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Contra todo: con Enzo Pérez como arquero, River ganó y escribió una noche inolvidable de su rica historia

Diezmado por un contagio masivo de Coronavirus, el Millonario venció 2 a 1 a Santa Fe; los goles, Angileri y Julián Álvarez; descontó Osorio

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Descacharreo

River escribió una página inolvidable de su rica historia. Con Enzo Pérez en el arco, otros 10 guerreros y 20 jugadores imposibilitados de jugar por un contagio masivo de Coronavirus, derrotó 2 a 1 a Santa Fe y quedó muy cerca de avanzar a los octavos de final de la Copa Libertadores. 

Los goles fueron convertidos por Fabrizio Angileri y Julián Álvarez, a los 4 y 6 minutos del primer tiempo. Osorio descontó a los 27. 

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River hizo lo que mejor podía hacer. Convirtió todo el fastidio, la frustración, el enojo y la bronca que le generaron los 20 positivos en su plantel y el hecho de salir a jugar sin suplentes y con Enzo Pérez como arquero improvisado, en energía positiva. 

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Y en la primera etapa le salió muy bien. Porque después de la curiosidad de que el volante tomó por primera vez la pelota con las manos a los 40 segundos, fue con todo a buscar el triunfo. 

En una ráfaga de 6 minutos, sacó una ventaja inesperada hasta para el más optimista. Al minuto y medio Fontana tuvo el 1 a 0. Un pase perfecto de Julián Álvarez lo dejó mano a mano. Pero el chico se apuró con el remate, le dio fuerte desde la puerta del área y la pelota sacudió la red del lado de afuera. 

Acto seguido, convencido de sus cualidades y consciente de que la mejor defensa es un buen ataque. se paró en el campo rival. Y entonces, Fontana malogró una nueva oportunidad, pero Angileri la envió al fondo de la red a los cuatro minutos, para alegría conjunta en el campo y en el banco millonario. 

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Lejos de replegarse, la ráfaga blanca y roja fue por más. A los 6, Álvarez, muy inspirado, marcó el pase, lo fue a buscar y conectó el balón de sobrepique para inflar otra vez el arco que da a la Figueroa Alcorta. El rostro emocionado de Marcelo Gallardo fue la foto que resumió ese momento, mientras sus jugadores se abrazaban otra vez. 

Pareció que Santa Fe sintió más el contexto bizarro que River. Cuando terminó de acomodarse en el campo, ya estaba 0-2. por si fuera poco, a los 12 Fontana marcó otro gol, pero en posición adelantada. 

Así y todo se arrimó al área defendida por Enzo Pérez, fundamentalmente con juego aéreo, que el habitual volante despejó con los puños, sin ánimos de complicarse. La única clara para el conjunto colombiano fue un remate desde lejos que no tenía destino de red, pero que Pérez envió al corner, por las dudas. Literalmente, en la primera etapa apenas pateó una vez al arco defendido por alguien que no es arquero. 

Consciente de que no contaba con variantes, con el paso de los minutos, el conjunto dirigido por Gallardo sacó el pie del acelerador y comenzó a regular sus energías. Santa Fe se adelantó en el campo, pero cada tanto cometió errores imperdonables para futbolistas profesionales. A los 38, Álvarez se encontró con uno de esos regalos (blooper de dos defensores, que pifiaron al intentar despejarla) y el arquero Castellanos le ahogó dos veces el grito. 

Con el 2 a 0 a favor, el único riesgo de River pasa por el cansancio de sus jugadores. Por lo expuesto en la primera etapa, el recambio era la única herramienta que tenía Santa Fe para intentar inquietar a un sereno y sobrio Enzo Pérez. 

En la segunda parte, Santa Fe aprovechó el hecho de contar con variantes para renovarse. Y entonces se plantó el campo millonario. Sin embargo, sus intentos se limitaron a enviar centros. Seguramente por mérito de una lúcida defensa local, al equipo colombiano le costó mucho animarse a patear al arco. 

Desde los 10 minutos del complemento, River tomó una decisión arriesgada pero inevitable: se refugió en su área y apostó a la juventud de Fontana y Álvarez para algún contragolpe. Y entonces el balón fue dominado por el rival. 

Recién a los 27 del complemento, Santa Fe recordó que Enzo Pérez no es arquero. Un desborde de Arias terminó con el centro atrás que Osorio empujó a la red. 

El 2 a 1 le puso dramatismo al final. Porque a pesar de todas sus limitaciones, el conjunto colombiano fue a buscar la igualdad. Mientras, Enzo Pérez elongaba cada vez que la pelota se alejaba de su arco y sus compañeros dosificaban sus energías. En el banco, Gallardo descargaba la tensión lanzando suaves bocanadas de aire inflando sus pómulos. Mientras, Fontana le pedía ayuda a Carrascal para dejar atrás un calambre en su gemelo derecho. 

Estaba claro que River podía ganarle a Santa Fe. Aun en este escenario inicialmente adverso. El asunto pasaba por abstraerse del contexto. Ridículo. Bizarro. Y a pesar de los lógicos sofocones finales, consecuencia del entendible cansancio de sus 11 guerreros, lo consiguió. 

Con este resultado, River suma 9 puntos, se trepó a lo más alto de las posiciones del grupo D y dio un paso gigantesco rumbo a los octavos de final. Sin embargo, no puede relajarse. Por un lado porque aun es una incógnita si la semana próxima podrá contar con los jugadores contagiados. Por el otro, porque el martes próximo recibirá a Fluminense (8), que después del tropiezo de local con Junior, se jugará en Buenos Aires sus chances. Al mismo tiempo, Santa Fe, ya eliminado, examinará a Junior (6), obligado a golear y a esperar una ayuda del Flu.

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