La inflación galopante (volvió a superar el 6% el último mes) y la falta de stock hacen que cambiar los neumáticos de un auto se transforme en una odisea. “Hay muchos vaivenes en todo lo que sea stock y actualmente es difícil tener todos los modelos disponibles. Y no sólo nos pasa a nosotros, también sabemos que a los colegas les pasa lo mismo”, dice Silvia Gargiulo, dueña de una reconocida marca de neumáticos.
Gargiulo enfrenta, según cuenta, una situación parecida a la que vivió entre 2014 y 2015. En aquel entonces había problemas para importar neumáticos y ella tomó una decisión que hoy, más de siete años después, elige no repetir. “Lamentablemente en ese momento dije que no íbamos a comprar otras marcas y casi nos quedamos afuera del negocio”. Ahora, pese a que no es lo ideal, debe recurrir a otras marcas de origen chino para abastecerse.
Hay muchos factores -explica- que afectan el abastecimiento. “Lo primero a tener en cuenta es que venimos de dos años de pandemia, tiempo en el que muchas fábricas han estado cerradas o nos pasó que básicamente la fábrica de Brasil, que es con la que nos abastecemos casi todos en la región, tiene mucha gente mayor a 60 años que no han podido trabajar. Y son personas muy experimentadas, casi como artesanos, entonces no se podía formar de un día para el otro a otros empleados. Todo eso produjo una demora y desabastecimiento”. Una vez que Brasil reactivó sus fábricas, primero robustecieron su propio mercado y, más tarde, comenzaron a enviar productos a los demás países.
“Por otro lado -continúa- está el tema del costo del flete, de la logística marítima, que se ha ido a las nubes por la guerra, por la falta de buques y un montón de cosas que se mandaban por barco se ha empezado a traer por camión. A eso se le suma el efecto de la falta de dólares en Argentina”. Todo esto genera una situación poco propicia para el sector que está atravesando una crisis.
“Es una sumatoria de cosas que a veces uno simplifica en la falta de dólares, pero no, son una serie de cosas que hacen que llevan la situación a este punto”, indica Gargiulo.
Rodrigo Grippa, otro comerciante del rubro, explica que su caso no es tan negativo porque no depende de lo que se importe, sino de las fábricas locales, que funcionan dentro del país.
“Estos últimos dos meses se ha regularizado un poco la entrega porque en enero y marzo ha habido faltante. Pero como trabajo líneas nacionales entonces no lo sufro tanto”, sostiene, aunque entiende que muchos de sus colegas no corren la misma suerte.
Precios por las nubes
Cambiar las cuatro cubiertas, a juzgar por lo que cuestan, resulta imposible para muchas familias, según dice Gargiulo en una conversación con LA GACETA. Y pone, como ejemplo, el precio de neumáticos que utiliza una camioneta SUV muy común en la provincia: $ 98.000. Es decir que cambiar las cuatro saldría $ 392.000, considerando que son las de mejor calidad.
Para cambiar las cubiertas (también de la mejor calidad) de un auto se requieren aproximadamente $ 56.000, señala Gargiulo. Mientras que los dueños de un auto de alta gama llegan a pagar hasta $ 300.000 por cada rueda.
Grippa, por su parte, afirma que existe una amplia variedad y, en su caso, vende cubiertas más baratas por el hecho de ser nacionales. Por eso explica que unas de rodado 14, de los autos más usados, cuestan un poco más de $ 18.000. Unas de rodado 15, de un auto un poco mejor, escalan a los $ 28.000; y las de rodado 17, utilizadas en autos de precios más elevados, parten desde los $ 44.000.
A su vez, existe un mercado negro en el que se comercian los rodados a mejor precio. Estos neumáticos provienen de traslados ilegales, como el registrado hace una semana, cuando detuvieron a cinco personas que traían 352 cubiertas provenientes de la ciudad salteña Aguas Blancas.