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Venezuela se levanta y entierra el “fraude” del genocida Nicolás Maduro

El chavismo concretó el mayor fraude de la historia del mundo. Cristina Kirchner y Maduro fueron socios principales de la tragedia populista. Esto ahora es mala palabra, pero sucedió. Hubo una ola populista que destruyó a la región.

María Corina Machado
María Corina Machado hablándole a los venezolanos
Jornada extendida escuelas

La semana que se fue para jamás volver comenzó con una grave noticia que da cuenta acerca de que el dictador sanguinario Nicolás Maduro se volvió a robar una elección en Venezuela, luego de cometer un fraude de entre 2 y 3 puntos contra Hernán Capriles en 2013, y luego de presentarse sin oposición en 2018, tras encerrar a decenas de candidatos.

Los bocas de urna indicaban que Edmundo González Urrutia ganaría con el 65% de los votos, números que respaldó la prestigiosa Edinson Research. Además, la red de fiscales de la oposición, que escrutaron prácticamente la totalidad de las mesas en el país, arrojó una victoria de Edmundo por el 66,6% de los votos.

Plazas
Edmundo González Urrutia
Edmundo González Urrutia presidente electo de Venezuela

Las fotos de las actas en las que la oposición ganaba por 500, 800 o 1000 votos empezaron a esperanzar al pueblo venezolano. Pero sería una esperanza vacía. Alrededor de las 21 horas de Argentina, se frenó el centro de cómputos, echaron a los veedores internacionales, y unas horas después se actualizó la página del Consejo Electoral de Venezuela (CNE), mostrando como ganador de las elecciones presidenciales a Nicolás Maduro con el 51,2%.

Prórroga
Nicolás Maduro 666
El dictador Nicolás Maduro

El anuncio generó estupor, ante lo que se preveía como una cómoda victoria del postulante de la coalición opositora, con al menos 30 puntos porcentuales de diferencia por sobre el chavista. El presidente del organismo contralor de los sufragios, Elvis Amoroso, señaló que los resultados eran presentados con el 80% de los votos, pero que tenían ya una tendencia “irreversible”.

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El primer balance reportó una participación del 59% de la ciudadanía en el acto eleccionario, algo que se cree que también es falso, dado que los boca de urna calcularon una participación en torno al 80%. El dictador Nicolás Maduro amenazó a la oposición mediante unas contundentes declaraciones ante los miembros del Consejo Nacional de Economía Productiva, en las que prometió intensificar la persecución política y adelantó sus próximos pasos, a pesar de las múltiples denuncias por crímenes de lesa humanidad por parte de los comandos de seguridad chavistas.

Acceso
María Corina Machado en una multitudinaria marcha del pueblo venezolano

Maduro, quien se victimiza diciendo que en Venezuela se está produciendo un supuesto “intento de golpe de Estado por parte de la derecha y actores extranjeros”, dijo que las fuerzas de seguridad seguirán trabajando para capturar “uno por uno” a los críticos del régimen, que serán enviados a dos cárceles de máxima seguridad, en un intento por justificar la persecución política y los arrestos que sus oficiales llevan a cabo cada día en todo el país, tanto de civiles que participan pacíficamente de las manifestaciones como de políticos o testigos de los centros de votación del domingo.

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Estas personas serán internadas en dos centros penitenciarios de máxima seguridad que, en 2023, fueron intervenidos por las autoridades después de haberse convertido en centros de operaciones de bandas criminales, con lujos de todo tipo. El régimen, que desde el domingo asegura haber conseguido la reelección y se niega a presentar las actas que lo respalden, afirmó que estos miles de personas “entrenadas en Texas, Estados Unidos, Colombia, Perú y Chile (…) quemaron más de 300 módulos policiales en el país (…) que lo que le prestan es vigilancia y protección a la ciudadanía” y “estaban borrachos y drogados por la mentira que tenían en la cabeza”.

Sin embargo, las declaraciones del chavista, que cada día de esta semana brindó un discurso contra la oposición y la comunidad internacional, contrastan con las imágenes difundidas por redes sociales y los balances de ONGs independientes, que ya contabilizaron más de mil arrestos arbitrarios desde el domingo y decenas de fallecidos.

Entre las víctimas no fatales, la mayoría son civiles participantes de las protestas pacíficas y 74 son adolescentes, aunque también se reportaron casos de políticos, disidentes y testigos electorales. Todos ellos están incomunicados, privados de una legítima defensa y hasta sometidos a torturas.

