Opinión. “Lo que nos dejó la semana“
La semana que pasó mostró cómo la sociedad comenzó a despabilarse luego de que comprendiera que en un marco de bolsillos flacos, no podía ser indiferente ante lo que será una suba del 37% en lo que hace a la tarifa eléctrica. En ese sentido, se movieron los hilos para que la Justicia intervenga como corresponde para dar marcha atrás con el aumento de la luz que habilitó el insensible y neoliberal Gobierno provincial.
Para ello, no sólo es clave la presentación de un recurso de amparo, sino por sobre todo, es necesario que el Poder Judicial no sea funcional al poder político. Suficiente con la pésima posición adoptada por parte del Ente Regulador de los Servicios Públicos (Ersept) que habilitó el incremento en las facturaciones, a pesar de se supone que su rol debiera de ser el de cuidar al ciudadano de la voracidad de las empresas de servicios.
Pero debe quedar claro el hecho de que el Ersept contó con el aval explícito del gobernador. Pero si existe un claro ejemplo de complicidad entre los políticos, los empresarios y cabe agregar también a los gremios, ese es el caso del transporte público de pasajeros que durante la semana volvió a la carga con la amenaza del primer paro del año en lo que hace a la circulación de ómnibus en la provincia.
Todo comenzó cuando a principios de la semana que pasó, el gremio de UTA amenazó como es su costumbre con la posibilidad de realizar un paro el viernes 22 ante la falta de pago de parte de los ineficientes empresarios, que nunca se hacen cargo del deficiente manejo que históricamente han hecho con sus compañías. Esta espuria relación entre sindicalistas y empresarios ha puesto al transporte público al borde del abismo.
Pero como en toda historia, a veces de quien menos se espera, surge una acción que termina salvando el día o, en este caso, la semana. Y es que uno de los apuntados por este posible paro era el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, quien se encontraba en el ojo de la tormenta debido a que en octubre pasado, la provincia llegó a padecer 16 días consecutivos de paro del transporte público de pasajeros sólo en ese mes.
Como señalamos desde este medio en su momento, el mandatario capitalino se sacó el problema de encima con total irresponsabilidad desligándose de su posibilidad de hacer algo concreto. Pero esta vez, algo cambió y no le faltaría el coraje que no sacó a relucir aquella vez cuando sólo atinó a firmar un decreto habilitando a las empresas de transporte escolar y dueños de traffics a anotarse para cubrir el servicio de transporte público.
Así como señalamos oportunamente que aquella vez le faltó coraje para tomar el toro por las astas y quitarles la concesión de este servicio esencial a las empresas incapaces de garantizar el funcionamiento del transporte, esta vez informamos en exclusiva, que sucedió todo lo contrario. Y es que el intendente Germán Alfaro les comunicó a empresarios y gremialistas que les revocaría la concesión a todas las líneas que circulan por la capital si iban al paro.
Incluso, a sus colaboradores más cercanos les bajó línea y afirmó que era necesario llevar una solución inmediata a los trabajadores que usan el transporte público de pasajeros, debido a que entendió que la clase trabajadora no puede ser víctima de todo este sistema que está demostrando que no da para más. Y es que cabe recordar que hasta aquí, el intendente Alfaro no hizo más que actuar de la misma manera que los empresarios del transporte.
Esto significa que sólo atinó a poner excusas y sin hacerse cargo de la problemática. Es por ello que a mediados de la semana nos preguntamos desde Tucumán Despierta, ¿qué haría el intendente con este asunto del paro de colectivos?. Pero estaba claro que había llegado la hora de la verdad, justo cuando la sociedad llegó al límite de la tolerancia, ante la falta de transporte tras más de 60 días sin servicio el año pasado.
En un momento, parecía que los sindicalistas seguirían firmes, en tanto que no estaban dispuestos a levantar la medida de fuerza más que en el caso de que les paguen el sueldo de diciembre y el medio aguinaldo. Fue entonces que la idea de Germán Alfaro llegó a los oídos del mismísimo gobernador provincial Juan Manzur que decidió intervenir para evitar la medida de fuerza prevista para el viernes.
En ese sentido, el oficialismo comunicó que otorgaría un adelanto de subsidios provinciales a las empresas por un valor de $300 millones, para que las firmas abonen la deuda salarial. La picardía del mandatario provincial pasó por el hecho de impedir que el intendente capitalino le gane de mano, resuelva el problema del transporte y quede bien parado de cara a las elecciones legislativas nacionales que tendrán lugar este año.
Pero no fue el dinero lo que impidió el paro el viernes, sino la amenaza de soltarles la mano a los ineficientes empresarios y quitarles las concesiones para convocar a un llamado a licitación. Y es que claramente el intendente capitalino debió ser consciente de que todos los ojos estaban puestos sobre él y que una decepción del pueblo tucumano le iba a pasar factura electoral más temprano que tarde.
Entonces, luego de que Germán Alfaro se pusiera firme y estando a punto de ejecutar su amenaza, finalmente, el paro se levantó debido a que la UTA arrugó, por un lado, y a que las cosas cambian cuando los funcionarios se ponen firmes, por el otro. En ese marco, lo que les frenó el ímpetu a los sindicalistas fue la decisión de Alfaro de quitarles la concesión a las empresas de transporte y proceder a realizar un llamado a licitaciones.
Y es que esto pondría en aprietos a los gremialistas que guardan complicidad con los empresarios. No podía ser que los sindicatos pudieran seguir teniendo cautivos a los ciudadanos, salvo que existan funcionarios obsecuentes. Fue justamente esa la clave por la que pasó la, por ahora, resolución del conflicto. Claramente, los gremios no tendrían ese poder de daño, sin la connivencia con el poder político.
En ese sentido, la movida del intendente Alfaro así lo demuestra. Sólo cuando el mandatario capitalino se puso firme fue que logró impedir que el gremio se saliera con la suya una vez más. El haber amenazado con hacer cumplir las disposiciones municipales para que la gente pueda continuar movilizándose sin temer que un sindicato en connivencia con los empresarios decida dejar sin transporte a toda una provincia: esa fue la enseñanza que dejó lo ocurrido.
En definitiva, tanto los empresarios que sólo por ahora conservan las licencias para continuar trabajando en Tucumán, como los gremialistas de UTA, entendieron que se les vendría la noche en caso de que nuevas compañías se hicieran cargo del transporte de pasajeros. Es por ello que no tuvieron más remedio que dar marcha atrás con la posibilidad de arrancar el pasado viernes con un paro, hasta que arrugó la UTA.
No obstante, no deberá confiarse el intendente ya que ahora tendrá que cumplir su promesa en caso de que UTA insista con un paro. Deberá Germán Alfaro no olvidar la importante lección aprendida por todo Tucumán durante el transcurso de la semana. Que sólo los sindicalistas prebendarios logran sus espurios intereses cuando los políticos no se ponen firmes ante ellos y ceden fácilmente a sus extorsiones. El tiempo dirá si esta lección fue bien aprendida o no.