Mientras suena cada vez más fuerte la posibilidad de que Tucumán vuelva a la fase 1 de la cuarentena debido a la cantidad de contagios y de muertes que se registran a causa de la pandemia de coronavirus, los presidentes de las distintas cámaras de comercio de la provincia hablaron en exclusiva con Tucumán Despierta y opinaron al respecto. Todos coincidieron en que sería nefasto para el sector que representan.
En ese marco, el presidente de la Cámara de Comerciantes Minoristas de Yerba Buena, Esteban Lamontanaro, dijo que cree que esa posibilidad es imposible e inviable más allá de que admitió que está consciente acerca de que están subiendo exponencialmente los casos de contagios por coronavirus. Asimismo, señaló que también entiende que el sector comercial está herido de gravedad y que si se llagara a cerrar los establecimientos es para que directamente la mayoría de las empresas no vuelvan a abrir.
Además, opinó que el sector comercial no debe ser la variable de ajuste de las decisiones políticas, porque ya el Gobierno cerró una vez a los negocios y lo mismo hicieron con los bares y los gimnasios y cuando no era el momento. También, apuntó contra el Gobierno al decir que no estimaron el momento en el que iban a llegar los picos y los máximos de contagio y ahora es inviable para el sector que se vuelva a Fase 1, por lo que se oponen rotundamente a ello.
Para seguir funcionando, dijo que la idea es tomar la mayor cantidad de recaudos posibles e incrementar todavía más aún el cumplimiento de los protocolos. Pero la idea es seguir trabajando debido a que señaló que el comercio no tiene otra alternativa en este momento. Y es que agregó que el Gobierno no ofrece un paliativo o una ayuda para el sector que viene golpeado por malas decisiones políticas. Por lo tanto no van a permitir que sean los mismos políticos los que los vuelvan a cerrar.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio de Concepción, Julio Delgado, dijo que la hipotética vuelta a la fase 1 sería prácticamente letal para el comercio en la Perla del Sur, porque hoy los negocios no soportarían ni un solo día el permanecer cerrados. Al respecto, agregó que ya venían mal y los negocios están muy golpeados. Además, hizo hincapié en una diferencia sustancial con respecto a la primera cuarentena estricta.
Y es que en marzo, fue el Gobierno nacional el que decretó el aislamiento social y obligatorio, por lo que por intermedio de resoluciones brindó algunas compensaciones por medio de programas estatales o subsidios. En cambio, en caso de que la administración del gobernador Juan Manzur decidiera implementar la vuelta a la fase 1, no habría ningún tipo de asistencia ni de apoyo estatal para el comercio.
Es por ello que opinó que resulta imposible la idea del Gobierno local, por lo que es necesario acostumbrarse a convivir y a trabajar con el virus. En ese sentido, lamentó las falencias notorias en materia de estructura sanitaria que dejó al descubierto la pandemia. Además, hizo hincapié en el hecho de que el problema de los contagios no está en los comercios ni en las actividades porque todos se cuidan, por lo que no se infectan en los comercios. En ese sentido, dijo que la economía y la salud van de la mano. Al respecto, indicó que hay comercios que necesitan abrir para hacer un poco de caja y tener lo mínimo para comer.
El presidente de la Unión Comercial Monteros, Aldo Mansilla dijo que sería un golpe de knock out para la actividad privada que ya viene castigada en todo este tiempo, por lo que volver a la fase 1 sería un golpe tremendo para los comercios que apenas se están sosteniendo en esta situación. Además consideró que no justifica que esto pase porque no está confirmado que los comercios generen contagios.
Incluso recordó que fue el mismo gobernador el que dijo que la mayoría de los contagios se producen en las reuniones sociales y no en los lugares de trabajo ni en los comercios. Es por ello que comentó que no tiene sentido cerrar los comercios como si estos fueran los culpables o responsables del crecimiento de la curva de contagios. Indicó que teniendo en cuenta esta situación y que después de seis meses de cuarentena, lo máximo que se puede hacer es apelar a la responsabilidad social y a la conducta individual de las personas.
