“Estoy muy asustada, hace un tiempo que con mis hijos vivimos aterrados. Temo por mi vida y la Justicia no actúa, a pesar de que la Oficina de Violencia Doméstica ya informó que corro un altísimo riesgo. A pesar de las restricciones perimetrales, mi ex marido merodea mi casa a toda hora y me amenaza con su arma de fuego”.
Patricia Álvarez recurrió a las redes sociales, agotada de vivir en el terror. En varias oportunidades denunció por violencia a su ex marido, M.A.M. (el nombre se mantiene en reserva por cuestiones legales), comisario inspector retirado. El acusado además figura en el primer término como candidato a concejal en las últimas elecciones provinciales, en el acople oficialista “Frente renovador auténtico”, lista 495.
Lo máximo que ha conseguido Álvarez son restricciones perimetrales, al menos tres según informa ella, pero el acusado las viola permanentemente, según ha vuelto a denunciar.
“La Fiscalía me dijo que iban a pedir la aprehensión, pero el juez no la autorizó por falta de fundamentos. La Justicia no me protege, por favor actúen, revisen mi causa, dicen que no hay fundamentos, ¿pero cuál tiene que ser el fundamento? ¿que me pegue el tiro?”, dice la mujer al final del video que ha difundido por Facebook.
“Un pariente de él me dijo que estaba muy enojado, que estaba mal, porque además toma mucho, y que temía por mi vida. Desesperada, recurrí a hacer el video para ver si alguien me escucha. No quiero ser una víctima más de violencia, cada vez que veo las noticias y veo mujeres que las asesinan siento más escalofrío, me siento más indefensa”, dijo la mujer.
Además del temor, confiesa Patricia, siente mucha vergüenza por tener que hacer pública esta situación, pero es la única vía que encontró para proteger su vida y la de sus dos hijos, uno de 18 y otro de ocho, el único que tiene en común con el acusado.
“No me sirven los papeles que me da la Justicia, ya se los dije. En la Fiscalía N° 2 ya me atienden de mala gana, me tratan como a una loca, pero yo temo por mi vida y por la de mis hijos -insiste-. Ni siquiera le quitaron la portación de armas. Hace poco llevó a mi hijo a una armería y compró armas, diciéndole que las usaría conmigo. Me lo contó mi hijo,
Según el relato de Álvarez, estuvieron en pareja con M.A.M. durante 17 años. “Siempre fue celoso, pero se ponía cada vez peor. Le tenía que pedir permiso hasta para salir a tomar un café. Yo trabajé siempre en la Dirección de espacios Verdes de la Municipalidad, con muchos compañeros varones, y él vivía enfermo de los celos y me decía que dejara de trabajar, que me dedicara a la casa”, contó.
Álvarez decidió separarse hace tres años, poner un punto final a una vida de agresiones de todo tipo. “Llegó a ponerme un arma en la cabeza delante de mis hijos”, asegura la mujer. Pero la separación, en lugar de ser un alivio, avivó el fuego en el infierno que ya vivía.
“Ahí comenzaron las persecuciones, me mandaba gente a que me siguiera, me controlaba. Yo me había quedado con los chicos en la casa de avenida Belgrano al 2.200 donde siempre vivimos, pero tuve que irme porque entraba a la madrugada, nos amenazaba, nos cambiaba la cerradura”, contó con la voz quebrada. Ahora vive en barrio Echeverría, pero aún así no ha encontrado tranquilidad. “La gente de la OVD llegó a recomendarme que me mudara de provincia”, lamenta.
Tras 20 años consecutivos en Espacios Verdes, Álvarez tuvo que pedir el pase a la Casa Belgraniana, donde se desempeña como jefa de Recursos Humanos. Ahora se encuentra de licencia por la violencia que sufre, el miedo la paraliza y hay días que no puede salir ni al almacén por temor a que su ex la aborde en la calle. “Eso pasó ya, me amenazó en la vía pública. También me mandó un cadete con un mensaje: que me quemaría viva”, narró.
La violencia recrudeció, cuenta Álvarez, cuando ella decidió pedirle a su ex la cuota alimentaria, que antes no había gestionado. “La situación económica se puso muy difícil para mí, así que tuve que pedirle plata. Se puso peor, me dijo que nunca manejaría ni un peso de su bolsillo y que me va a matar, total él va a estar tres años presos y va a salir. Con su abogado quisieron hacerme firmar un escrito en el que yo decía que todas las denuncias las hice en estado de nervios, me citaron para eso en un bar, pero yo no firmé”, sostuvo.
El video que difundió Álvarez esta semana provocó una reacción inmediata del acusado que, según la denunciante, pasa a toda hora en su camioneta, con las luces apagadas, blandiendo su arma cuando ella lo ve. “Llamé al 911 varias veces por la violación de la restricción, pero él dice quién es, que es policía retirado, y se van al poco tiempo. Le hicieron un allanamiento buscando armas, pero la Policía ya le había informado y él sacó todo, no le encontraron nada”, afirma la mujer.
Según la denunciante, el policía retirado, que además se desempeñaría en un puesto jerárquico en una compañía de seguros, todavía porta el arma reglamentaria que usaba cuando estaba en la fuerza.