La decisión acerca de lo que el oficialismo hará con el juez Franciso Pisa agita la división interna en el peronismo. Y es que la suerte del magistrado que sobreseyó al femicida Mauricio Parada Parejas es una papa caliente que ni Juan Manzur ni Osvaldo Jaldo quieren tomar con las manos. Y es que la pregunta que corre como reguero de pólvora por estos días es qué hacer con un magistrado cuya suerte a decidir por parte del oficialismo puede tener un costo político.
Esto se debe al hecho de que luego del revuelo que se armó tras el asesinato de la profesora de inglés salteña, Paola Tacacho, el juez Pisa, ni lerdo ni perezoso, aspira a salirse con la suya. Paro, presentó su renuncia al Poder Ejecutivo para no ser sometido a un juicio político en la Legislatura debido a que podría ser destituido y quedar impedido de gozar de una jubilación de privilegio, como la que tienen todos los jueces cuando se retiran.
En ese marco, el gobernador Manzur tiene en sus manos una de las formas de ayudar al cuestionado magistrado. Y es que si le aceptara la renuncia, el juez se jubilará con todos los honores y gozará de sus haberes sin imposibilidad alguna. Pero esto representaría un agravio a la sociedad que clama por Justicia luego del brutal femicidio de Paola Tacacho a manos de Mauricio Parada Parejas.
Justamente, el juez Pisa lo sobreseyó a pesar de que durante seis años acosó y llenó de terror a quien sería su víctima mortal. Sobre la posibilidad de que Manzur le acepte la renuncia y en la previa a un año electoral quede mal ante la sociedad habló con la prensa y aseguró que aún no tiene una decisión tomada. Cabe recordar que la madre de la docente asesinada le envió un contundente mensaje al gobernador desde su Salta natal.
Ella y su familia le suplicaron a Manzur que no le acepte la renuncia al juez Pisa porque equivaldría a una segunda muerte de su hija. Incluso, hasta la mismísima Iglesia Católica se pronunció al respecto y e instó al gobernador que no permita que funcionarios judiciales queden impunes luego del femicidio de Paola Tacacho. Pero no sólo es Manzur una de las posibilidades para el juez de zafar de su destitución.
En la Legislatura tampoco han dado lugar a los pedidos de juicio político que numerosas organizaciones pidieron para el juez Pisa. Claramente, el poder político en Tucumán le debe algunos favores al magistrado por lo que todavía no han decidido qué hacer con él. Ni Manzur ni Jaldo quieren quedar ante la sociedad como el que permitió que el juez se salga con la suya y quede impune al tiempo que gozando de una jubilación de privilegio. Sin embargo, ninguno de los dos tiene la voluntad política de sancionarlo donde más le duele, es decir, en el bolsillo. Este asunto es uno más de los que agitan las internas del oficialismo que, de cara a un año electoral, no quiere que antes de tiempo se comience a librar las batallas internas sobre la posibilidad de que Manzur continúe de alguna forma en el poder o de que sea Jaldo el que lo releve en la Gobernación y el actual mandatario sufra el exilio de José Alperovich.