¿Cuántas veces marcamos desde este medio, que el Gobierno nacional está jugando con la salud de los argentinos? No porque lo haga a propósito, pero está claro que la incertidumbre en torno a las vacunas por parte del oficialismo también es pandémica, debido a una interminable sucesión de pronósticos fallidos y errores no forzados de parte de la administración federal que desde marzo hasta aquí le erró en todo a la política sanitaria.
Y es que los pronósticos vacunatorios de la Casa Rosada sumaron un nuevo traspié luego de que el gobierno de Vladimir Putin admitiera que por supuestos problemas logísticos, el vuelo de Aerolíneas Argentinas que debía ir hacia Moscú el pasado fin de semana en busca de 600.000 dosis de la vacuna Sputnik V se reprogramó el martes por la mañana. Finalmente, el avión despegó anoche y regresará, en teoría, hoy.
El problema es que volverá solo con 220.000 dosis, poco más de un tercio de lo que se había anunciado. Ahora bien, cabe preguntarse ¿Qué fue lo que pasó? El punto es que, por contrato, el Gobierno nacional adquirió a Rusia 15 millones de esquemas de vacuna, es decir, 30 millones de dosis, que deben llegar entre diciembre y marzo de este año. Sin embargo, hasta el momento el país recibió apenas 520.000 vacunas traídas en dos vuelos.
En este marco, en el Gobierno nacional empiezan a ponerse nerviosos y aseguran que no faltan vacunas, sino que hay problemas de distribución y que van a seguir trayendo dosis de forma permanente. Como si fuera poco, en medio de la expectativa que generó la partida del segundo vuelo a Moscú, Rusia anticipó que la producción de vacunas podría sufrir demoras y se justificó diciendo que es algo entendible que eso suceda en el contexto de alta demanda global.
Esa es la razón por la cual se vieron disminuidas de forma drástica las dosis y todo indica que será difícil cumplir con los tiempos que el propio Gobierno prometió. Además, desde Rusia agregaron que las expectativas tienen que ser realistas y se justificaron diciendo que, en realidad, todas las vacunas tuvieron demoras y que es entendible porque la producción tiene muchos componentes, por lo que si hay un problema con uno de ellos, se atrasa toda la cadena.
Mientras tanto, el Gobierno organiza un mega operativo de vacunación contra el coronavirus y prevé inmunizar este año al menos a 25 millones de personas. A este ritmo, esta meta no pareciera que fuera a cumplirse. La primera etapa de la campaña contempla al personal de salud con un plan de aplicaciones que comenzó a finales de diciembre y está previsto que en la siguiente fase se incluya a los adultos mayores de 70 años.
También está en carpeta inmunizar a los docentes durante febrero, para el inicio de clases. Todo suena muy ambicioso y poco realista de la mano de un Gobierno que no ha parado de errar en cuanto pronóstico que realizó, sin contar los traspiés que tuvo y que en el asunto de la vacuna quedó más expuesto todavía. Para colmo, no existe arreglo a la vista con otros laboratorios, por lo cual cabe preguntarse ¿En manos de quiénes está nuestra salud?
