Todo lo que podía salir mal, ha salido mal. Y se avecina para Cristina Kirchner el peor fin de año de su carrera política. La estrategia de la proscripción, aquella con la que intentó imitar al Perón victorioso de 1973, está llegando a su fin con el estigma del fracaso. En los últimos días de noviembre, o a lo sumo en los primeros días de diciembre, la Vicepresidenta deberá enfrentar una condena a varios años de prisión por hechos de corrupción en la causa Vialidad.
Este lunes, el fiscal Diego Luciani responderá lo que técnicamente se conoce como las nulidades presentadas por los abogados defensores de Cristina. Y las que presentaron los abogados del resto de los trece acusados, entre quienes están el ex ministro de Infraestructura, Julio De Vido; el ex secretario de Obras Públicas y lanzador consagrado de bolsos con dólares, José López; y los del afortunado constructor Báez, quien se quedó con el 80% de la obra pública solo en la provincia de Santa Cruz.
El fiscal Luciani podría tomarse uno, o quizás dos días para responder las nulidades de los defensores. Y lo más probable para los analistas habituales de Tribunales es que no formule réplicas a los alegatos de las defensas. En la definición de esta clase de juicios, si hay réplicas de los fiscales después podrá haber dúplicas de los defensores, con lo cual se extendería por más tiempo la definición del veredicto del Tribunal Oral Federal 2. Ese es el plazo de tiempo que está en juego.
En ese contexto del final del juicio, Cristina Kirchner tiene la posibilidad de hacer un último planteo en su propia defensa. Hasta ahora no ha dicho si lo hará, pero la Vicepresidenta siempre ha reclamado espacios para defenderse y sus abogados consideran que también esta vez hará uso de la oportunidad. De todos modos, Cristina Kirchner tiene otra oportunidad para esgrimir sus argumentos.
Será la única oradora del acto de este jueves en el que el kirchnerismo celebrará el Día del Militante peronista en el Estadio Único de la Plata. Allí tendrá una chance anticipada de responderle públicamente a los planteos de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. Será un verdadero aperitivo de la batalla final entre la Vicepresidenta y la Justicia cuando se conozca la sentencia.
La pregunta del millón en cada despacho de Tribunales es cuántos años le darán a Cristina de condena. A esta altura, está claro que nadie apuesta por una absolución. Los números que más aparecen entre los especialistas de este tipo de juicios son el 6 y el 7. La mayoría de los consultados opinan en reserva que el pedido de doce años de prisión que hicieron los fiscales será respondido con una condena de entre seis y siete años de condena para la Vicepresidenta y para sus ex colaboradores.
La magnitud de la eventual condena, probablemente con la prohibición de volver a ejercer cargos públicos, no la enviaría a Cristina a prisión ni le impediría a volver a ser candidata en 2023. La sentencia será apelada por la Vicepresidenta y el fallo deberá ser evaluado en dos instancias: la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema de Justicia. Ese tránsito y esas dos resoluciones no se van a completar antes de las elecciones del año próximo.
Por eso es que Cristina Kirchner podrá, si se lo propone, ser candidata a presidenta, a gobernadora o a senadora nacional en 2023. Esta última opción es la que muchos kirchneristas observan cada vez con mayor interés porque los fueros parlamentarios la pondrían a salvo de cualquier contingencia judicial. Es una alternativa. Claro que la sola mención de los fueros parlamentarios enciende el enojo de la Vicepresidenta.