La espectacularidad que logró Javier Milei con su “Panic Show” en el Luna Park precipitó una crisis inesperada. La ausencia de Nicolás Posse, en “la noche del Presidente” dejó traslucir un serio problema de funcionamiento y convivencia con el jefe de Gabinete en la cúpula del Gobierno que se viene cocinando desde hace tiempo. Con ánimos de no personalizar en su ministro coordinador -y su viejo amigo- el jefe de Estado dijo que revisará a todo su equipo cuando termine la trama de la Ley Bases. Ahora, el gabinete en pleno entró en un estado de incertidumbre donde muchos se preguntan si se quedan o se van arrastrados por la situación.
Cerca del Presidente hoy aseguraban que todavía los cambios no están definidos y que los nombres dependerán de lo que suceda con la Ley Bases. El elenco puede ser uno si la ley se aprueba -y hay que implementar las reformas que están allí escritas- y otro si el Gobierno suma otro fracaso en el Congreso. El Presidente ya dejó en claro que, a excepción de su hermana Karina y su asesor Santiago Caputo (el “triángulo” de hierro), nadie es intocable.
Hoy, en la Casa Rosada dos importantes colaboradores dejaron entrever, en distintos momentos del día, que la salida de Posse es casi un hecho. Pero falta que Milei termine de tomar la decisión, ya que el ingeniero civil es su amigo desde hace 20 años.
Esta tarde, no obstante, dio una señal más de que el funcionario está más cerca de dejar el Gobierno. Al ingresar a una exposición en la Rural, le preguntaron si Posse estaría mañana en Córdoba, para el acto del 25 de Mayo, a lo que el mandatario respondió al pasar: “Hay que ver si está dentro de la lógica del protocolo”.
Así, en los pasillos oficiales, varios nombres entraron en danza a la hora de pensar un reemplazante. Desde Patricia Bullrich hasta Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de Karina Milei. Sin embargo, otra opción que comenzó a despertar más expectativa es la de un enroque que lleve al ministro del Interior, Guillermo Francos, a la Jefatura de Gabinete, con un rol de “vocero” de la gestión de articulador político de las áreas.
La de Francos es una situación muy peculiar. El ministro del Interior está muy involucrado en la diaria y en su despacho hay reuniones todo el tiempo con Karina Milei, Santiago Caputo y “Lule” Menem para tomar decisiones relevantes. Al mismo tiempo, él se está jugando un pleno con la Ley Bases y eso puede signar su suerte, para bien o para mal. “Puede ser que a lo mejor el ministro del interior también haya cumplido una etapa….”, dijo ayer Francos sobre sí mismo a Radio Rivadavia.
Por otra parte, el Presidente anunció el ingreso de Federico Sturzenegger, una personalidad muy ponderada por el Jefe de Estado. “Sería natural crearle un cargo institucional para que pueda implementar las reformas y las desregulaciones”, dijo un colaborador muy estrecho del jefe de Estado a LA NACION.
En el Gobierno muchos aventuran que el lugar de Sturzenegger también estará en la Jefatura de Gabinete, con un perfil técnico y más dedicado a reformar el Estado que a hacer una supervisión política de las áreas.
A Sturzenegger también le pronostican una secretaría que cuelgue directamente del Presidente o un “ministerio de modernización” a su medida, una opción que atentaría contra el “gabinete pocket” de ocho carteras que siempre quiso Milei.
Son todas especulaciones de pasillo. En el fondo, los libertarios creen innecesaria la figura de un único ministro coordinador creada por la reforma constitucional de 1994.
Clima denso
Pese a los intentos por minimizar la situación -”no es dramática una reforma de gabinete”, dijeron muy cerca de Milei- en la Casa Rosada se respira un clima espeso. Transitar los próximos días con esta agonía no será sencillo. En los pasillos de la sede de gobierno, por ejemplo, esta mañana pusieron en duda que Posse asista mañana al Tedeum en la Catedral Metropolitana por el 25 de Mayo ya que hubo reuniones organizativas en las que la pata de la Jefatura de Gabinete no participó. “Sí tiene previsto asistir al Tedéum”, aclararon muy cerca del ministro coordinador. Posse luego deberá subirse a uno de los dos aviones oficiales que, por la tarde, llevarán a los funcionarios a Córdoba para el acto de Milei en el cabildo de esa ciudad.