Este es el desastre que hizo Maduro:

2.857.000 venezolanos huyeron a Colombia

1.542.000 venezolanos huyeron rumbo a Perú

568.000 venezolanos se escaparon rumbo a Brasil

532.000 venezolanos migraron hacia Chile

444.000 venezolanos se fueron a Ecuador

164.000 venezolanos huyeron rumbo a la Argentina

124.000 venezolanos hicieron lo mismo rumbo a República Dominicana

113.000 venezolanos se escaparon rumbo a México.

En total, 7.700.000 venezolanos se fueron de su país y tuvieron que refugiarse en distintos países de Latinoamérica.

De hecho, Venezuela es el país con más desplazados del mundo, según la ACNUR de Naciones Unidas. Venezuela tiene 7.700.000 desplazados; Afganistán, 3.752.000; Siria, 3.212.000; y Ucrania, 1.097.000.

Ahora bien, cabe preguntarse entonces: Y por casa, ¿Cómo andamos? Lo cierto es que estamos asistiendo a un espectáculo bochornoso. El kirchnerismo intenta borrar su pasado, desconoce por completo su reciente pasado chavista. El pasado viernes, el diputado nacional “k” Eduardo Valdés dijo: “Las elecciones de Venezuela no se condicen con la verdad”. Es el mismo que, hace cuatro años, afirmó: “Para nosotros, Venezuela no es una dictadura”.

El delito es ser tan veleta. El delito es darse vuelta como un panqueque. Durante 20 años, bancaron a una dictadura criminal. Se hicieron los desentendidos con los secuestros, con las torturas, con los presos políticos, con los periodistas perseguidos. Y ahora, de golpe, se dan cuenta de que Maduro se robó la elección. Otro ejemplo de gente recalculando: Alberto Fernández dijo el jueves: “Suena raro lo del hackeo”.

Fernández y Maduro
Nicolás Maduro y Alberto Fernández

El hackeo es la excusa que puso el régimen de Maduro para no mostrar las actas. Ahora, dice Alberto que le “suena raro”. Te cuento que es el mismo Alberto Fernández que, hace un año, había invitado al dictador Maduro a la cumbre de la CELAC en la Argentina e, incluso, se lo confundió con Chávez. Incluso, desde el canal C5N ya no defienden la dictadura de Maduro. En las últimas horas, hasta Pablo Duggan dijo que el éxodo que se produjo es “innegable”.

Claro que es innegable. El problema es que el periodismo kirchnerista estuvo negándolo durante 20 años.  Entonces, llegó el momento de que el populismo argentino llamado kirchnerismo pida perdón por apoyar a una tiranía que destrozó a millones de personas. El relato se cayó a pedazos. Tienen que admitir que fueron socios de un autócrata que ahora está llamando a cazar opositores.

Maduro reconoció que capturó 1200 personas desde el domingo y amenazó con ir por mil más. Qué escándalo sería si estas declaraciones aberrantes las hubiese hecho Javier Milei o Bukele o Trump. Pero queremos avisarles a Cristina Kirchner, a Valdés y a Fernández que no se puede tapar el sol con una mano. Y no importa lo que haya dicho ayer día sábado en su disertación en México la ex presidenta.

Maduro y Cristina Kirchner
El dictador Nicolás Maduro junto a Cristina Kirchner

Cristina Kirchner y Maduro fueron socios principales de la tragedia populista. Esto ahora es mala palabra, pero sucedió. Hubo una ola populista que destruyó a la región: Chávez y Maduro en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirchner en la Argentina, Lula y Dilma en Brasil, los Castro en Cuba, los Ortega en Nicaragua.

¿Qué tienen en común? Intento de eternización en el poder, desprecio por la división de poderes, odio al periodismo independiente, control de las redes sociales, impuestos confiscatorios, asistencialismo extremo, matriz amigo/enemigo. Todo esto lo quieren meter abajo de la alfombra ahora. Señores, no se hagan los distraídos. Hace 10 años, Cristina Kirchner le pidió a Estados Unidos que reconozca la victoria de Maduro cuando también le robó la elección a Capriles.

Señora, es momento de hacerse cargo de su amigo. No sorprende para nada el silencio cómplice. Cristina Kirchner, cuando se sabe descolocada, se borra. Se borró en Cromañón. Se borró con la tragedia de Once. Se borró en la pandemia de coronavirus. Se borró cuando perdió las elecciones. Y se borra nuevamente cuando Maduro se roba las elecciones de Venezuela. El kirchnerismo, mientras observa caer al chavismo, está viendo su propio reflejo.

Cuando cae Roma, todo se vuelve imparable…

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