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Volver a la rutina después de las vacaciones: cómo superar el bajón y cuánto podemos sostener el efecto relax

Volver al trabajo puede ser una experiencia libre de estrés (Foto: Freepik)

Volver del descanso anual es sinónimo de renovación y nuevo comienzo. Pero para muchas personas, representa la angustia de retomar el estrés del trabajo y del calendario escolar. Ideas y propuestas para aprovechar al máximo los efectos del receso.

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La sensación de página en blanco que provocan los primeros meses del año no viene sola. La hoja limpia del cuaderno trae consigo ansiedad porque se sabe que lo que viene posiblemente sea cuesta arriba y requiera de toda nuestra energía. Entonces, hay que capitalizar el descanso que se logró con las vacaciones y bajar el estrés con un aterrizaje suave: lograr que el verano sea un momento útil para una recuperación duradera del entusiasmo y la motivación.

Llevada a la práctica, esa teoría demanda estrategias y herramientas que minimizan el “bajón” de volver a la rutina. Lo primero, tal vez, sea aprender a no sentir expectativas irreales frente a esos días de desenchufe, que claramente no obran milagros.

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“No podemos pedirle a las vacaciones que solucionen todos los problemas acumulados durante el año. Es, en cambio, un tiempo para recargar energías y retomar proyectos con una mirada más positiva”, dice la licenciada María Verónica Lapelle, psicóloga y subjefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano de Buenos Aires.

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Luego, la estrategia del “período de adaptación” de los jardines de infantes aplica a la vida adulta. “Tomarse uno o dos días de transición entre las vacaciones y el trabajo ayuda a reajustar el ritmo mental y físico: no llegar del viaje en la noche que es víspera del regreso laboral, organizar pendientes con tranquilidad, reordenar espacios y retomar progresivamente los horarios de sueño y una buena alimentación”, aporta la Lic. Analía Tarasiewicz, Psicóloga del trabajo y Directora de @trabaja.mejor.

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Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación a padres y autora de libros de crianza, recurre a su propia experiencia para recomendar el aterrizaje suave. “Una parte importante del dolor de que se terminen las vacaciones radica en no haber cumplido con objetivos poco realistas. Mi ejemplo personal: me llevé diez libros y leí solo tres. En marzo -recomienda- tenemos que empezar a hacer cosas que nos gustan y sostenerlas todo el año, porque eso le quitará presión a la lista de proyectos para el verano”.

Priorización inteligente: la clásica técnica del semáforo

El primer día de trabajo puede ser abrumador si se intenta abordar todo de golpe. La técnica de clasificar tipo triage las tareas y dividirlas entre “Urgentes”, “Importantes” y “Sin apuro” ayuda a no sentirse abrumado. Basta con revisar y filtrar con criterio, en lugar de responder por impulso.

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“Tomarse uno o dos días de transición entre las vacaciones y el trabajo ayuda a reajustar el ritmo mental y físico", recomiendan los especialistas. (Foto: Adobe Stock)
“Tomarse uno o dos días de transición entre las vacaciones y el trabajo ayuda a reajustar el ritmo mental y físico”, recomiendan los especialistas. (Foto: Adobe Stock)

Otros dos trucos que ayudan son evitar las jornadas maratónicas y trabajar por bloques de tiempo con descansos cortos, y dedicar el primer día a tareas de impacto rápido que generen sensación de avance sin ser agotadoras.

“Para evitar el desborde se pueden ejercer algunos rituales de reconexión, como por ejemplo volver a ponerse en contacto con el equipo, jefes o colegas, charlar de lo sucedido en nuestra ausencia y retomar la dinámica”, agrega Tarasiewicz. Solo los pilotos de Fórmula 1 pasan de 0 a 200 km/h en un instante.

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La especialista recuerda que lo ganado en materia de descanso se mantiene con más facilidad si preservan pautas como “hidratación adecuada, alimentación equilibrada, ejercicio o caminatas que reduzcan la sensación de fatiga mental y pequeñas pausas diarias para evitar la saturación”.

Es normal sentir que el primer día no se está al 100%. Hay que tener mentalidad realista y autocompasiva, adaptarse sin culpa. Enfocarse en lo positivo del regreso, como reencontrarse con colegas o retomar proyectos interesantes, puede hacer la transición más llevadera”, dice.

Las vacaciones de los freelancers necesitan planificación

Los nómades digitales, freelancers y emprendedores enfrentan un desafío particular al regresar de las vacaciones: probablemente nunca hayan podido desconectarse del todo. Sin una estructura fija de horarios o un equipo que absorba sus tareas, suelen volver sintiéndose igual de agotados que antes de irse.

Por eso, tienen que planificar la futura desconexión. “Por ejemplo, avisar con anticipación a clientes y colaboradores sobre su escasa o nula disponibilidad, automatizar respuestas en email y redes para que nadie espere una contestación inmediata, delegar tareas o programarlas (desde vencimientos hasta reuniones) y definir una zona gris de trabajo mínimo: si algo requiere atención, establecer franjas horarias acotadas para ocuparse solo de lo imprescindible”, aconseja Tarasiewicz.

“Habiéndonos enamorado todos de nuestro celular, ahora tenemos que aprender a no dejarnos poseer por él, a recuperar nuestro tiempo de ocio, de encuentro familiar y con amigos. A nivel trabajo era muy sencillo irse de vacaciones cuando no había pantallas tan portátiles. Ahora tenemos que hacer un plan y cumplirlo a rajatabla, y para eso necesitamos mucha voluntad, pero también que nuestros compañeros, jefes y empleados no solo respeten nuestras vacaciones, sino también las suyas”, sostiene Seitún.

