Mucho puede cambiar en un año. De eso están seguros los máximos ejecutivos de las compañías tecnológicas. Hace apenas meses, los anuncios de las empresas y emprendimientos vinculados a los nuevos desarrollos y la innovación se centraban en rondas de inversión y nuevos productos. Hoy, se encuentran en medio de una tormenta de malas noticias, entre problemas financieros y despidos masivos.
El mal clima no es solo local. Trasciende las fronteras y los tamaños de las organizaciones. Multinacionales como Meta, Amazon y Netflix debieron hacer recortes en sus plantillas para adaptarse al contexto internacional y a la peor parte de tempestad de falta de capitales que, según comunicaron sus propios líderes, todavía está por venir.
En la Argentina y solo en las últimas dos semanas, anunciaron reducciones de personal Lemon Cash (38%), Bitso (25%), Kavak (20%), Etermax (7%), TiendaNube (5%), Digital House (3%-5%) y Ualá (3%), entre otras.
El factor común entre estas empresas es el de estar volcadas a la tecnología. Para algunas, el impacto del panorama financiero internacional es aún mayor porque se dedican a la industria de las criptomonedas, que atraviesa una crisis de confianza con el colapso de proyectos como FTX, Alameda, Luna, Celsius y Blockfi, entre otras.
Del sol a la lluvia
Entender las corrientes que llevaron a las empresas a tomar decisiones como despedir masivamente implica retrotraerse al contexto de mitad del año pasado. Producto de la pandemia, en 2021 se gestó una oportunidad inusual para la nueva generación de emprendedores y, particularmente, para los latinoamericanos. Se multiplicaron las oportunidades de financiamiento para las startups locales, especialmente en el caso de los proyectos que impulsan alguna transformación digital de su negocio.
Entre junio y julio del año pasado, decenas de empresas locales como Pomelo, Aleph, VU., Frizata, COR, Mural, Satellogic, Kavak, Split.io, Buenbit, Koibanx, entre muchas otras, anunciaron rondas de inversiones exitosas. La disponibilidad de capitales fue consecuencia de la emisión de dólares de la Reserva Federal de Estados Unidos durante el aislamiento obligatorio por el covid-19. El dinero en circulación aumentó 24% solo en 2020, de acuerdo con ese organismo.
En ese entonces, Ariel Coremberg, economista y director del Centro de Estudios de la Productividad, explicó a LA NACION: “La Fed aumentó la liquidez al emitir y eso llevó a que la tasa de interés de referencia de la FED quede muy baja, lo que facilita el acceso al financiamiento porque el costo de tomar créditos es bajo”. Se generó una avalancha de fondos disponibles, con menor aversión al riesgo de los inversores.
Esa situación macroeconómica llegó a su fin. En búsqueda de domar la inflación generada por la emisión monetaria mundial, Jerome Powell, director de la Fed, comenzó a elevar la tasa de referencia a niveles no vistos desde 2007. La intención era que el dinero sobrante se volcara a instrumentos financieros. La contracara: una contracción de la actividad y de la disponibilidad de fondos para start ups.
Para los especialistas, la bonanza financiera era transitoria. La prueba de fuego para los emprendimientos se generaría cuando el acceso al capital disminuyera. “Las startups son startups. Acceder al financiamiento privado internacional es importante, pero después se da una situación schumpeteriana de creación y destrucción. Muchas van a quedar en el camino. Después de la crisis de las puntocoms en la década de los ‘90, sobrevivieron las mejores y las más útiles”, agregó Coremberg.
En esos términos, la situación actual se asemejaría al presagio de los especialistas que alertaron sobre la necesidad de transformar los capitales incipientes en estructuras más sólidas en la rentabilidad. “Es una ensalada de muchos ingredientes. El epicentro del terremoto es la suba de tasas. Ese dinero que estaba pululando, lo llevo a un lugar de riesgo prácticamente cero. Hasta hace un poco menos de un año, en términos generales, se buscaba disponer de mucho dinero, gastar mucho dinero, las empresas que crezcan exponencialmente en términos de clientes y equipos, dejando la rentabilidad en una etapa posterior. Era una ola”, explicó Mariano Biocca, director ejecutivo de la Cámara Argentina Fintech.
