Una mujer entregó este jueves a la policía un cuchillo con aparentes manchas de sangre que le compró a un indigente y los investigadores intentan determinar si se trata del elemento punzante con el cual asesinaron de 14 puñaladas al sacerdote Oscar Juárez en la iglesia San Martín de Porres.
La mujer se presentó en la comisaría tercera con un cuchillo que le había comprado a un hombre de unos 40 años que es indigente y vive debajo del canal sur, en las cercanías del Shopping Portal Tucumán.
Al observar el movimiento de los policías que rastrillaron la zona por orden de la Fiscalía en Homicidios I, a cargo de Adriana Giannoni, la mujer comenzó a sospechar ya que el cuchillo tenía manchas que podría ser de sangre y que ella limpió antes de usarlo, por lo que decidió entregarlo.
Según explicó en la dependencia policial, al día siguiente del crimen del sacerdote, éste hombre al que todos conocen como “Lágrima” le ofreció el cuchillo y ella se lo compró para ayudarlo, sin sospechar que podría estar relacionado con el homicidio.
Los peritos deberán analizarlo para determinar si efectivamente las manchas que tiene son de sangre y se procura ubicar al indigente que supuestamente lo encontró para que explique cómo llegó a su poder y si puede brindar detalles que sirvan para la investigación.
Mientras tanto, los investigadores esperan los resultados de los análisis a las prendas de vestir y elementos incautados al único sospechoso y detenido por el caso, Jorge Leonardo Herrera (32), quien es hijo de la secretaria de la parroquia donde vivía y desarrollaba su actividad el sacerdote.
Cuando tenga los resultados, Gianonni remitirá las evidencias al Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de Buenos Aires, dirigido por Gustavo Penasino, para que lleve adelante las comparaciones genéticas correspondientes.
Por otra parte, continúan siendo peritados los teléfonos celulares secuestrados en las diferentes medidas judiciales realizadas a través de las técnicas en informática forense desarrolladas por los expertos del Ministerio Fiscal de la provincia.
Los investigadores posaron la lupa sobre una campera negra del sospechoso, que resultaría fundamental para ubicar a Herrera en la escena del crimen.
Fuentes que participan de la pesquisa indicaron que en las filmaciones obtenidas por una cámara de seguridad (de propiedad privada) se observa a una persona con una prenda similar, en el horario en el que aparentemente fue perpetrado el crimen.
Hace ocho días, el cuerpo de Juárez fue hallado en medio de un charco de sangre, en su habitación de la casa parroquial de San Martín de Porres, y los estudios forenses determinaron que recibió 14 puñaladas en diferentes partes del cuerpo, lo que provocó su muerte.
La hipótesis es que el crimen fue cometido para ocultar un robo ya que días antes el sacerdote les había dado a sus hermanos un sobre con 67.000 dólares.
Esa suma fue entregada por los familiares del sacerdote a la Justicia y según su hermano, Luis Juárez, “esto puede ser el móvil del crimen” y para ellos “es dinero sucio porque ocasionó un baño de sangre”.