Fue un anticipo de Tucumán Despierta. El sábado pasado publicamos en este medio algo que parecía inverosímil, pero que en el día de ayer se confirmó. Finalmente, se endurecerían los controles durante los días previos a las festividades de fin de año y las celebraciones están incluidas. De este modo, esta decisión no sería más que la antesala de una hipotética vuelta atrás en lo que hace a la libre circulación.
En otras palabras, podría volver la cuarentena estricta que había quedado atrás. Como lo anticipamos el fin de semana, desde el Gobierno se venía preparando el escenario para la implementación de nuevos controles junto con la vuelta de las restricciones. En ese marco, no resulta casual ni mucho menos resultado de la improvisación, el hecho de que el Gobierno con el ineficiente ministro Claudio Maley a la cabeza, consiguiera el visto bueno de la Justicia.
Esto significa que la Policía de Tucumán nuevamente tendrá el aval del mismísimo Poder Judicial a la hora de realizar aprehensiones cuando considere que es necesario. Esta polémica maniobra entre la Justicia y el poder político da lugar a la ambigüedad y es que no está claro qué razones podrían llevar a la detención de las personas. Y Tucumán conoce de sobra lo peligrosa que es esa decisión teniendo en cuenta los últimos antecedentes.
Dar vía libre a los efectivos policiales para que avancen con las detenciones, fue lo que terminó derivando en el secuestro, tortura, asesinato y desaparición del cuerpo de Luis Espinosa. El endurecimiento del discurso de los encargados de la sanidad durante la pandemia en Tucumán en los últimos días, resulta amenazante teniendo en cuenta que dijeron que aplicarán todo el peso y el rigor de la ley para evitar que se produzcan fiestas clandestinas.
Sin ir más lejos, y tal y como lo adelantamos también desde este medio, la llegada del calor ha llevado a que decenas de tucumanos eligieran paseos como el de El Cadillal para refrescarse de las altas temperaturas propias de esta época. En las imágenes que circularon pueden observarse aglomeraciones y ningún distanciamiento social entre las personas que concurrieron al lugar, algo que advertimos que pasaría hace ya algunas semanas.
La realidad es que el oficialismo en Tucumán, está asustado por 3 razones. La primera está relacionada con el papelón en torno a la vacuna rusa sobre la cual el gobierno nacional y también el provincial pusieron todas sus esperanzas. Sobre todo, teniendo en cuenta que la vacuna que se distribuirá acá, es del laboratorio de Hugo Sigman, el amigo de Juan Manzur, recién estaría disponible en marzo.
Y esto nos lleva la segunda razón que no es ni más ni menos que la posibilidad de que en ese momento tenga lugar en Tucumán y en el país la segunda ola de coronavirus, tal y como ocurre en Europa. Mientras que la tercera razón es más profunda que las anteriores y es que el oficialismo de Tucumán está consciente de su fracaso en lo que hace la política sanitaria. ¿Acaso temen lo peor en caso de que no logren controlar la cantidad de gente que circula en la calle?
