¡Mamá salí de acá! No me toques, no me mires”. Esa fue la llamativa reacción que llevó a Mariana a averiguar qué era lo que estaba pasando con su hija de tres años, que desde hacía un tiempo ya no quería ir más al colegio. Todo sucedió una tarde cuando volvieron del jardín en Morón, Buenos Aires, y la mujer intentó sacarle el uniforme a la criatura.“Llegó del colegio y le hice sacar el uniforme para doblarlo y lavarlo como todos los días. Ella sin querer se saca su ropa interior y yo observé algo que no me gustó y que como mamá me llamó mucho la atención”, relató Mariana en diálogo con la prensa.
Cuando le preguntó a su hija qué pasaba, la reacción de la nena fue aún más alarmante. “Ella se subió toda su ropa y me dijo: ‘Mamá, salí de acá. No me toques, no me mires”. Nerviosa, la criatura se puso a llorar. “Traté de tranquilizarla y contenerla. Cuando logré calmarla, volvimos al relato y me dijo que era un secreto; que no me podía contar porque si no la seño la iba a matar, la iba a ahorcar”.
“Es un juego, pero es muy feo y ya no quiero jugar”, le dijo la nena. Alertada por lo que estaba escuchando, Mariana le pidió que le contara en qué consistía lo que le hacía su profesora. “Le propuse que me muestre así yo le decía a la seño que no lo jugaran más. Se bajó su ropa y me mostró lo que la maestra le hacía señalando con el dedo y diciendo que lo movía”.
Eso no fue todo. “Mi hija me nombró a cuatro o cinco compañeritos más y me dijo que lo hacían en el baño. Tengo entendido que se lo hacía a las nenas y los hacía mirar a los varones”, sumó Mariana. En efecto, la mujer realizó de inmediato la denuncia y se espera que los familiares de los otros nenes sigan sus pasos en los próximos días.
El abuso ocurrió en el colegio religioso María Auxiliadora, ubicado en la localidad bonaerense de Morón, donde la maestra acusada, Florencia Sanguinetti, da clases.
“Jamás me dejaron hablar con la maestra, el colegio la protegió”, denunció Mariana. “Me llegaron a decir que mi hija nos había visto a mi marido y a mí en esa situación y por eso lo relataba”, sumó, al tiempo que responsabilizó a la directora, a la vicedirectora y a la psicopedagoga del colegio religioso y privado.
Antes de radicar la denuncia, la madre se acercó a hablar con las autoridades del colegio. “Todo el tiempo nos manipularon diciendo que no expusiéramos a nuestra hija con una denuncia. Cuando vieron que no dábamos una respuesta, nos empezaron a presionar diciendo que si no denunciábamos formalmente, ellos nos iban a denunciar a nosotros”.
La docente Florencia Sanguinetti no fue apartada de su cargo. “Supuestamente estaban aplicando un protocolo interno del cual nunca nos informaron. Pedimos que aparten a la maestra porque mi hija nombraba a otros chicos y sabíamos que no era el único caso. Ellos nos mentían en la cara y a los demás papás les decían que éramos una familia conflictiva y que queríamos un rédito económico”.
Mariana difundió el caso desde las redes sociales y puso un pasacalles frente al colegio para que el resto de los papás se enterara de lo que estaba pasando. “El pasacalles ayudó para destapar los casos de este año. Me llegaron audios y fotos. Me di cuenta de que no éramos los únicos. Una de las mamás se decidió a hacer la primera denuncia legal y ahí nos unimos todos”.