La aprobación de la gestión de la pandemia de coronavirus por parte del gobierno nacional se encuentra en su nivel más bajo de la serie histórica, en coincidencia con el récord de muertes por Covid-19 producidas en un día. El rechazo social a la suspensión de las clases presenciales es mayoritario, en tanto que la pugna en torno de si las autoridades deben priorizar la economía o la salud divide a la población.
Frente a las lapidarias conclusiones que arrojan distintos sondeos de opinión pública, ¿Cuál es la estrategia de los allegados a Alberto Fernández para recrear la esperanza y revertir la fuerte caída que viene exhibiendo la labor de su gobierno? Por ahora, intentar compartir costos políticos con Horacio Rodríguez Larreta, asociándolo con un desborde sanitario que no estaría lejos, y conseguir vacunas de donde sea.
Uno de los datos más interesantes del último relevamiento realizado por la consultora Opinaia, concluido el 20 de abril entre 1050 personas de un panel online, es que la percepción sobre la evolución de la gestión ante la pandemia mejora entre quienes recibieron alguna dosis de las vacunas contra el Covid. En tal sentido, el 50% de la población encuestada tiene una opinión negativa sobre lo que el gobierno nacional está haciendo en esta materia.
Mientras el 45% mantiene una opinión positiva. Pero si se toman exclusivamente las respuestas de quienes fueron vacunados, el nivel de aprobación sube al 53% y el de desaprobación se reduce al 47%. La receta mágica parecería pasar por vacunar a la mayor cantidad de ciudadanos posible. De allí que desde el equipo de salud del gobierno nacional se haya pergeñado la idea de espaciar el suministro de la segunda dosis de vacunas para que más gente reciba la primera.
Esta estrategia, atribuible a un mezquino cálculo electoral, choca con los propios protocolos establecidos en los prospectos de algunas vacunas, como la china Sinopharm, según los cuales no deberían pasar más de tres o cuatro semanas entre la inoculación de la primera y de la segunda dosis para garantizar cierta eficacia. El millón de vacunas chinas que llegarían al país durante este fin de semana sería distribuido entre quienes recibieron la primera dosis.
Los primeros convocados serían aquellos vacunados ocho semanas atrás. Finalmente, los cálculos científicos parecieron imponerse a las especulaciones políticas. Pero serán necesarias muchas buenas noticias para que el Gobierno pueda remontar la cuesta de insatisfacción social que se advierte en materia sanitaria. La progresión sobre el nivel de aprobación de la gestión ante la pandemia es desoladora para Alberto Fernández.
En abril de 2020, el 89% de la población la evaluaba positivamente; en agosto, ese porcentaje se ubicaba en el 66%; a fines de año, rondaba el 52% y hoy se ubica 44 puntos por debajo de un año atrás, 45%. En paralelo, la predisposición de la población a vacunarse contra el Covid no ha dejado de crecer, hoy llega al 66% cuando en enero de este año, esa proporción solo llegaba al 43%.