El Gobierno no tiene mucho margen de acción. No tiene Presupuesto y debería, a pesar de la negativa de Martín Guzmán, pasarlo en marzo por el Congreso nuevamente y luego también pasar el acuerdo FMI también con el acuerdo opositor correspondiente. Esta deuda, como tantas otras, no la pagará un gobierno sino varios.
En ese contexto podemos ver cómo viene la cronología de la deuda y los futuros pagos para los próximos años, en donde vale la pena recordar que ya desde 2018 a 2020 se venían pagando intereses, para que luego en el 2021 se comenzaran a efectuar los pagos del capital y los intereses.
Se vienen para el año 2022 vencimientos por más de USD 19 millones. El ministro de Economía aseguraba desde agosto 2020 que nuestro país no tiene la capacidad de honrar su deuda en los plazos establecidos, pero que de igual forma en parte gracias a los Derechos Especiales de Giro (DEG) se pudo continuar los pagos sin problemas.
La situación ya no es tan favorable para el 2022. Las reservas internacionales se encuentran en un nivel crítico mínimo para afrontar pagos de la deuda (se prevé que este año se finalice con un nivel de reservas de USD 39.415 millones, valor casi idéntico al del 2020 que finalizó con USD 39.387 millones).
Por tanto, pensar en cómo afrontar los próximos vencimientos de la deuda es preocupante para el gobierno, ya que si usamos los datos del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) para proyectar el saldo de la balanza comercial para el 2022, este arroja un valor USD 14.550 millones, siendo inalcanzable para solventar el pago de más de USD 20 millones.
Debido a todas las complicaciones económicas que presenta el país, ahora nos encontramos nuevamente renegociando no solo los plazos de la deuda sino los sobrecargos. Pagamos una tasa de 4,03% anual, es por ello que en las últimas reuniones con el staff del FMI aseveran que la ampliación de los plazos a pagar sucedería siempre y cuando algunas definiciones en materia económica se cumplan.
Por ejemplo: reducir del déficit primario en 2,5% del PBI, un aumento real de la tasa de interés, acortar la brecha entre el tipo de cambio oficial y todos los tipos de dólares del mercado, etc. Las opciones de alternativas antes de caer en default una vez más serán: 1 – Lograr un acuerdo de facilidades extendidas a 10 años de la deuda argentina con el organismo.
2 – En el caso de no lograr por los tiempos acuerdo en marzo, conseguir un waiver para no hacer pagos de capital por 2 años hasta que logre acordarse con un nuevo gobierno. 3 – Caer en default con el impacto ya conocido en nuestra economía. Por ahora el Gobierno no deja claro ese equilibrio.
Además, no plantea reformas para un crecimiento sostenible en el tiempo, no muestra un Presupuesto 2022 ni un plan plurianual sólido que genere confianza y expectativas positivas basadas en proyecciones reales, ni un plan consensuado con la oposición para que la futura Argentina, gobierne quien gobierne, tenga un sendero previsible en el tiempo.