiada. Aun así, de todos modos, la víctima logró manifestarse y contó que su hija de 22 años, quien tiene una restricción de acercamiento hacia su persona, se había hecho presente en su casa. Ante el temor de ser agredida nuevamente llamó al 911.
Al hacerse presentes en el lugar, los oficiales procedieron a la aprehensión y trasladado de la joven hacia la Comisaría Noveno, donde se consultó con la Unidad Fiscal especializada en Violencia Familiar y de Género, desde donde convalidaron el proceder policial por la causa desobediencia judicial.