Las aeronaves son dos porque el Presidente y la vicepresidenta deben viajar por separado, por lo que los funcionarios se dividirán en grupos. El protocolo de seguridad ayuda a disimular todas las convivencias incómodas.
Anoche, en tanto, se quedaron trabajando juntos y hasta tarde Santiago Caputo; el viceministro del Interior, Lisandro Catalán; “Lule” Menem y la secretaria de Planeamiento Estratégico Normativo, María Ibarzabal, una funcionaria en ascenso en el firmamento libertario que llegó de la mano del asesor presidencial y devino en una guardiana de la letra chica de las leyes. José “Cochi” Rolandi, pluma central de los proyectos y mano derecha de Posse, se retiró más temprano por un asunto familiar.
Muy cerca del jefe de Estado hoy rechazaron que esté definido el sucesor de Posse. Pero eso se enmarca en la estrategia comunicacional de no dar por sentado ningún cambio y de no hablar de nombres todavía.
Lo otro que hicieron en la Casa Rosada luego de que irrumpiera el nombre de Sturzenegger fue blindar a Luis “Toto” Caputo. Si bien hoy nadie tiene el lugar comprado, tanto en Balcarce 50 como en el Palacio de Hacienda aseguran que la relación del Presidente con el ministro de Economía está en un excelente momento, como se vio en el abrazo que se dieron en el Luna Park. Resultaría crítico para Milei que, además del jefe de Gabinete, el titular de Economía también entrara en las especulaciones.
Funcionarios en duda
Milei y su mesa chica tomaron la decisión -típica en todos los gobiernos- de aprovechar la crisis que se abrió con Posse para refrescar el equipo después de una serie de problemas de gestión acumuladas. Entre los ministros, por un lado están los “rulos de estatua” -en palabras de Milei- como Caputo o Sandra Pettovello (Capital Humano). Y los que exhibieron mayores problemas, como el de Salud, Mario Russo, aunque hoy en Casa Rosada lo ratificaron.
Debajo de las primeras líneas, el Gobierno tiene un problema mayúsculo con los 1800 funcionarios que aún sobreviven de la gestión anterior. El caso paradigmático es el del titular de Trenes Argentinos, Luis Adrián Luque, que fue concejal del massismo. El accidente en la línea San Martín dejó trascender los cortocircuitos internos por la entrega de fondos a su área para garantizar la seguridad ferroviaria.
Posse, por su parte, acumula roces desde que su área autorizó el aumento de sueldos en el Poder Ejecutivo. Pero su suerte pareció signada cuando se cristalizaron las diferencias con Karina Milei y Santiago Caputo. Eso implicó una disfuncionalidad de cúpula muy crítica para el funcionamiento del Gobierno.
La Secretaria General de la Presidencia sumó disgustos al notar que se demoraban designaciones y expedientes, con buena parte del personal sin poder cobrar todavía su primer sueldo. Hay quienes advierten que la ausencia de Posse en los eventos libertarios no es tanto un faltazo como falta de invitación.
Con el asesor presidencial se sucedieron pujas por cajas y casilleros estratégicos del Estado. Hubo otros episodios aislados que también generaron cortocircuitos internos. Por ejemplo, con el capítulo tabaco de la ley Bases. El Gobierno debió retroceder cuando se conoció una presunta denuncia en la SEC de los Estados Unidos -motorizada por el empresario local Pablo Otero– por supuesto lobby de las compañías internacionales de cigarrillos. En esa denuncia estaban apuntados Posse y un bufete de abogados que colaboró con el jefe de Gabinete en la redacción de las leyes.
Si, como casi todos en el oficialismo creen, finalmente Posse se va en el Gobierno se abrirá un gran interrogante. ¿El jefe de Gabinete tiene que ser alguien de confianza del Presidente o de su hermana, cada vez más gravitante? Por ahora, Milei no le soltó oficialmente la mano a su ministro coordinador, a quien conoce desde hace 20 años.