Cristina y Alberto están dispuestos a todo para lograr un triunfo electoral en la primavera. Incluso poner en un “olla a presión” el tipo de cambio. La inflación de marzo cayó como una bomba y puso toda la estrategia en duda. El índice baja en abril, pero sigue alto, arriba del 3%. La real inflación hace casi inviable la meta oficial del 29%. También consolida un peligroso atraso cambiario.
El equipo de Cristina sacó a relucir sus adolescentes ideas. Voceros del Instituto Patria y de La Cámpora, lanzaron una maniobra para hostilizar a Marcos Lavagna. Para el “cristinismo” duro, el problema de Argentina no es que se recaliente la inflación. Sus colaboradores creen que pasa por otro lado, que el INDEC no dibuja la inflación, como lo hizo Cristina. La insólita objeción a Lavagna provocó ruido en Wall Street.
Hay bonos soberanos que cotizan por evolución de los precios y eso se advirtió en un informe del JP Morgan. El jefe del INDEC transmitió serenidad, “Son operaciones. No hay que preocuparse”. Pero Roberto Lavagna habría recibido consultas de “popes” industriales. Muchos “lobos” de Wall Street hicieron esta pregunta, ¿quieren que vuelvan las prácticas de Guillermo Moreno?
Por eso, Guzmán salió a respaldar la gestión de Lavagna. Lo hizo diplomáticamente para no irritar a las fieras del kirchnerismo. Moreno intervino el INDEC y le hizo un daño terrible a la credibilidad de Argentina. El ruido sobre la política cambiaria, las nuevas diferencias entre Pesce y Guzmán y el fuego graneado sobre el INDEC llegaron en un momento crucial. La Casa Rosada tiene decidido no hacer un acuerdo con el FMI.
El propio ministro lo sugirió en forma concreta en el encuentro con Emmanuel Moulin. En Francia hubo un encuentro entre Guzmán y Moulin. El funcionario es poderoso, titular del Tesoro de Francia y presidente del Club de París. Fue un diálogo técnico y sincero, se habló del inminente vencimiento, la semana próxima, por 2.300 millones de dólares. Guzmán fue al grano, le comunicó que Argentina utilizará todos los plazos legales para cancelar la deuda.
La decisión obligó al BCRA a tomar medidas de mayor control para engrosar reservas, Guzmán busca dólares para abonar cash, lo que no cubra con los DEG del FMI. También quieren billetes para enfrentar turbulencias cambiarias en el segundo semestre. El “Complejo Sojero” ya le avisó a la Casa Rosada que los dólares fluirán solo hasta mediados de junio, pero que, después, nadie venderá un grano a la espera del resultado electoral y de un eventual suba del dólar oficial.
Así lo dicen, “Se van a sentar arriba de los silo-bolsa”. Este panorama aceleró los torniquetes, el equipo económico volvió a cerrar los permisos para importar. El cerrojo afecta la producción e incumple compromisos que asumió el Ministerio de Producción. Las terminales de ADEFA que lidera Daniel Herrero, se quejaron con Matías Kulfas. El imprevisto torniquete frena planes de expansión.