El 2021 arrancó movido para el kirchnerismo que día a día no para de mostrar la hipocresía de su relato con cada suceso nacional o internacional que ocurre. Y es que el hecho de que el presidente Alberto Fernández condenara la gravísima ocupación del Congreso norteamericano, muestra cómo desde el oficialismo se mide con distinta vara un mismo hecho según quién sea el que lo haya realizado.
Desde este medio hemos hecho hincapié, en más de una ocasión en el hecho de que fue el kirchnerismo, junto con agrupaciones de izquierda, las que durante el año 2017 arrojaron toneladas de piedras en contra del Congreso de la Nación, cuando se debatía la posibilidad de modificar la movilidad jubilatoria de parte del macrismo. Incluso, dentro del Parlamento los propios diputados kirchneristas quisieron impedir a toda costa la realización de la sesión.
Sin embargo, ahora el titular del Poder Ejecutivo se rasga las vestiduras por los lamentables hechos ocurridos en el Capitolio de Estados Unidos, como si el kirchnerismo fuera la fiel expresión de un movimiento democrático y tolerante. Como si fuera producto de una especie de amnesia política, parecieran olvidarse de lo que ellos hicieron hace apenas un par de años cuando atentaron contra la democracia tal y como ocurrió ayer en el país del norte.
Por otro lado, queda en evidencia que el objetivo del oficialismo en realidad no es su apoyo a las instituciones democráticas del mundo, sino más bien quedar bien ante el nuevo presidente norteamericano Joe Biden. Y es que ¿Acaso es creíble que el kirchnerismo tenga preocupación y respeto por las instituciones cuando no hace más que atacar a la poca justicia independiente que aún queda al país?
Claramente, para el kirchnerismo es más importante el logro a toda costa de la impunidad de Cristina Kirchner, su familia y ex ministros, que el hecho de respetar la división de poderes sobre la que se basa la concepción de la república. Por el contrario, el repudio a los hechos violentos que ocurrieron en Estados Unidos, contrasta de forma notoria con el silencio que el oficialismo guarda respecto de la violación de los derechos humanos en Venezuela.
Mientras el resto del mundo repudio que el régimen de Nicolás Maduro cooptara a la Asamblea Nacional de Venezuela, el kirchnerismo guardó silencio dejando en un fuera de lugar a nuestro país, siendo una vergüenza para el mundo a la hora de no condenar estos atropellos institucionales. El oficialismo cree que la gente es tonta o que no se da cuenta de la hipocresía que tiene la coalición gobernante en materia institucional.
De esta manera, y cuando apenas pasaron 48 horas del escándalo de Victoria Donda, lo ocurrido en Estados Unidos vine a actualizar nuevamente la doble moral con la que se maneja el kirchnerismo. No importa si se trata de las instituciones, el ajuste a los jubilados o el mantener en negro a empleadas domésticas, el asunto es que el kirchnerismo intentará siempre quedar como el bueno de la película cuando no hace más que evidenciar su hipocresía.
