Este miércoles se rompió el círculo de impunidad en el que se manejaba quien hasta este miércoles era juez federal. Se trata de Walter Bento, que en las últimas horas fue destituido y al perder los fueros, detenido en el marco de una causa penal en la que se lo investiga por diversos delitos.
Fue apartado de su cargo por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación por cinco hechos de mal desempeño de sus funciones. Inmediatamente después quedó preso en la causa en la que está procesado con prisión preventiva, acusado de ser el jefe de una asociación ilícita. Se le imputa que su juzgado le cobraba coimas a acusados para beneficiarlos en los expedientes. También es investigado por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
Tuvo varios acercamientos con dirigentes y vínculos estrechos con engranajes de la política mendocina. Uno de los latiguillos de su defensa es que está siendo perseguido por el senador y gobernador electo Alfredo Cornejo. Lo cierto es que su trayectoria judicial -y personal- está plagada de irregularidades. Siempre mantuvo un perfil muy alto y en los pasillos de la Justicia se dice que al quedar Horacio Rosatti al frente del Consejo de la Magistratura, “le soltaron la mano”.
Bento fue secretario del juzgado federal 3 desde el año 1992. En 2005 fue elegido para hacerse cargo del juzgado federal 1 de Mendoza, el cargo de mayor poder en Tribunales. Fue designado por el expresidente Néstor Kirchner. Se trata del juez con competencia electoral en la provincia y también quien investiga los delitos federales, como contrabando.
El prontuario de Bento es extenso. En 2011 fue denunciado en el Consejo de la Magistratura y pidieron juicio político luego de que determinara la intervención de la empresa Cablevisión. El proceso solicitado en su contra no llegó a buen puerto, pero la Corte Suprema anuló su actuación.
En marzo del 2020 volvió a quedar bajo la lupa de la Justicia cuando el fiscal General Dante Vega investigaba una causa por narcotráfico y se encontró con información que involucraba al juez. En la apertura de teléfonos surgieron numerosos mensajes de texto y voz en los que se aludía al “juez”, al “número 1″ o al “gran jefe”. De la investigación se desprende que eran todas alusiones a Bento.
Tampoco está exenta su familia de causas en la justicia. Dos de sus hijos, Nahuel y Luciano fueron nombrados en altos cargos en Tribunales. Marta Isabel Boiza, su esposa, ya era funcionaria. Los cuatro están acusados de haberse enriquecido ilegalmente y lavar dinero proveniente del pago de coimas para acceder a beneficios judiciales.
Todas las versiones sobre la personalidad de Bento lo ubican como alguien de muy alto perfil. A pesar de haber estado varias veces en la mira judicial, nunca dejó de hacer gastos extravagantes. Se le atribuyen más de 900 viajes al exterior, donde además se hospedaba en hoteles de lujo. Frecuentaba un departamento en una zona exclusiva de Miami, del que no se sabe con exactitud la procedencia.
Entre los muchos lujos que se permitía se encuentran haber viajado en aviones privados, incluso uno de esos viajes fue confirmado por él mismo. Se trató de un viaje pago por el dueño de una sala de juegos de Uruguay, que lo invitó a ver un recital en un hotel Casino. Ese era el nivel de desparpajo con el que se manejaba, aún siendo juez.