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Ataque a la prensa: Periodista de nuestro medio agredida por familiares de condenados a la salida de Tribunales

La policía no está brindando protección en Tribunales a los trabajadores de prensa.

nerea hernando
Nerea Hernando
Descacharreo

Había pasado el mediodía de ayer miércoles cuando la jueza Apas Pérez de Nucci condenaba a los tres abusadores grupales de Burruyacú: 8 años de prisión para David Aranda, 10 años para Benjamín Padilla y 9 años para Hugo Décima. Apostada sobre la calle España, la periodista y fotógrafa de Tucumán Despierta, Nerea Hernando, esperaba la salida de los condenados para retratar sus traslados.

Pero cuando se aprestaba para cumplir la cobertura tras la condena, pero empezaron los gritos y las agresiones constantes de los familiares de Aranda, Padilla y Décima, en un clima de máxima tensión y ante la pasiva actitud policial. “Fuimos a cubrir la sentencia de los acusados en la causa de violación en grupo en Burruyacú. Subimos a la audiencia, luego bajamos y en la zona donde iban a salir las camionetas con los condenados rumbo a prisión había unos 30 familiares, una barbaridad”, relató.

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En esa línea, agregó que “y ahí a mí me empezaron a decir de todo y se metieron conmigo y me dijeron que por qué tenía el pelo corto y por qué vestía así, que para dónde trabajaba, que yo no trabajaba en ningún lado, todas las cuestiones relacionadas para denigrar a mi persona y a mi aspecto y después comenzaron a amenazarme con que me iban a hacer cagar y que me iban a romper los equipos y que me iba a pasar lo mismo que a la chica de Burruyacú”.

Al respecto, aclaró que “o sea que estaban prácticamente insinuando que me iban a violar y a pegar. Entonces yo llamé a las policías que estaban allí viendo todo sin hacer nada y lo único que hicieron fue ponerse delante mío y correr un poco los familiares que me estaban increpando con todo. A mí lo que me molestó fue la actitud de las policías, porque no les preguntaron a los familiares de los condenados quiénes eran ellos ni les pidieron que se identifiquen”.

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“En cambio, me preguntaron a mí como si estuviera haciendo algo ilegal y me decían acerca de en qué medio trabajaba y qué hacía allí y qué fotos quería sacar. Y después me han sugerido que me fuera porque me dijeron ´vos ya estuviste en el juicio y si querés sacar una foto ahora hacelo rápido y te sugiero que te vayas para no caldear más las cosas. Entonces yo le dije que estuve en el juicio cubriendo el hecho como los demás periodistas”, declaró.

Incluso, les recordó que ella “era libre de estar en un espacio público como la calle, que ya había sido la sentencia y que este tipo de fotos se hacen siempre y que no hay ningún impedimento legal que me imposibilite estar aquí ya que estoy trabajando y no tengo por qué estar soportando que esta gente se esté metiendo conmigo, por un lado, y por el otro, que me está amenazando y que son ellos la policía, es decir, los que me tienen que proteger”.

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“Fue entonces que la policía se alejó un poco y cuando yo me di cuenta de que los familiares me iban a hacer cagar y que la policía no me iba a defender, me dije ´bueno, estoy en inferioridad de condiciones´ y me fui con mucha rabia porque no pude hacer mi trabajo. Entonces cuando me estaba yendo, comenzaron a gritarme y a reírse y una de ellas me miraba y me sacaba fotos, ahí yo entré a Tribunales y me conmoví un poco porque en serio estaba muy asustada”, describió.

Acto seguido, Nerea expresó ante este medio que “busqué a un policía y le pedí que me acompañara por dentro de los Tribunales hacia el otro lado donde estaban apostados los familiares de la víctima de la violación en grupo para encontrarme con el resto de los periodistas. Ahí la periodista Mariana Romero me dijo que teníamos que denunciar este tipo de ataques porque no es la primera vez que se lo hacen a los periodistas”.

“No puede ser que no nos dejen hacer nuestro trabajo porque vamos a seguir cubriendo este tipo de acontecimientos, porque es lo que corresponde a nuestra labor de periodistas y no puede ser que nosotros nos estamos exponiendo y que la policía pase y no haga nada más cuando se trata de una cuestión tan evidente de violencia como la que estaba pasando y la policía a mí no me protegió y me hizo a mí las preguntas cuando a quienes tenía que identificar eran a los otros”, reflexionó.

Lo cierto es que otra vez son los trabajadores de prensa los agredidos por familiares de los condenados tras una sentencia en Tribunales. Pero al mismo tiempo, otra vez la Policía fue la que se retiró dejando al periodista solo. Esta vez le tocó a nuestra compañera de Tucumán Despierta, Nerea Hernando. Pero es algo que viene sucediendo a diario cuando de este tipo de coberturas periodísticas se trata.

El año pasado, tras dos ataques físicos a la prensa, el Estado anunció que iba a crear un corredor seguro para la cobertura periodística de sentencias. Refuerzo de personal policial en sentencias complicadas, especialmente femenino (las agresiones y los golpes provienen más de mujeres). Recorrido de la zona antes de la sentencia (los agresores suelen esperar a la prensa a la vuelta de tribunales).

Incluso, custodia a los periodistas hasta que puedan abandonar la zona en caso de conflictos (hasta nos ofrecieron llevarnos en patrullero a la casa). Sin embargo, nada de eso se cumplió. No por falta de recursos: de hecho, personal policial sobra a la hora de proteger a los magistrados de los periodistas. La verdad es que las agresiones a la prensa pueden ocurrir, es parte del trabajo. Lo que reclamamos es que, si ocurren en el edificio más custodiado de la provincia, la Policía intervenga.

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