Fue un juicio atípico. Hasta el propio juez se sorprendió por la actitud de los protagonistas. Por un lado estaba Gonzalo Márquez, un motociclista que había atropellado y matado a Elvira, una jubilada de 82 años que vivía en Necochea. En la otra punta de la sala, los hijos de la víctima esperaban una condena de cárcel efectiva para el imputado. Sin embargo, cambiaron de parecer y terminaron aceptando una pena menor para que no fuera a prisión. El llanto y pedido de perdón del acusado los conmovió y les pareció sincero. A tal punto que lo abrazaron tras finalizar la audiencia.
Consultado por TN.com.ar, Sergio Díaz, uno de los hijos de la víctima, explicó el detrás de escena de esa decisión: “Nos parecía injusto meter en cana a alguien que se había arrepentido“.
Al principio, ni él ni su hermano estaban interesados en llegar a un arreglo y esperaban que la Justicia fallara a su favor. Los dos estaban muy enojados por el accidente, que ocurrió el 4 de enero de 2015 en el cruce de la avenida 59 con la calle 50, en la localidad balnearia. Ese día, Márquez atropelló con su moto a la jubilada. Lejos de huir, se quedó con ella y esperó durante 20 horas que apareciera algún familiar en el hospital.
Antes de comenzar el juicio, a cargo del juez Mario Juliano, el abogado del motociclista les comentó a los hijos de la víctima que su cliente quería hablar con ellos. En esa conversación, el hombre les pidió disculpas llorando. “Dejando de lado la pena que le tocara, nos quería pedir perdón. Nos dijo que su vida había cambiado mucho desde el día del accidente, que tenía pesadillas y mucha culpa“, indicó Sergio a este sitio.
Para los hijos de Elvira, la actitud que había tenido el motociclista después del incidente había sido intachable. “El se quedó en el hospital para esperarnos y pedirnos perdón. Le entregó al médico una medalla que era de mi mamá. Yo no me lo crucé porque llegué un día después y empecé a reconstruir lo que había pasado”, agregó.
El pedido de disculpas de Márquez les pareció genuino y les hizo reflexionar sobre qué condena efectivamente tenía que recibir. “Uno con sus 58 años ya tiene una lectura gestual de cuando alguien te miente o es sincero. No teníamos dudas de que nos decía la verdad“, recalcó.
Fue así como aceptaron la propuesta del juez: un juicio abreviado con una pena de 3 años de prisión de ejecución condicional y una prohibición de manejar por el mismo tiempo. Todos aceptaron.
La imagen que nadie esperaba ver, sucedió. Sergio se levantó de su silla durante la audiencia y abrazó a Márquez, que no paraba de llorar. El magistrado aprovechó la oportunidad para pedirles disculpas en nombre del Poder Judicial por los casi cinco años de demora ante un caso que no necesitaba más tiempo de investigación. “Que busquemos Justicia no significa que busquemos venganza“, concluyó el hijo de la jubilada.