Kavak es un ejemplo significativo. Hace tan solo ocho meses, la empresa dedicada a la tecnología en la industria de automóviles se encontraba en planes de expansión, tras haber crecido por 10 en el mercado argentino. Pasaron de tener un equipo de 60 personas, a más de 1000, según Carlos García Ottati, su fundador. Esta semana, confirmaron despidos a través de una carta. Fuentes privadas estiman que se trata de cerca de 20% o más de su planta.
Algunos, como Federico Ogüe, cofundador de Buenbit, comunicaron anticipadamente que el típico modelo de crecimiento acelerado y dependiente de inyecciones de inversión de Silicon Valley iba en contra de la estrategia de construcción que se necesitaría para sobrevivir el invierno financiero. En junio, decidió reducir su personal en casi un 50% a un año de haber recibido su primera inversión serie A, en la que recolectó US$11 millones.
“Veníamos trabajando en base a un modelo y el contexto cambió de una semana a otra. En este nuevo panorama, hay una sequía total. Todos los fondos de inversión en lo que es startups están parados. Se nos planteó una pregunta: ¿seguimos con este modelo o esperamos a que mejore el mercado? Optamos por ajustar y llevar la empresa a un break even hasta hacer ganancia, para proteger a los empleados y a sí misma”, comentó Ogüe en ese entonces, previendo la situación actual.
Fintech y cripto, foco de la tormenta
Entre todos los rubros tecnológicos, las tech que más en el centro de la tormenta se encuentran son aquellas volcadas a las finanzas. Entre los motivos, se encuentra una alta competencia y proliferación de ofertas para un universo finito de clientes, a la vez de que se ven impactadas por la crisis en otra industria: la de las criptomonedas.
El “criptoinvierno” o el “criptocrash” tuvo causas similares a las que llevaron a los despidos en otras empresas. Frente a una suba de tasas de la Fed, los capitales prefirieron instrumentos financieros tradicionales más que bitcoin o ether. El problema que se sumó al contexto es que el retiro de fondos dejó al descubierto la falta de liquidez o sostenibilidad de algunos proyectos, como Luna, y puso en evidencia estafas o manejos fraudulentos del dinero de los clientes, como el caso de FTX. Este colapso de la confianza aceleró los tiempos.
“Se le atribuye la situación a las fintech, pero es algo que nos excede. Respecto de las fintech, como toda industria, tenés un momento en el que arranca la carrera con cientos o miles de caballos. Luego, se fusionan, compran. Es un momento de contracción. El tema es quien tenga suficientes reservas, el tanque suficientemente lleno o se fusione con otros proyectos para poder pasar el valle. Es un proceso de integración”, agregó Biocca.
Las fintech que no están en cripto buscan distanciarse de los problemas de la industria y aquellas que sí se dedican al rubro, piensan estrategias para que sus clientes confíen en ellas. El caso de FTX hizo llegar las alarmas globales a la Argentina. Las empresas locales y aquellas con operaciones en el país buscaron aportar calma y reasegurar a sus usuarios sus depósitos y fondos, aclarando que no se encontraban expuestas a FTX ni a sus subsidiarias. Muchas realizaron Proof of Reserve (prueba de reservas) para asegurar públicamente la liquidez de sus cuentas.
Sin embargo, la crisis de las criptomonedas impactó en las promesas locales y las llevó a replantear sus negocios. “Tengo que tomar una serie de decisiones que aseguren la misión de Lemon en el largo plazo. Tomo esta decisión con tristeza, con dolor y con la certeza de que para poder seguir adelante en este desafiante contexto internacional, debemos dejar ir a gente talentosa que dio mucho por Lemon y aportó a que hoy seamos la empresa crypto más grande de Argentina”, dijo Marcelo Cavazzoli, CEO de Lemon Cash, al anunciar que despediría al 38% de su personal. En conversación con LA NACION, comentó que la decisión estaba tomada hace meses y que habría demorado el comunicado por la crisis de FTX, para que no se lo asocie con ella.
El panorama futuro no es alentador. Los especialistas apuntan a que la Fed seguirá subiendo las tasas, que todavía son negativas con respecto a la inflación estadounidense (4% de interés vs. 7,8% de aumento generalizado de precios en octubre). Lo que se viene serán procesos de caída, integración con otras empresas, desaceleración del crecimiento exponencial y menores inversiones. Sobrevivirán las que mejor hayan construido su negocio con el dinero que tuvieron disponible en los meses previos a la tormenta.