En público, la reacción de La Cámpora ante la llegada de Sergio Massa al gabinete no difiere del momento en que se hizo cargo del Palacio de Hacienda la exministra Silvina Batakis. La organización que conduce Máximo Kirchner se mantiene sin expresiones públicas, salvo algún comentario general del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, en apoyo a la reestructuración del elenco de ministros.
Sin embargo, el arribo de Massa como superministro cuenta con ingredientes clave para La Cámpora que no tuvo la llegada de Batakis. El principal es el acuerdo que la vicepresidenta Cristina Kirchner habría dado a la designación, reunión con Massa en el Senado de por medio. El segundo es el vínculo fluido del todavía presidente de la Cámara de Diputados con Máximo Kirchner. Con esos factores en juego, y además del hermetismo habitual, en La Cámpora predomina por estos días una mirada cautelosa que, sin respaldar de forma explícita, parece dejar el camino libre a la gestión de Massa.
El cuidado en las palabras es total en La Cámpora. Tras el anuncio de la reestructuración del gabinete, una de las pocas menciones públicas al tema de un referente de la organización estuvo a cargo de Wado de Pedro, aunque no mencionó a Massa. “Nos parece muy bien la unificación de las áreas económicas. Es un mundo en guerra, en el que se están peleando un país productor de energía con uno productor de alimentos. Esos bienes van a escasear. En esa coyuntura, poner el gabinete en un formato inteligente me parece excelente”, dijo el ministro del Interior en Tucumán, donde estuvo junto al jefe de Gabinete, Juan Manzur, y al gobernador de esa provincia, Osvaldo Jaldo.
Una fuente camporista bonaerense rescata que, “después de las últimas crisis, Alberto y Cristina están coordinando, y Massa llega como parte de ese acuerdo”. Además, subraya “la excelente relación que tiene Massa con Máximo”. Y, apoyándose en las señales de Cristina, concluye: “Me parece que el punto más irritante de Massa, que es su vínculo con sectores de Estados Unidos, hoy es secundario, al calor de la crisis y de que la misma Cristina se reunió con el embajador y autoridades militares norteamericanas”.
“Tampoco están por tatuarse la cara de Massa”, ironiza un dirigente de vínculos fluidos con el camporismo, pero que menciona que hay una intención de esperar los primeros días de gestión del nuevo superministro sin interferir. Y también destaca la llegada de Massa a sectores de EE.UU. como un activo parta el momento de la economía argentina.
No obstante, la respuesta más frecuente en La Cámpora ante la consulta por Massa es el silencio, como ocurrió con Batakis, que no tuvo respaldo concreto de la agrupación en sus 24 días de gestión.
En el massismo, confían en que La Cámpora estará alineada con el líder del Frente Renovador. “Con Máximo se lleva bien, pero el cierre es con Cristina. Los pibes [por La Cámpora] entendieron que la situación es de cirugía mayor. Ninguno tuiteó en contra, ni nada por el estilo. Sergio va a jugar a fondo. Él es jefe, no es empleado”, evalúa un referente del espacio, que es de los que miran sin euforia el nuevo rol que tendrá Massa e identifica puntos negativos, como que no “le dieron” todo lo que quería, como la AFIP, el Banco Central y el manejo de la energía.
La misma fuente massista añade: “Él ya lo tenía acordado [el desembarco en el gabinete con amplias facultades] desde hace unos días. Cristina es más pragmática de lo que muchos creen. Vio el precipicio”.
“En estos últimos días, estuvo todo coordinado. La Cámpora, los gobernadores, los intendentes, la CGT, todos estuvieron alineados”, dice otro dirigente massista bonaerense, que es, dentro del Frente Renovador, de los entusiasmados con el nuevo papel de Massa, a pesar de haber tomado las riendas de una economía que es “un fierro caliente”.