“No puedo caminar, me lo pidió el médico”, dijo el Papa Francisco este sábado a un grupo de peregrinos que quería saludarlo, y volvió a encender alarmas sobre su rodilla derecha, afectada por fuertes dolores que lo obligaron a cancelar varias actividades durante los últimos días.
“Después los voy a saludar, pero hay un problema: esta pierna no va bien, no funciona, y el médico me ha dicho que no camine. A mí me gusta caminar, pero esta vez debo obedecer al médico”, dijo Francisco a los fieles llegados de Eslovaquia que lo esperaban en el Aula Paulo VI.
A su vez, señaló: “Les pido el sacrificio de subir las escaleras y los saludo aquí, sentado. Es una humillación, pero la ofrezco por su país”. Y concluyó: “Rezo por ustedes, por sus familias, por su noble pueblo. Adelante y coraje. Y les pido por favor que recen por mí”.
Francisco, de 85 años, sufre la dolencia desde las primeras semanas del año. El 25 de febrero, El Vaticano confirmó que padecía una gonalgia aguda, una afección de tipo reumático. Entonces se le recomendó más reposo y el Papa tuvo que suspender un viaje a Florencia, además de no poder asistir al Miércoles de Ceniza.
Las cancelaciones que hizo el Papa debido al dolor en la rodilla
En las últimas semanas, las cancelaciones de agenda se hicieron más frecuentes. El viernes 22, el Papa debía recibir al canciller Santiago Cafiero en el Palacio Apostólico del Vaticano, tras un pedido cursado por la Secretaría de Culto de la Cancillería Argentina. Sin embargo, el encuentro quedó aplazado debido a los dolores que afectaban al Santo Padre.
En la celebración de Pascuas, durante la bendición Urbi et Orbi que encabezó en Plaza San Pedro ante más de 100.000 fieles, Francisco no pudo leer todo su discurso de pie y debió sentarse en medio del mensaje.
El dolor también le impidió celebrar la ceremonia de la Vigilia Pascual en la basílica de San Pedro, por lo que se limitó a leer la homilía, bautizar a un grupo de personas y siguió la misa sentado en un sillón.
Un día antes, Jorge Bergoglio tampoco pudo postrarse en el suelo de la basílica de San Pedro por la Pasión del Señor, durante el Viernes Santo, cuando la Iglesia recuerda el calvario y muerte de Cristo en la Cruz. A causa del dolor, el Papa debió además ausentarse de la procesión del último Domingo de Ramos, el 10 de abril.