La historia oficial dice que fue la Conmebol la que decidió suspender la organización de la Copa América en Argentina. Lo hizo anoche de domingo, por Twitter y se presumía que es por la situación epidemiológica del país ante el coronavirus. Sin embargo, la decisión se debió al hecho de que fue el propio Gobierno nacional el que se lo pidió a la entidad madre del fútbol sudamericano.
Cabe mencionar que tanto la ministra de Salud, Carla Vizzotti, como su par de Interior, Wado de Pedro, habían puesto en duda este mismo domingo la realización de la competencia. La publicación de la casa madre del fútbol sudamericano sorprendió, no por la decisión, sino porque minutos antes De Pedro había anunciado que el Gobierno nacional tomaría la decisión este lunes.
De todos modos, había admitido que era “muy difícil que se pueda jugar la Copa América en Argentina. “Hoy estuve conversando con el presidente respecto de las situaciones sanitarias de las distintas jurisdicciones; estuvimos analizando en particular la situación de Mendoza, Córdoba, Tucumán, Santa Fe”, en referencia a provincias como la nuestra con un alto nivel de contagios.
Luego había agregado quien es una especie de vocero de Cristina Kirchner que recién hoy “el presidente junto con el Ministerio de Salud van a tomar la decisión. Pero, siendo coherentes con lo que venimos diciendo, que es cuidar la salud de los argentinos y argentinas, viendo que hay nuevas cepas nos parecía importante discutirlo”. Eso bastó para que la Conmebol se anticipara a bajarse antes de que la bajaran.
Ya en la mañana del domingo, Vizzotti había advertido en conferencia de prensa que la organización de la Copa América en nuestro país no estaba “definida en un 100%”. Pero también había asegurado que se seguía trabajando “como si se hiciera la Copa América”, y “la decisión final” se tomaría “en estos días”. De hecho, la entidad había evaluado los estadios de Estudiantes, de Vélez y de Boca para la disputa del torneo.
Incluso, el acuerdo incluía que el ministerio de Salud, a cargo de Vizzotti, iba a evaluar el protocolo de seguridad presentado por la Conmebol, que garantizaba una burbuja sanitaria para las diez delegaciones. El papelón del Gobierno nacional, uno más a esta altura, consiste en las idas y vueltas luego de haber visto una oportunidad de mostrarse competente en la organización de un evento deportivo en plena pandemia.
Si hasta en la última semana, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, había viajado a Buenos Aires y se reunió con el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y tras el encuentro salió optimista con la organización en nuestro país. Pero claro, no contaba con el hecho de que se dejaría doblar el brazo otra vez por el kirchnerismo que no quiere quedar mal ante la sociedad dejando cerradas las escuelas y abierta la organización de la Copa América.
