La Argentina que duele, quedó expuesta como pocas veces, luego de que ayer se conociera el informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), que se realizó a base de los datos del tercer trimestre. De allí, surge que más de 20 millones de personas no pueden acceder a todos los alimentos básicos, al sistema de salud y a la vivienda digna. Es decir, que esa cantidad de argentinos se encuentran debajo de la línea de la pobreza.
Cabe mencionar que los aumentos en las tasas de pobreza, indigencia y de desempleo se produjeron en el cuatrimestre que va desde julio a octubre de este año. Las cifras reveladas impactan por su crudeza y reflejan ni más ni menos que las consecuencias de la cuarentena pésimamente aplicada, en medio de la pandemia y de un contexto económico que ya venía en caída, en las vidas de millones de argentinos.
El relevamiento arrojó aumentos de la proporción de la población en estado de pobreza a causa de no contar con ingresos suficientes para poder comprar la canasta básica de alimentos y servicios públicos y privados. De esta manera, la pobreza aumentó del 40,8% en el año 2019 a 44,2% ahora. La cifra abarca a exactamente unos 20,3 millones de argentinos según la proyección al total de la población del país.
En lo que hace a la medición de pobreza en el caso del conjunto de los hogares, pasó de 32,1% a 34,9%. La brecha entre ambas proporciones responde a la mayor densidad demográfica en las familias con menores recursos monetarios. Estos números significan que más de un tercio de los hogares argentinos se encuentra debajo de la línea de la pobreza. El trabajo de más de 250 páginas realizado por la UCA, da cuenta de las consecuencias del aislamiento social.
Y es que la conclusión de la implementación de la política sanitaria de parte del Gobierno nacional, es que las medidas de aislamiento obligatorio adoptadas generaron una crisis de oferta y demanda de bienes, servicios y mano de obra laboral, lo cual tendió a alterar la validez de indicadores clásicos utilizados, para medir la condición de actividad, la pobreza por ingresos y las demandas de salud y educación, entre otras dimensiones.
En términos relativos, en comparación con el relevamiento de 2019, surgió que mientras la pobreza multifuncional se multiplicó por 3 en relación al aumento estimado de la población: 1,8 millones de personas versus 620.000 nuevos habitantes, en el caso de los niños y adolescentes, hasta 17 años, se multiplicó por 21, aumentó en unas 689.000 personas; en tanto en el segmento de los adultos de más de 64 años subió poco menos que la mitad, alrededor de 77.000.
La pobreza crece casi ininterrumpidamente desde 2013-2014 y evidencia un nuevo salto en el contexto de la pandemia mundial de coronavirus. Por otra parte, sobre llovido mojado, debido a que la indigencia también aumenta, afectando más a los segmentos marginales en un 24,8% e integrados de trabajadores en un 10,1% y es transversal a todas las regiones urbanas, aunque con mayor fuerza en el conurbano bonaerense con un 12%.
