Con una impunidad notoria, desde el oficialismo tucumano, ahora se dan el lujo de chicanear a Enrique Pedicone. Luego de que la Legislatura sometiera al juez a un jury de enjuiciamiento, el titular de la Cámara, manifestó que el camarista debe esperar “tranquilo” el veredicto. No se trata de una burla del destino, se trata del despotismo con el que se manejan las principales autoridades provinciales.
En su momento, el empresario Alfredo Yabrán admitió que el poder es impunidad. De esa manera parecen moverse desde el poder político para ya no sólo sacarse de encima a un juez que tuvo la osadía de desenmascarar las turbias relaciones con la Justicia. También se apunta a humillar a Pedicone en un gesto que no hace más que delatar precisamente el sentimiento de impunidad que despierta el poder en muchos de los que lo detentan.
No en vano, el camarista comentó que la Legislatura provincial era una náusea institucional, debido a que la línea que divide a los tres poderes del Estado se desdibujó, a tal punto que desde el oficialismo chicanean a Pedicone como si su enjuiciamiento político no obedeciera a un intento de escarmiento para con él, pero también para con el resto de los funcionarios judiciales que intentaran hacerle frente al poder político en Tucumán.
En ese marco, Jaldo intentó instalar que el juicio de la Legislatura hacia Pedicone era parte del pasado, como si no fuera algo absolutamente reciente y de grandes y negativas implicancias futuras si termina siendo destituido. El camarista insistió en que la Legislatura no tiene pruebas, pero nada de eso le importa al oficialismo. Y es que el único objetivo es darle un escarmiento por haberse atrevido a denunciar al poder en nuestra provincia.
Incluso, Jaldo se atrevió a asegurar que la Legislatura no participa en absolutamente nada que tenga que ver con el juez, luego del jury de enjuiciamiento. Pareciera que se le olvidó todo lo que ha motorizado el oficialismo en contra de Pedicone a través de esa extensión del Poder Ejecutivo que es la Cámara legislativa. Y es que se trata de un poder que se maneja a manera de unicato como si se trata Tucumán de un feudo más del norte argentino.
También se atreven algunos legisladores oficialistas a decir que el camarista cuenta con todas las garantías para su defensa. Después de que fueron absolutamente parciales a la hora de atacarlo hasta con solicitadas en los medios de comunicación locales. Pero la hipocresía llega a tal grado que hasta le reclaman que no hable con los medios y que acepte que sólo en el jury de enjuiciamiento se dirima su suerte.
Evidentemente, el peronismo hace suya la expresión que supo repetir en más de una oportunidad su fundador, Juan Domingo Perón: “al enemigo, ni justicia”. Y es que lo que le están haciendo a Pedicone no es más que una puesta en escena para hundirlo, mientras que al mismo tiempo salvan al vocal de la Corte Suprema, Daniel Leiva. Y es que en Tucumán es más grave denunciar el tráfico de influencias que haber incurrido en ello.