"Es normal sentir que el primer día no se está al 100%", coinciden los psicólogos sobre la vuelta al trabajo. (Foto: Adobe Stock)
“Es normal sentir que el primer día no se está al 100%”, coinciden los psicólogos sobre la vuelta al trabajo. (Foto: Adobe Stock)

La vuelta a clases

En el caso de los chicos y chicas, que al volver muchas veces se enfrentan a la agenda escolar de manera inmediata, la especialista propone escribir en familia un pequeño diario con “los mejores momentos de las vacaciones, para mirarlo cuando necesitemos un descanso. Si le sumamos algunas fotos o pequeños tesoros del viaje, lo convertimos en un álbum de emociones”.

“Pero además elijamos dos o tres actividades de las vacaciones para seguir haciéndolas durante el año lectivo: cocinar una torta, jugar una generala a la noche algún día de la semana, dar una vuelta en bici en familia el sábado”, recomienda.

Los chicos y chicas aprenden de los mayores si el comienzo de clases es una calamidad o una bendición. En ese punto, Seitún insiste en aclarar: “Como siempre hay un poco y un poco, los primeros que tenemos que elaborar la vuelta a la rutina somos los adultos. Podemos proponerles que inviten a casa a algún compañero para reencontrarse y retomar paulatinamente las rutinas”.

Por su parte, Tarasiewicz sugiere reducir el fuerte impacto que implica la transición entre las vacaciones y los horarios estrictos de sueño y actividades. Para eso, “dos semanas antes del inicio de clases, comenzar a ajustar los horarios de sueño de forma progresiva; reintroducir rutinas de comida en horarios similares a los escolares y reducir la exposición a pantallas antes de dormir para favorecer un descanso reparador”.

Pero además “se puede incentivar el entusiasmo de los niños y niñas si se los involucra en la compra de útiles escolares y mochilas para que sientan que están preparando algo especial; hablar sobre lo que más disfrutan de la escuela (una materia, los encuentros con sus amigos y los momentos recreativos) y fomentar la participación en actividades extracurriculares que les gusten”.

Para cuidar su bienestar físico y emocional, la especialista recuerda que es crucial asegurar que sigan en movimiento con juegos al aire libre o deportes, “y también dar espacio para que hablen sobre sus emociones porque eso les permite validar sus sentimientos respecto al regreso a clases”.

Una buena idea para la vuelta es escribir en familia un pequeño diario con los mejores momentos de las vacaciones, para mirarlo cuando necesitemos un descanso. (Foto: adobe Stock)
Una buena idea para la vuelta es escribir en familia un pequeño diario con los mejores momentos de las vacaciones, para mirarlo cuando necesitemos un descanso. (Foto: adobe Stock)

Planear un año más saludable

“Seamos realistas en relación con nuestro tiempo y energía y no armemos este año agendas agotadoras. Elijamos con los chicos y para ellos pocas actividades extraescolares, para que puedan pasar más tiempo en casa, aburrirse y pelearse con los hermanos, no para ocuparlo frente a las pantallas”, propone Seitún.

La especialista advierte: “No tiene sentido llegar a fin de año al borde de nuestras fuerzas físicas. Aprendamos a cuidarnos y a decirles que no a nuestros hijos. No hay vacación que alcance si estamos demasiado cansados. Y las escapadas son geniales, pero también estresan, así que no nos excedamos”.

En ese sentido, lo importante es que relajarse no se nos presente como una obligación más. “Busquemos una buena fórmula para nuestra familia, que puede incluir yoga, meditación, deportes, salidas con amigos o hobbies que nos permitan recuperar energía durante la semana. A veces -aclara Seitún- basta con acostarse en el piso a hacer respiraciones profundas para resetearse. Somos modelo de buen manejo del estrés para nuestros hijos y los guardianes de su bienestar”.

Otras ideas para prevenir el agotamiento posvacacional

  • Antes de salir de vacaciones, organizar la ausencia: delegar tareas, programar respuestas automáticas, avisar que no se estará disponible.
  • Ya en vacaciones, dedicar tiempo a hobbies, deportes o simplemente a descansar sin exigencias.
  • Desconectarse del trabajo: limitar el uso del celular y establecer horarios claros para revisar mensajes o correos.
  • Fomentar vínculos: pasar tiempo con seres queridos para fortalecer la salud emocional.
  • Practicar la flexibilidad: aprender a manejar imprevistos con humor y adaptabilidad.
  • Al regresar, mantener el balance: incorporar pequeños momentos de ocio o descansos durante todo el año. No normalizar el agotamiento.
  • Mejorar la calidad del sueño; hacer escapadas de fin de semana donde realmente se corte con el trabajo; incorporar micro-recreos diarios con actividades placenteras como meditación, lectura o caminatas o tomarse un día sin pantallas cada tanto para reducir la sobrecarga digital.
  • Si después de tomar estos recaudos de todos modos al volver sigue la necesidad de “vacaciones de las vacaciones” o sentimos que no tenemos la fuerza necesaria para encarar el año, es momento de revisar el modelo de trabajo o pedir ayuda profesional para que el próximo período de descanso resulte tan eficaz como pretendemos ser nosotros.

    Fuente: TN

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