Alberto Fernández mantiene firme su candidatura presidencial. Quiere buscar la reelección y someter a votación lo que serán, en el momento de los comicios, tres años y medio de gobierno. Deja correr su idea releccionista en boca de los ministros más cercanos y la reafirma en las reuniones privadas.
El Presidente no está dispuesto a ceder ante las presiones del kirchnerismo para que deje sin efecto su candidatura. La forma que encontraron para hacerlo en las últimas horas es asegurar que es inviable competir contra él en unas PASO. Si no es el indicado, debería correrse en el corto plazo. Pero la estrategia parece no surtir efecto.
Fernández ya dejó en claro que si existe un candidato mejor que él, dará un paso al costado y respaldará esa postulación. El problema que tiene el mundo K para enfrentar esa postura es que por el momento no encontró un nombre propio fuerte para disuadirlo.
En el medio de todo esto, el operativo clamor para convencer a Cristina Kirchner tiene un final incierto, aunque muchos dirigentes que conocen a la Vicepresidenta creen que es imposible que se desdiga. La ex mandataria fue muy clara el día que la condenaron en la causa Vialidad. Aseguró que no sería candidata a nada. Ni a presidenta, ni a gobernadora, ni a senadora.
Sergio Massa viene diciendo hace tiempo que su rol como ministro de Economía es incompatible con la candidatura presidencial. En el peronismo hay quienes le creen y entienden la posición que manifiesta en todos los encuentros políticos; y hay otros que consideran que solo es parte de una estrategia para dilatar su decisión hasta último momento, y resolver en base al contexto que haya al borde del cierre de listas.
Eduardo “Wado” de Pedro no crece en las encuestas y Daniel Scioli ya dijo que si el Presidente decide competir, él no lo hará. El embajador en Brasil es el único dirigente que parece contar con los requisitos para que Fernández dé un paso al costado, aunque nunca presionaría al Jefe de Estado para que lo haga. “Pichichi” se está preparando para saltar a la arena electoral en un corto plazo.
En ese escenario, el jefe de Estado defiende su reelección ante la lluvia de críticas que le llueven en on y en off the record. “No quiere asumir que hizo un zafarrancho con esa gestión. Nunca se puso en rol de presidente”, aseguró un importante dirigente del kirchnerismo duro. Y agregó: “Es un operador político con el cargo más alto que te da la Constitución”.
El kirchnerismo teme perder las elecciones con Fernández a la cabeza. Lo quiere afuera del camino para que Cristina Kirchner pueda definir, con todo su poder en un puño, quién debe ser el próximo en ponerse el traje de candidato. La decisión del mandatario de mantener a flote su candidatura despierta enojo e incredulidad en las filas K. Nadie puede creer que siga manteniendo ese discurso en pie.
Este domingo, en diálogo con Infobae, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, envío un mensaje contundente para La Cámpora: “Cristina Kirchner no está proscripta, pero los que dicen eso quieren proscribir al Presidente. Qué ni lo sueñen”.
El ex jefe de Gabinete del gobierno de Cristina Kirchner es uno de los principales defensores del Jefe de Estado. “Al Presidente no lo arrincona nadie. Él toma las decisiones que considera mejores para el país. Él tiene todo el derecho del mundo de presentarse como candidato, pero también tomó la decisión de abrir el juego a todos los que quieran participar”, expresó. La interna nunca se termina.
Esta semana Fernández defenderá la gestión de su Gobierno en los extremos de la Argentina. El martes viajará a Tierra del Fuego, donde inaugurará obras en la universidad provincial. El miércoles volará a la Antártida, a la base Marambio, para inaugurar tres laboratorios que se instalaron en las bases San Martín, Orcadas y Esperanza.
La línea política será poner en valor la gestión, aceptar que la batalla contra la inflación es compleja y asegurar que el trabajo más arduo que tiene por delante es mantener el poder adquisitivo de los trabajadores. Las políticas de fondo sostienen, discursivamente, los anuncios concretos.
En esta oportunidad estará con el gobernador fueguino, Gustavo Melella, que tiene buena relación con la Casa Rosada. Distante de los conflictos internos, el mandatario provincial es de los que cree que antes de seguir adelante con debates grandes como el de la mesa nacional en el PJ, primero deberían reunirse Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa a construir un acuerdo sólido que fortalezca el proyecto político.
Fernández irá al sur con dos ministros del kirchnerismo histórico, como Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología y Jorge Taiana (Defensa), y con dos de los funcionarios que integran el círculo chico de leales, como es el caso de Santiago Cafiero (Relaciones Exteriores) y Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social), una de las ministras que más protagonismo ha ganado en la agenda del Presidente.
El viernes viajará a la otra punta del país. Junto al gobernador Gustavo Saenz entregará la vivienda 90.000. Hasta allí lo acompañará Santiago Maggioti (Infraestructura), otro de los ministros que han tomado un gran protagonismo en los últimos actos, donde Fernández busca mostrar el ritmo con el que se ha avanzado en las obras que se comenzaron en su gestión.
El Presidente está terminando de cerrar los detalles del plan de acción en su recorrida por el país. Todo será en clave electoral, porque la intención que tiene es fortalecer el gobierno nacional a través de los anuncios. Quiere mostrar avances, exponer que el Gobierno ha logrado mejoras pese al impacto de la pandemia y la guerra en Ucrania. En paralelo, trabaja en el armado del discurso para la apertura de sesiones ordinarias del 1 de marzo, el día apuntado en el calendario para que vuelva a encontrarse con Cristina Kirchner.