La mala praxis del Gobierno nacional ha desembocado en la cuenta regresiva para que el país regularice su situación ante el Club de París, una institución creada por un grupo de economías que se juntaron en 1956 para negociar de forma coordinada la deuda que ya en ese momento les debía a cada uno la Argentina. Y como nosotros no aprendemos la lección, seguimos penando todavía como hace más de 60 años.
En este marco, cabe recordar que a fin de mes concluye el plazo para que el país pague USD 2400 millones, aunque tiene 60 días más de gracia. Se trata de una deuda que quedó en default en 2001, y que luego fue renegociada en 2014 de manera desastrosa por el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof. Ahora, la Argentina debe pagar el último tramo de esa reestructuración para no caer en un nuevo default.
Para ello, el ministro de Economía, Martín Guzmán, viajó en el último mes dos veces a Europa para discutir con los principales países; esta última vez lo hizo con el presidente Alberto Fernández. En general, el Club de París accede a una postergación del vencimiento si el país en cuestión tiene un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos socios son los mismos países.
Ahora bien, el problema es que la Argentina no llegará a cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo antes de fin de mes, pero en el Palacio de Hacienda se entusiasman con conseguir un “pre-acuerdo”, que le sirva de puente hasta llegar a la negociación final. Y es que de más está decir que es todo un tema no pagarle al Club de París y volver a defaultear la deuda y volver a quedar afuera del mundo.
Pero, más allá del costo financiero de los mayores intereses punitorios que habría que pagar, el costo político es muy fuerte. Sería muy complicado a nivel diplomático que la Argentina esté en default. Si bien para el Club de París el monto de USD 2400 millones es insignificante, para nuestro país representa la mitad de las reservas netas del Banco Central. Y eso sería un golpe determinante para la maltrecha economía argentina.
Hoy ya estamos con un riesgo país muy alto, sin acceso al crédito, que en parte tiene en cuenta justamente que probablemente se caiga en default con el Club de París, y sobre todo que todavía no se negoció con el Fondo. Por lo que todo parece indicar que hay una posibilidad de pasar esos vencimientos en vista de que la Argentina renegocie con el FMI, enmarcando también en ese acuerdo el pago al Club de París.
Si hay default, además, se supone que será por un plazo relativamente corto, hasta que se acuerde un nuevo programa luego de las elecciones. El único problema es que, según el acuerdo de Austria, la deuda con el Club podría casi duplicarse si hay default, porque se empezarían a contar los intereses desde 2014. Sea como fuere, urge que de una vez por todas en el Gobierno recurran a una negociación eficiente para que la economía no se estrella todavía más.