“Hay algunos que saltan por la ventanilla y les roban a los pasajeros. Crecieron los arrebatos en los colectivos”, expresó José Villalba, uno de los encargados de la línea 18. “Una de las peores zonas que nos toca recorrer es el sector de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Viven asaltando a las personas que están en las esquinas”, agregó.
Uno de los últimos ataques de desconocidos que azotaron a estos vehículos se dio el sábado pasado por la noche, en Lavalle al 4.000. Sofía Gonzales Lagoria de 23 años, denunció ante la Policía que cuando se dirigía a su casa en una unidad de la línea 3, tres hombres subieron al coche amenazando con armas de fuego a todos los pasajeros y les robaron. Según contó la mujer, los arrebatadores huyeron luego del brusco asalto.
Dos días antes, Eduardo Ruiz (52), quien es chofer del mismo servicio, fue atacado durante la siesta por dos motochorros cuando frenaba el vehículo para revisarlo por un desperfecto. De acuerdo a la denuncia de la víctima, estas personas aparecieron con armas de fuego y le sustrajeron el teléfono celular y $ 250.
“Durante los fines de semana, la cosa se pone más peligrosa. Las calles están más vacías y los asaltos crecen. En horarios de la siesta o de la noche, es peor. A los estudiantes les roban los teléfonos y las mochilas”, dijo Villalba. El hombre además contó que cuando los colectivos frenan, los ladrones aprovechan para subirse a la unidad y asaltar, tanto al chofer como a los pasajeros. “Además, trabajan en grupo”, añadió.
Maximiliano Villagra, quien es Apoderado de la línea 19, expresó que algunos ladrones están drogados y “eso hace que se pongan más violentos”. “Cada unidad tiene un botón de pánico: uno suena en la empresa y el otro en el servicio de 911. Algunas veces, hay respuesta rápida de la Policía. Otras, no. No sólo roban, sino que cortan también un dedo”, agregó.
“Los pasajeros, en medio de los arrebatos, forcejean con los delincuentes. Sí reaccionan”, añadió.